¡Presidente, que se te amotinan!
En solo una semana, a Sánchez se le han amotinado las autonomías para ampliar los toques de queda y recriminarle los «dedazos» de las ayudas europeas. También los sindicatos, el poder judicial... y siempre Iglesias. Al menos le queda el CIS
la Generalitat de Cataluña –misma persona para una flagrante incompatibilidad– en su conciencia queda.
El segundo motín provino de los sindicatos. La izquierda sindical que patrocinó la moción de censura contra el PP es la misma que ya sabe hoy que la tasa de desempleo no es la que maquilla el Consejo de Ministros cada martes con interpretaciones engañosas de nuestra economía. No habrá reforma de las pensiones a medida, no habrá aumento del salario mínimo, y la reforma laboral será meramente cosmética... Demasiada «gente que no quedará atrás» está ya muy rezagada. Sea un aviso sindical o sea un farol, la clave de esta incipiente movilización no está en la dirección de los sindicatos, sino en sus militancia con bolsillos mermados porque la demagogia no llena las carteras.
El tercer motín incluye a comunidades socialistas que han recriminado a la ministra de Hacienda la opacidad y arbitrariedad con la que Sánchez ha decidido manejar los fondos de reconstrucción europeos cuando sean liberados para España. Frente a las quejas por el agravio que se prepara entre privilegiados y castigados, la réplica de Moncloa ha sido pedirles «que se acostumbren» y «cambien el chip». A falta de vacunas, una dosis de arrogancia y suficiencia contra la rebelión.
El cuarto motín proviene del poder judicial en legítima defensa. Europa frustró el primer intento de Sánchez de barrenar el sistema de elección del órgano de gobierno de los jueces porque el brochazo era demasiado grueso y autoritario, incluso para el PSOE. Por eso Sánchez maquinó la alternativa▶ ya que no se puede renovar el CGPJ conforme a la mayoría parlamentaria de izquierdas, que al menos se le prohíba hacer nombramientos. Y de momento, los jueces aguantan. Buena señal.
El quinto amotinado es Pablo Iglesias, al que algún dirigente socialista empieza a llamar «diosito». Sin embargo, evaluar este pulso puede conducir a conclusiones contradictorias porque se desconoce cuánto tiene de real para fracturar la coalición, y cuánto de fingido. En cualquier caso, es el motín menos relevante▶ Sánchez e Iglesias se necesitan, se sostienen y se soportan. Cuestión de estricta supervivencia. Donde no hay motines en el CIS. Allí, la nave va.