El año de la pandemia se esfumaron 109.400 negocios en España
∑Si se suma el número de personas que perdieron su empleo en 2020 y el de ocupados en ERTE, el resultado es que el empleo efectivo cayó en 1,14 millones de personas
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, encendía ayer por la mañana todas las alarmas cuando dijo que las empresas tienen ya un «problema de solvencia y no solo de liquidez». Estas declaraciones esconden lo que los empresarios prevén un tsunami de cierres, especialmente pequeños negocios y autónomos, que ya en 2020 perdieron una media de 20.000 euros cada uno. Unos pudieron resistir, pero otros se vieron forzados a cerrar la persiana, cercados por el parón económico y las posteriores restricciones y confinamientos. El tejido empresarial está muy tocado y esto es lo que reflejan los datos de la Seguridad Social.
El año de la pandemia cambió la marcha de la economía global y España sufrió con más intensidad que otros países el azote del Covid-19, especialmente sus empresas. El coronavirus se llevó 109.389 negocios, según reflejan los datos de la estadística de los códigos de cuenta de cotización que elabora mensualmente la Seguridad Social, un indicador de la marcha de la actividad empresarial y también de cómo van los ingresos del sistema, ahogado por el déficit y un endeudamiento explosivo, que ya en noviembre se había disparado hasta los 85.000 millones.
El impacto del virus sobre el tejido empresarial ha tenido sus picos en los últimos meses. El parón de la economía provocó que durante los primeros dos meses de la pandemia (marzo y abril), un total de 142.000 empresas dejaran de cotizar a la Seguridad Social, un descalabro nunca visto antes en la historia. A medida que fueron avanzando las fases de desescalada por distintas partes de España, en mayo, junio y julio, la actividad empresarial comenzó a reactivarse y en este periodo la Tesorería de la Seguridad Social recuperó cerca de 55.644 empresas cotizantes. Es decir, que el sistema perdió casi 90.000 compañías respecto a las que tenía en febrero, el mes anterior a que se declarara la pandemia. En septiembre y octubre el tejido empresarial se recuperó, pero los dos últimos meses del año han sido dramáticos.
La tercera ola y la negativa del Gobierno a flexibilizar los despidos, como reclama CEOE, auguran también, según los empresarios, meses muy duros para el empleo. Ya en 2020 el mercado laboral mostró síntomas de debilidad como consecuencia de los rebrotes y una campaña navideña floja. Las compras y el turismo no ayudaron en un mes tradicionalmente bueno para el empleo. Bien al contrario, apenas creció la afiliación y el desempleo aumentó por primera vez en un mes de diciembre desde 2009. En el ejercicio se perdieron 360.000 afiliados y la evolución del empleo podría haber sido más dramática sin la protección de los ERTE, que se ha erigido durante la actual pandemia como un mecanismos para mantener un nivel mínimo de rentas para los trabajadores afectados y aliviar gran parte de los costes labora
Evolución de las empresas inscritas en la Seguridad Social
En número de empresas les para las empresas.
Si se suman los empleos destruidos el año pasado y los trabajadores en ERTE, el dato total supera los 1,1 millones de personas, el peor desde que hay registros. Hoy son poco más de 700.000 los trabajadores que siguen en regulación temporal de empleo, lejos de los casi cuatro millones que llegaron a estar protegidos por un instrumento heredado de la reforma laboral impulsada por el Gobierno del PP en 2012.
Un antes y un después
Habrá un antes y un después del 12 de marzo de 2020 en el mercado laboral español. Desde entonces se ha desandado mucho de lo avanzado en los últimos años, un revés sin precedentes de todos los indicadores económicos. Las cifras de la Seguridad Social reflejan que el número de empresas que en diciembre cotizaban a la Seguridad Social fue de 1.380.344, la más baja desde 2013, cuando la economía española seguía en recesión.
La tercera ola y los confinamientos asociados complican la situación económica y con ella la evolución para el tejido empresarial y del empleo. Como ya informó ABC, la virulencia del virus va a retrasar la recuperación y no será en 2021 cuando se produzca el rebote intenso que se esperaba hace unos meses, sino en 2022. Así lo reflejan las nuevas previsiones que han comenzado a publicar casas de análisis y organismos, y que dan por hecho que la tercera ola y las nue
1.380.344 empresas cotizaban a la Seguridad Social a cierre de 2020, el dato más bajo
desde 2013
vas restricciones y contagios atrasarán algo más el crecimiento.
BBVA Research ha sido de los últimos en sumarse a esta tesis en sus últimas previsiones, en las que mejora medio punto su estimación de crecimiento para 2020 al -11% pero empeora cinco décimas la de 2021 al 5,5%. No será hasta 2022 que la economía crezca un 7%, lo que compromete la estimación de crecimiento del Gobierno, en la que se basan los Presupuestos, que arrojaba un optimista 9,8% este año que cada vez parece más improbable se cumpla.
Blindaje de plantillas
En previsión de que la pandemia impacte con fuerza sobre la economía y en previsión de nuevos desplomes del empleo, el Gobierno ha decidido blindar las plantillas hasta el 31 de mayo. Ha logrado el respaldo de empresarios y sindicatos para hacerlo y ampliar las ayudas cuatro meses más, el mismo periodo pactado por los autónomos con la Seguridad Social para ampliar el cese extraordinario de actividad, el paro que cobra el colectivo. La prórroga de los expedientes de regulación temporal de empleo y de la prestación por cese de los autónomos costárá unos 7.000 millones de euros, de los que en torno a 5.000 millones proceden de los ERTE y cerca de 2.000 millones a la prestación de autónomos, según reconoció el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá.
La prórroga mantiene todas las cláusulas que se aprobaron el pasado septiembre, cuando el diálogo social acordó ampliar los expedientes hasta el 31 de enero, fecha en la que hubieran expirado. Esto implica que las empresas que despidan a trabajadores deberán devolver todas las exenciones y bonificaciones que hayan disfrutado durante la pandemia, muy a pesar de los empresarios que han reclamado, sin éxito, que solo tuvieran que devolver las ayudas del trabajador despedido y no de toda la plantilla.