Publica «España es esto y todo lo contrario», un libro de historia no al uso
Un hombre escucha la palabra primavera y se suicida, lleva ochenta días encerrado en su casa. Se trata del último capítulo de «España es esto y todo lo contrario» (Temas de hoy, 2020), un libro de historia que comienza con la pérdida de un diente de leche antes, mucho antes, de que Miguelón muriera en Atapuerca y acaba en un futuro lejano y ficcionado. Lo firma Déborah García Sánchez-Marín (Vitoria, 1983), una historiadora nómada que vive en una furgoneta reconvertida en casa. Una casa ambulante, como si Studio Ghibli hubiera bocetado el camino.
En el universo de Sánchez-Marín se entremezclan la vida en los márgenes y la cultura pop. «Yo no quería escribir un libro de historia al uso, todos conocemos la historia de España. Quería escribir un libro en el que pudiera narrarme, sentía que los relatos de la historia oficial me dejaban fuera como mujer. A mí y a otras muchas personas, a otros muchos grupos, a los que llamamos minorías, que han formado parte de la historia, pero no han trascendido», relata desde alguna carretera sueca donde ha aparcado su hogar.
Ella busca encontrarse y por eso ha escrito un libro, ella busca encontrarse y por eso se ha lanzado a la carretera. También para poder vivir junto a su pareja. «A veces se nos olvida cuánto amor se mata por la cuestión económica», comenta tras relatar que, después de habitar ciudades distintas, decidieron juntar nóminas y pagarse un piso en San Sebastián. El dinero apenas les llegaba para cubrir el alquiler. Y decidieron dejar sus trabajos y hacerse nómadas.
Habilitaron una furgoneta blanca desde cero. Serrar, arrancar, pegar, durante meses y sin descanso. En marzo se decretó el Estado de Alarma. Y lo dejaron todo a medias, volvieron a sus ciudades. Entonces Sánchez-Marín terminó el libro en abril, en casa de sus padres, en Vitoria, en su habitación de toda la vida, mientras en la sala contigua una mujer latina cuidaba de su madre dependiente.
«Es muy importante tener en cuenta y contar las condiciones materiales en las que se trabaja. Yo he tenido suerte, he tenido el apoyo de mi familia y de toda la gente que ha estado cuidando
Confinamiento en Vitoria
Terminó el libro en abril, en casa de sus padres, en Vitoria, en su habitación de toda la vida
Vida errante
«Cuando vives en una furgoneta todos los días son iguales y es extraño», dice la historiadora