El secreto que el comisario de Transparencia quiso ocultar
Rodríguez mantuvo a uno de los funcionarios que iba a destituir para frenar el escándalo
Antes de Navidad, todo estaba atado. El presidente del Consejo de Transparencia elegido por el Gobierno, José Luis Rodríguez, se fue de vacaciones con los deberes hechos y las primeras piedras de su proyecto al frente de la institución ya colocadas. Aunque otros podrían decir que, en lugar de poner los cimientos, se dedicó a quitar las vigas más sólidas que tenía el organismo. Los dos funcionarios que sostuvieron al Consejo de Transparencia durante su larga etapa de interinidad, Esperanza Zambrano y Francisco Amorós, no iban a formar parte del nuevo equipo directivo.
La reorganización era «vox populi», como han recalcado fuentes conocedoras del caso a este diario. Ambos, antes de vacaciones, ya habían sido cesados, al menos en la práctica. Todo el mundo en el organismo lo sabía. Rodríguez se lo había comunicado a quemarropa a los dos antes de cerrar el año sin demasiadas explicaciones.
Y todo seguía en marcha a primera hora del miércoles, cuando Zambrano ya había sido destituida y la salida de Amorós a otro destino de la Administración era inminente. Iba a hacerse efectiva en febrero. No obstante, que se conocieran las intenciones de Rodríguez, un especialista en mantener información bajo llave –estuvo al frente de la oficina de protección de datos entre 2011 y 2015–, no agradó al presidente. Por eso empezó a maniobrar para amortiguar el golpe.
No queda muy bien de cara a la opinión pública, debió pensar este alto cargo, que el «guardián» de la Transparencia, el líder del organismo que reclama limpieza a toda la Administración y que por ende debe ser un ejemplo en la materia, purgue a los dos puntales que hicieron crecer al Consejo gracias a su impecable labor y a su pulcritud técnica. Aunque a veces,
Debería ser un ejemplo
El Consejo, además de exigir al Gobierno que sea transparente, está obligado a dar ejemplo
no pocas, sus resoluciones hubieran incomodado al poder.
El Consejo de Transparencia forma parte orgánicamente del Ministerio de Política Territorial, pero tiene independencia operativa en su trabajo. Y eso se dedicaron a hacer estos dos funcionarios durante tres años en los que el Consejo ganó presencia en una sociedad que hace apenas una década no había ni oído hablar de la Transparencia. Por no haber, no había ni una ley.
El volantazo
A media mañana, horas después de que los planes de Rodríguez trascendieran, fuentes oficiales del Consejo de Transparencia aseguraron a ABC que Amorós no estaba cesado y que, en ese momento, todavía trabajaba allí.
Sorprende que Rodríguez se tomara tantas molestias en intentar revertir su hoja de ruta cuando, al tratarse de dos funcionarios en puestos de libre designación, podría haber argumentado que iba a prescindir de ellos para contar con otros expertos que gozaran de su plena confianza. Pero lo hizo. A última hora de la tarde, redobló el pulso desmintiendo públicamente a través del perfil oficial de Twitter del organismo un cese que a primera hora de la mañana estaba hecho y que, atenazado por la presión mediática y política, decidió echar para atrás.
«Se desmiente formalmente que el subdirector de Transparencia y Buen Gobierno haya sido cesado o vaya a serlo en fechas próximas», publicó a través de este canal el Consejo intentando maquillar la maniobra en lo que estaba en su mano. Las fuentes consultadas coinciden en que, si Rodríguez hubiera podido, también hubiera dado marcha atrás en el cese de Zambrano pero claro, en esta ocasión era imposible puesto que la funcionaria ya había salido del organismo.
Queda por ver cuánto tiempo va a poder mantener Rodríguez este giro argumental de última hora. Más todavía cuando, según ha podido saber ABC, ya tenía en la agenda el nombre de las dos personas que iban a relevar a dos funcionarios especialistas que hicieron su trabajo con valentía, de manera ejemplar durante años, con escaso apoyo político y menos medios.