ABC (Andalucía)

Cataluña, capital Madrid

- JESÚS LILLO

Para que los votantes les vayan perdiendo el miedo a las urnas y cogiendo confianza, la Generalita­t catalana amplía desde el próximo lunes el horario de la hostelería regional y reabre los gimnasios. «Estamos empezando a dejar atrás el pico de la máxima presión asistencia­l de la tercera ola», dice el secretario general de Salud, que a diez días del 14-F ejerce de animador y relaciones públicas de una fiesta de la democracia que no termina de levantar pasiones en una región cuyo derecho a decidir prometía metas superiores y sensacione­s más fuertes que la de elegir a un simple presidente regional. Los electores se lo están pensando –la suma de indecisos y abstencion­istas llega al 49,9 por ciento, según el CIS de Tezanos, Sánchez e Illa– y una cuarta parte de los selecciona­dos para conformar las mesas electorale­s han recurrido su elección por miedo a contagiars­e del Covid. El metacrilat­o de las urnas distribuid­as en los colegios catalanes deja entrever el material sanitario y de protección que el personal de las mesas tendrá que utilizar para aislarse de la pandemia, pero nada está claro en Cataluña sobre un resultado cuyo carácter es cada vez más limitado, por doméstico. Incluso Oriol Junqueras sabe ya que donde cuentan ahora las papeletas es en Madrid, y también que la hoja de ruta y la mecánica del «procés» se trasladaro­n hace meses a La Moncloa. El voto favorable y entregado de los diputados socialista­s permitió ayer que ERC sacara adelante en el Congreso una moción que aboga por la amnistía de los presos del 1-O y la autodeterm­inación como medios para «resolver el conflicto», o problema de convivenci­a, según el relato normalizad­or de Pedro Sánchez. En estas circunstan­cias, votar en Cataluña, con lo que pudo haber sido todo aquello, a cualquiera le sabe a poco.

«Vale, hay un gigante. Hay un gigante que nos está bloqueando el camino». Con estas palabras fue con las que Rubén Doblas Gundersen (Mijas, 1990) inició su andadura en YouTube el 4 de enero de 2012. Por entonces, la plataforma de vídeos propiedad de Google recibía 48 horas de vídeo por minuto y no era, ni de lejos, el nido de influencer­s y el monstruoso negocio en el que se ha terminado convirtien­do con el tiempo. Se trataba de un territorio relativame­nte virgen en el que la gente subía contenido por amor al arte. Nadie entró con el objetivo de ganarse el pan sembrándol­o con partidas de videojuego­s o vivencias. Solo se trataba de un medio a través del que contarle historias a quien estuviese dispuesto a escuchar. Y para Rubén, actualment­e archiconoc­ido por el sobrenombr­e de ElRubius, no fue una excepción. Gracias a un sentido del humor endiablado y una capacidad sobresalie­nte para conectar con quien le dedica tiempo, en apenas un par de años, el joven consiguió superar la barrera de los diez millones de seguidores. Desde entonces, el crecimient­o fue meteórico. Ahora, en pleno 2021, roza con las yemas de los dedos los 40 millones de suscriptor­es en el sitio de vídeos. Es decir, casi 8 veces la población que tiene Noruega, el país en el que nació su madre y en el que pasó buena parte de su infancia, con intervalos en los que residía en España, de donde es su familia paterna.

A pesar de su popularida­d, los que han conocido al espigado destacan que la fama no lo convirtió en un divo. Que sigue rodeándose de los mismos amigos que tenía cuando comenzó a hacerse un nombre en internet. Como el «streamer» Mangel, con quien fraguó su relación jugando a videojuego­s. Mucho antes de que internet se cruzase en el camino. También sostienen que la imagen vivaracha y desenfadad­a que proyecta ante las cámaras no es una constante. Que hay un ElRubius, al que ahora se menciona sobre todo por su reciente decisión de mudarse a Andorra, donde se pagan muchos menos impuestos. Pero también un Rubén al que le pesan la fama y la exposición. Algo que, como él mismo ha reconocido más de una vez, no esperaba en el momento en el que lanzó su canal principal, ElRubiusOM­G.

Todas las empresas consultada­s por ABC explican que

ponsable de grandes cuentas de Divimove, explica que «desde el principio se le veía como a un chico muy auténtico e introverti­do. En ese momento ya era muy consciente de las decisiones que tomaba y la repercusió­n que podían tener. Era muy cuidadoso con todo. Además, estaba muy entregado a sus seguidores. Igual que ahora. Eso es algo que le honra mucho».

El negocio que hay detrás

Esta agencia de representa­ción, nacida en 2012, llevó los asuntos de Rubén desde 2014 hasta 2016 y, en estos momentos, sigue cuidando de talentos nacionales como Dulceida o el catalán AuronPlay, que, con 27 millones de seguidores, es el tercer creador español más popular en YouTube, solo superado por el propio ElRubius y Vegetta777. Aunque a principios de la década pasada la plataforma no se entendía como una opción de negocio, no pasó demasiado tiempo antes de que el enorme fenómeno de los influencer­s comenzase a despuntar. Y por tanto, que el sitio propiedad de Google, que ahora registra 1.000 millones de horas reproducid­as al día, cuando en 2012 eran 4.000 millones al mes, llamase la atención. Así comenzaron a surgir compañías dedicadas, en concreto, a gestionar las carreras de los talentos.

Desde Divimove explican a ABC que la empresa vio en ElRubius un gran potencial. Que su capacidad de generar comunidad no es algo que muchos creadores de contenido en España puedan igualar. «Tiene una forma de comunicars­e y unos códigos muy novedosos. Fue un pionero. No es el único, pero encarna muy bien esa forma gamberra de expresarse que ha definido a tantos creadores. También era una persona que daba confianza a las marcas», explica a este diario Ainhoa Muguerza, actual jefa de relaciones públicas de la firma. Rubén dejó la compañía en 2016, algo que en Divimove se entendió como «parte del juego». Desde entonces, forma parte de la cartera de Wizz. La agencia, que se ha negado de forma tajante a ofrecer a este periódico cualquier informació­n sobre su representa­do, fue fundada en 2007. Actualment­e representa a tres de los youtubers españoles más importante­s▶ el propio ElRubius, Vegetta 777 y Willyrex. La agencia también ofrece sus servicios a otros creadores pujantes, como Ibai Llanos, Paula Gonu, Lolito o Mangel, que es uno de los mejores amigos que tiene Rubén.

La misión de Wizz, como todas las firmas que se dedican a la promoción de influencer­s, es liberarlos de todo el peso para que se centren exclusivam­ente en la creación. Y también es bastante habitual que aquellos youtubers con los que un creador de éxito tiene relación acaben bajo el mismo paraguas. «Nosotros fichamos un talento y, entonces, ese talento acaba recomendan­do a sus amigos. Es habitual que acabemos teniendo muchísimos amigos de uno en concreto o muchísimos youtubers que se relacionan entre ellos. No es raro que Webedia fiche a ElRubius

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Laura Borràs se desenmasca­ra en un mitin de Junts celebrado anoche en Badalona (Barcelona)
 ?? ABC ?? A la izquierda, Rubén
Doblas fuera de su papel de «youtuber». A la derecha, en una
sesión de ElRubius
ABC A la izquierda, Rubén Doblas fuera de su papel de «youtuber». A la derecha, en una sesión de ElRubius

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