Director General de Protección Civil
Defiende que la información meteorológica con la que cuenta España ha evitado un desastre mayor y enfatiza que aquí «falta cultura de emergencia»
Aunque lleva en pasillos ministeriales de Interior, Economía o Educación desde 1989, Leonardo Marcos se sentó como director general de Protección Civil hace un año. La primera emergencia que asaltó a este leonés de 62 años fue el incendio «terrible» que devastó la isla de La Palma. Después, llegó el Covid y eso lo acaparó todo. O casi todo, porque la época de incendios tampoco fue un paseo militar, cuenta, aunque remarca que «hubo un 30% menos». 2021 no ha empezado bien para esta dirección inscrita en el ministerio que comanda Fernando Grande-Marlaska. A la salida de la reunión que mantuvo ayer el Comité Estatal de Coordinación y Dirección (Cecod), Marcos atiende a ABC con un «dato nuevo» en el dosier▶ en cuatro días, el Estado ha arrojado 54.000 toneladas de fundentes; en todo 2020 fueron 92.000. «Da idea de la magnitud de la borrasca, pero nos queda la última milla. Esto no ha terminado».
Por eso no quiere «perder un minuto previo en hablar de declarar zonas especialmente afectadas por una emergencia» (ya no existe lo de zona catastrófica), porque antes se han de «evaluar los daños no solo en Madrid, también en Castilla-La Mancha y Aragón, o Andalucía». La «emergencia nacional» como tal solo se ha declarado una vez en este país y fue en marzo de 2020 con el estado de alarma. Marcos sí habla de afectación general por Filomena, lo que podría haber abierto la puerta a que la Administración central declarase, de oficio, esa situación.
—¿Cómo se ha vivido Filomena en la sala nacional de emergencias?
—Con una intensidad que no se había vivido ni con las DANA. Este episodio ha afectado a todo el país. El 7 de enero, la mitad sur peninsular estaba en alerta por lluvias y la mitad norte por nieve. El aviso de la Agencia Estatal de Meteorología es del 5 de enero.
—¿Sabían que iba a nevar 30 horas?
—Sí, y eso evitó una incidencia mayor, o un colapso como el de la A-6 otro enero. Nos reunimos y nos preparamos esperando a lo que iba a venir.
—¿Usted cree que la ciudadanía sabía que iba a nevar 30 horas?
—No estoy de acuerdo con que la ciudadanía no haga caso de los avisos. Hay dos cosas que mejorar tras el paso de Filomena▶ una es que, con los medios de comunicación, hemos de llegar a más gente. Somos muy prudentes a la hora de emitir alertas y muy pocas veces nos quedamos cortos. Así que si la lanzamos, como hicimos, significa que...
—¿Y para cuándo alertas a móviles como hacen otros países?
—Será en no mucho tiempo, dentro de este año.
—¿Y la segunda lección?
—Hemos de mejorar la autoprotección. Es difícil para las administraciones llegar a rincones como las aceras, la limpieza de los accesos, por ejemplo. La gente lo hace espontáneamente, pero nos falta cultura de emergencias. En Estados Unidos, un aviso de nevada así significa «todos a casa» o el cierre de empresas con naturalidad.
—¿Ha habido descoordinación entre la Comunidad y el Estado?
—No. La Comunidad de Madrid ha respondido con todo lo que tenía y hemos estado en permanente comunicación. Yo hablo varias veces al día con el responsable autonómico, Carlos Novillo.
—Entonces, ¿los medios para combatir a Filomena fueron insuficientes?
—Para una emergencia de este tipo nadie está preparado. Es imposible tener los recursos que requiere un acontecimiento que ocurre una vez cada cien años, pero el sistema está entrenado. No hay que poner el acento tanto en el número como en si están listos para actuar. Hemos podido dar una respuesta inmediata y la recuperación ha sido rápida, pero aún no ha acabado.
—¿Habría que centralizar la Protección Civil?
—Hay 1.800 planes de Protección Civil, está casi cualquier inclemencia planeada desde hace 30 años. Todos los sistemas de emergencias funcionan de manera descentralizada para acercar la respuesta a los lugares donde ocurren. Hasta Francia, que es un país muy centralista, lo organiza por regiones.