ABC (Andalucía)

PSOE-PODEMOS, SOCIOS Y RIVALES

- POR JOSÉ MARÍA CARRASCAL

«Al Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias le ocurre exactament­e igual que a esos equipos con tantos puntos acumulados que pueden ganar la Liga, sin importarle­s nada lo demás, siempre que no hagan tonterías y empiecen a perder partidos en su campo.

En este caso, las tonterías serían pelearse entre ellos»

NO podéis ser oposición y Gobierno. Tenéis que elegir», dicen que dijo Adriana Lastra, portavoz del PSOE y mano derecha de Pedro Sánchez en el Congreso, a Irene Montero, ministra de Igualdad y esposa de Pablo Iglesias, en la reunión que tuvieron para resolver los desencuent­ros cada vez más frecuentes y sonados de los dos socios de Gobierno. «¡Pero si eso es precisamen­te lo que hace tu señorito▶ atacar al PP más que gobernar, olvidando sus promesas», podía haberle respondido la ministra. Pero se limitó a negar la mayor y clavar un par de banderilla­s▶ «Nosotros no queremos ser oposición. Queremos ser Gobierno, y negociar cuanto se hace, según acordamos». Ambas tienen razón, lo que significa que ninguna la tiene del todo. Es verdad que en un gobierno de coalición decide quien tiene la mayoría. Pero no es menos cierto que debe consultar a su socio minoritari­o, al menos en los asuntos importante­s. Aunque, curiosamen­te, ambos salen beneficiad­os de sus rifirrafes. Podemos hace valer ante sus seguidores que ha logrado su primer objetivo▶ entrar en el Gobierno. Y que si toma un rumbo de izquierdas, se lo debe. Mientras Sánchez necesita mostrar al común del electorado que quien manda es él, no su segundo de a bordo, que causa pavor no ya en la derecha, sino en amplios sectores del centro, al que tarde o temprano tendrá que pedir ayuda si quiere, como ha dado a entender, dormir en La Moncloa una larga década.

Hasta ahora los roces entre ellos han sido variados, pero sin llegar a choque abierto, que no favorecerí­a a ninguno de los dos. Al revés, podría resultar letal para ambos. Han divergido en la reforma laboral de Rajoy, que Podemos quiere liquidar y tanto Bruselas como el Fondo Monetario Internacio­nal se oponen, por lo que, de momento, lo han aplazado. Tampoco en la reforma de las pensiones están de acuerdo, aunque saben que tiene que hacerse si quieren evitar su bancarrota. Algo parecido ocurre con la Monarquía, que desean meter en un marco más pequeño, bajo un control más estricto, pero, como en la fábula de los ratones, el problema está en quién pone el cascabel al gato, ya que, pese al desgaste que ha sufrido la Corona últimament­e, mayor ha sido el de los políticos. Y no hablemos de la Justicia, a la que ambos tienen ganas de convertir en un instrument­o más del Ejecutivo. Pero ahí tienen que extremar sus cuidados, pues puede salirles al paso la Unión Europea, que mantiene un pulso con los países del Este, exsúbditos de la Unión Soviética, que conservan su alergia a unos tribunales independie­ntes. El objetivo

Cuatro días después de que la Consejería de Justicia de la Generalita­t de Cataluña ordenase excarcelar a los condenados por sedición para que pudieran hacer campaña electoral libremente, la Fiscalía aún no ha recibido los informes que justifican esa decisión. Por tanto, cualquier eventual recurso que pudiera forzarles a volver a prisión sigue en el aire, y la campaña del independen­tismo avanza. Cuando quiera revertirse el disfrute de los reclusos de este tercer grado abusivo, ya será tarde. Prácticame­nte la campaña habrá concluido y el efecto victimista de ver a Oriol Junqueras y compañía haciendo «política» habrá surtido todo el efecto deseado por los secesionis­tas. Mucho se sigue elucubrand­o sobre unos indultos inminentes a manos del Gobierno, pero si algo está demostrand­o su puesta en libertad es que continúan jactándose de los mismos delitos por los que fueron condenados. Libres, sin arrepentir­se y liderando el separatism­o▶ es mucho lo que el Estado sigue dejándose ganar.

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