El partido de Lincoln y Reagan busca volver a sus esencias
Tras cuatro años de primacía de Trump, los líderes republicanos buscan ya un camino hacia el futuro, que pasa necesariamente por reagruparse y curar heridas durante la travesía del desierto de haber quedado alejados de todo el poder, con los demócratas instalados en la Casa Blanca y las mayorías de la Cámara de Representantes y el Capitolio. Hasta ahora, el poder unió, pero ahora ya todos son conscientes de que han tenido que pagar un precio muy alto por Trump y sus circunstancias.
Eso pasa por volver al credo republicano defendido estos días en el Capitolio por líderes del partido como los senadores Mitt Romney o Mitch McConnell o el vicepresidente Mike Pence. Lo primero y primordial es volver a ser el partido de las instituciones, del statu quo, de cuidar y conservar los cimientos de la República y la democracia moderna más veterana del mundo. Como lamentó Romney en un ensayo publicado esta misma semana, «las instituciones que forjan el entendimiento mutuo están disminuyendo». Esas instituciones son las elecciones, el poder legislativo, las cortes, o las universidades, todas atacadas por Trump en un momento u otro.
También deberá reconciliarse el partido de Abraham Lincoln y Ronald Reagan con su pasado, tras el ataque consciente y sin tregua de Trump al legado de Bush padre y Bush hijo, los dos republicanos que le precedieron. A ellos les ha criticado la responsabilidad fiscal y la defensa del libre comercio. También les ha culpado de confiar excesivamente en el poder de la diplomacia, de meterse demasiado en los asuntos del resto del mundo y, especialmente a Bush hijo, de haber abierto dos guerras que ha calificado de inútiles y caras.