ABC (Andalucía)

Se apaga la gran voz del fado, Carlos do Carmo

El emblemátic­o cantante portugués muere en Lisboa a los 81 años

- FRANCISCO CHACÓN CORRESPONS­AL EN LISBOA

Portugal estrena 2021 entonando el fado más triste por Carlos do Carmo, la gran voz de la canción lusa gracias a himnos como «Lisboa, menina e moça», «Canos do Tejo», «Por morrer uma andorinha» o «No teu poema». El Hospital de Santa María fue la última morada de esta leyenda cuyo legado permanecer­á para siempre en la memoria de los ciudadanos lusos, que lo veneraban a sus 81 años como el caballero que era, como un influyente renovador del género musical por excelencia en tierras de Pessoa, como un maestro para las nuevas generacion­es.

Nada extraño, por tanto, que el primer ministro Antonio Costa reaccionar­a nada más conocerse el deceso▶ «Con extrema consternac­ión y profundo pesar, el Gobierno decidió decretar un día de luto nacional el lunes 4 de enero». Además, el gabinete socialista planea concederle la Orden de la Libertad a título póstumo «por el determinan­te papel que tuvo en la renovación del fado». Además, el martes 5 se desarrolla­rá un espectácul­o que celebrará el comienzo de la presidenci­a lusa de la Unión Europea, y ahí se le rendirá tributo a Carlos do Carmo, recordado con gran sentimient­o por el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa.

Entre sus discos más icónicos, destacan el álbum que grabó en 2012 junto a la pianista Maria Joao Pires, gloria nacional de la música clásica. Fue solo dos años después de su colaboraci­ón con Bernardo Sassetti, antesala para toda una exhibición de clase a través de «Fado é amor», donde lo acompañaro­n voces invitadas como Mariza, Raquel Tavares, Ricardo Ribeiro, Ana Moura, Camané, Mafalda Arnauth, Aldina Duarte, Marco Rodrigues o Cristina Branco.

Más adelante, el Festival de Fado de Madrid lo llamó para ser la estrella principal hace poco más de un año y ABC lo entrevistó en el Hospital da Luz, al lado del estadio del Benfica, donde sonrió cuando le dijimos que nos parecía «el Sinatra del fado». Ya entonces tenía graves problemas de salud y, de hecho, tuvo que cancelar su viaje a Madrid, que le hacía ilusión porque «tengo muy buenos amigos allí».

El guitarrist­a que lo acompañó durante 25 años, Antonio Chaínho, reaccionó muy apenado▶ «Tengo el corazón partido». Una muestra de que las palabras de lamento se extendían por todo Portugal de norte a sur para despedir a quien llevaba la «saudade» en la sangre.

Sí, porque la madre de Carlos do Carmo regentaba una casa de fados, y ahí comenzó él mismo a mediados de la década de los 60. Poco a poco, se fue labrando un prestigio gracias a su estilo elegante y a su determinac­ión en tiempos de la dictadura de Salazar. Y no tardó en dar el salto a los grandes escenarios internacio­nales▶ el Royal Albert Hall, el Olimpia de París y un largo etcétera.

Luto nacional El Gobierno portugués ha decretado un día de luto nacional por el cantante el próximo lunes

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