Filomena viene bien a algunos
Filomena ha venido al rescate del Gobierno y sus aliados parlamentarios, quienes ven con alivio cómo la mayoría de medios concentran sus informaciones en las consecuencias del temporal y pocos dedican ya portadas a los gravísimos acontecimientos que vive Estados Unidos, y en consecuencia, esquivando el debate sobre las similitudes entre lo ocurrido allí y en España. Para poner la situación en contexto▶ el FBI alerta de posibles asaltos armados a los cincuenta capitolios de todas las capitales estatales, incluido un nuevo asalto en Washington; llamamientos a través de redes sociales para asaltar edificios gubernamentales; amenazas de alzamiento si Trump es destituido; amenazas contra el presidente electo Biden.
Mientras, Trump y los suyos guardan silencio. La mayoría de medios allí critican con contundencia lo ocurrido el miércoles pasado, responsabilizando a Trump y sus acólitos, y calificando los hechos como el acto de insurrección, sedición y violencia más grave que ha vivido el país desde el final de la guerra de Secesión. Lo que allí califican con la dureza de la realidad no dista mucho de lo que en España ha ocurrido en los últimos años▶ asedio de parlamentos (Madrid, Cataluña y Andalucía); llamamientos a la desobediencia e incumplimiento de la ley; acoso a representantes políticos, aquí conocidos como «escraches» y tildados de «jarabe democrático». Senadores norteamericanos estudian la posibilidad de expulsar a los senadores republicanos que apoyaron las provocaciones de Trump. En España, lejos de ocurrir algo parecido, quienes han promovido los bloqueos a parlamentos, la desobediencia, la vulneración de la Constitución y el acoso a representantes legítimos no solo no se enfrentan a su destitución, sino que se sientan en el Gobierno, ocupando una vicepresidencia. Allí se les llama «terroristas domésticos»; aquí, «fuerzas progresistas». Me pregunto si Yoko Ono, PérezEsquivel y Jerry Adams pedirán para Trump y los suyos el perdón y el olvido, igual que solicitaron hace escasamente una semana para los sediciosos catalanes ante el regocijo de toda la izquierda en España, incluyendo sus altavoces mediáticos.