Darío Villanueva
preterida» en la dictadura. «No sé si ese revisionismo es interesado», añade González Herrán, «en todo caso, sospecho, o me consta, que algunos de esos supuestos “revisores” desconocen –o no conocen suficientemente– la obra literaria de la autora». En opinión de Aleixandre, «si la gente la lee, una serie de prejuicios que hay sobre ella serán difíciles de mantener».
«Emilia es una de las figuras más destacadas de la España moderna, y hay que decirlo»
La cuestión identitaria
Uno de los hilos conductores en las críticas a la figura de Pardo Bazán se sitúa en su relación con Rosalía de Castro y en la idea que la autora tenía sobre Galicia y su identidad como territorio. Se le imputa la defensa de una Galicia «subordinada», con una lengua rebajada a «dialecto» y un trato desdeñoso y casi misericordioso con Rosalía, una de las musas culturales del nacionalismo político. Pero ¿despreciaba Pardo Bazán al gallego como lengua?
Barreiro, en su artículo «Emilia Pardo Bazán en su tiempo histórico» consideraba que sí. «Siempre que se refiere al gallego lo hace como dialecto, como era bastante habitual en su tiempo, reservando el nombre de lengua únicamente al castellano por ser idioma oficial», y le imputa «una jerarquía en la valoración de las lenguas en cuanto capaces de generar una literatura▶ en primer lugar están las lenguas nacionales o cultas, en este caso el castellano, capaces de la gran literatura. Los dialectos regionales y el gallego sirven para la comunicación e incluso son capaces de producir una literatura pero que no entra en la calificación de culta».
Marilar Aleixandre introduce una lectura alternativa. «Hay juicios que fueron hechos en su momento por Manuel
Rexurdimento–