PRIORIDADES DE BIDEN
Desde el mismo día de su toma de posesión, Joe Biden ha comenzado a reparar los daños causados por Trump a la democracia americana. La Constitución otorga al presidente extensos poderes en política exterior y defensa. Biden los ejerce desde un Despacho Oval en las que todavía se ven los gruesos cortinajes dorados que tanto le gustan a Trump. Con el fin de recuperar el liderazgo mundial, el nuevo presidente no ha tardado en volver a los acuerdos y organizaciones internacionales abandonados por su predecesor de forma arbitraria e irreflexiva.
En el ámbito doméstico, Biden avanza en la lucha contra la pandemia y moviliza todos los recursos del gobierno federal para vacunar a cien millones de personas en cien días. Pero necesita la colaboración del poder legislativo, sin en cual no puede aprobar los estímulos suficientes que reactiven la
Biden moviliza todos los recursos del gobierno federal para vacunar a cien millones de personas en
cien días
economía. Sin embargo, el asunto prioritario en el Capitolio es el segundo juicio político a Trump. El expresidente merece ser declarado culpable de incitación a la insurrección y quedar inhabilitado para presentarse a las elecciones de 2024. Algunos republicanos apoyan la iniciativa, pero no en número suficiente.
Este juicio ocupa las agendas e impide confirmar rápidamente a los altos cargos del Gobierno y empezar a tejer consensos en asuntos mucho más urgentes. Los líderes de la mayoría demócrata en ambas cámaras se equivocarán si prolongan un proceso que mantiene a Trump en un primer plano, con su capacidad intacta de provocar divisiones. Biden es muy consciente de que solo tiene dos años en los que dejar huella, antes de las legislativas de 2023. Comparte las razones de fondo del «impeachment» pero quiere ponerse a trabajar sin demora con los republicanos moderados, por fin visibles y organizados. Sin embargo, la sombra de Trump en Washington es alargada. Tras su vergonzosa salida del poder, al anterior presidente juega al golf en Florida, como siempre aplicando sus propias reglas. Solo ha dado un paso atrás, a la espera de poder reconstruir el movimiento populista que le lleve de nuevo a él, o a uno de sus hijos, a la Casa Blanca.