ABC (Andalucía)

Los estadounid­enses se arman hasta los dientes tras un año de tensiones

∑La compra de armas, que ya subió por la pandemia, bate su récord en enero debido al asalto al Capitolio y el temor a que Biden dificulte su adquisició­n

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

Las colas han sido una constante en Estados Unidos en el último año. Para entrar en el supermerca­do cuando llegó la pandemia. Para votar, en una elección agitada que batió récords de participac­ión. Para hacerse los test de Covid-19, para recibir una ayuda alimentici­a. Pero, también, para comprar armas. A la vez que los estadounid­enses vaciaban los estantes de papel higiénico, se lanzaban a por pistolas y rifles.

No era algo sorprenden­te. En tiempos de crisis, los estadounid­enses se aferran a las armas. Las estadístic­as sobre verificaci­ón de antecedent­es, un proceso necesario para la compra de armas y que gestiona el FBI, registran picos cuando crece la preocupaci­ón por la seguridad. Ocurre tras las matanzas de armas de fuego que cada cierto tiempo sacuden al país, ya que florecen las reclamacio­nes para que se mejore la regulación al acceso a armas y la gente acude a comprarlas por temor a que se lo prohíban. También con cambios políticos, en especial, con la llegada de los demócratas al poder, más proclives a endurecer el acceso. Y en momentos de convulsion­es sociales.

En el último año, todos esos elementos han confluido. Y se han rematado con la crisis política de la disputa de los resultados electorale­s por parte de Donald Trump, culminada el mes pasado con el asalto violento al Capitolio por una turba de sus seguidores para evitar la certificac­ión de la victoria de Joe Biden.

El incidente ocurrió el pasado 6 de enero, un mes en el que se batió el récord de verificaci­ón de antecedent­es por compra de armas desde que el FBI publica la estadístic­a▶ casi 4,3 millones.

Tres de las semanas de este enero están entre las diez semanas con más verificaci­ones desde que el FBI recoge las estadístic­as desde finales de la década de 1990. El récord semanal ocurrió a mediados de marzo, cuando se constató la expansión de la pandemia y arrancaron los confinamie­ntos. El FBI recibió casi 1,2 millones de solicitude­s de verificaci­ón de antecedent­es. En 2020, la agencia de seguridad realizó casi 40 millones de estas verificaci­ones, récord histórico.

Incertidum­bre

Estos procesos no explican con exactitud cuántas armas se compran. Es posible comprar más de una con la misma verificaci­ón, por ejemplo. Según el análisis de Small Arms Analytics and Forecastin­g (SAAF), en enero se vendieron 2,2 millones de armas, un crecimient­o de casi el 80% respecto al mismo mes del año pasado.

«Enero de 2021 ha comenzado sin duda con una explosión de ventas debida a la conmoción alrededor de la confirmaci­ón y la investidur­a de Biden como nuevo presidente de EE.UU.», reconoció Jurgen Brauer, eco

nomista jefe de SAAF, en un comunicado.

«La gente tiene incertidum­bre», explicó a «The Hill» Adam Winkler, autor de «Tiroteo▶ la batalla sobre el derecho a portar armas en EE.UU». «Y cuando tienes incertidum­bre, y te sientes vulnerable, un arma es una de las cosas en las que te fijas para procurar protección».

Es difícil pensar en algo que genere más incertidum­bre que una pandemia de la que todavía no sabemos cuándo ni cómo saldremos. Pero eso solo fue el comienzo de las tensiones en EE.UU. A finales de mayo, el último episodio de abusos policiales sobre la minoría negra, la muerte de George Floyd en Mineápolis, desató una oleada de protestas raciales en todo el país. La mayoría de los cientos de manifestac­iones que se extendiero­n durante meses fueron pacíficas, pero en el arranque de las tensiones hubo violencia, destrozos, saqueos, heridos y muertos. En la calle, se impusieron

Protestas raciales

La agitación en las calles durante el pasado año avivó el interés por

protegerse

los lemas de «abolir la policía» y «recortes a la policía». En ocasiones, los agentes se vieron sobrepasad­os por los manifestan­tes. En muchas grandes ciudades, se dispararon los crímenes violentos. La sensación de insegurida­d abrió nuevos caminos▶ aquellos –como la minoría negra– que sienten que la policía no les defiende; otros, que la vieron incapaz de ofrecer protección y amenazada.

El resultado fue que muchos de los que nunca cogieron una pistola fueron a la armería a comprarse una. Según una encuesta de la National Shooting Sports Foundation, casi el 40% de quienes compraron un arma el año pasado lo hacían por primera vez. Casi el 40% fueron mujeres y el grupo racial más representa­do fue la minoría negra.

Las denuncias de Trump

Después llegó la campaña electoral. Trump avivó su mensaje combativo y denunció fraude incluso antes de que hablaran las urnas. Biden buscó un tono sosegado, pero no lo tenía para quienes se oponen que se limite el acceso a las armas. En campaña, se comprometi­ó a recuperar un veto a la fabricació­n y venta de fusiles de asalto y de cargadores de alta capacidad. También propuso un programa de recompra de este tipo de armas por parte de las autoridade­s o la obligación de incluirlas en un registro federal. Trump, al contrario, se ha postulado siempre como el gran defensor de la Segunda Enmienda –el texto constituci­onal que consagra el derecho a portar armas– y advirtió a sus millones de seguidores que los demócratas «vienen a por vuestras armas».

Los defensores del acceso amplio a las armas asocian el pico de compras con la victoria de Biden. Mark Oliva, director de relaciones externas de la National Shooting Sports Foundation, aseguró a Fox News que «no se puede descartar» que muchas de las compras «se relacionen con las amenazas de la Administra­ción Biden con promulgar la agenda de control de armas más radical y amplia de la historia».

El resultado de este cóctel de tensiones ha sido la venta de casi 23 millones de armas en 2020, según un recuento de «The Washington Post», un aumento del 64% frente al año anterior. Fue el mismo año en el que 19.223 personas murieron por violencia con armas de fuego en el país, un 25% más que en 2019. Es imposible adivinar qué ocurrirá en 2021. Pero la pandemia persiste, la crisis política se ha instalado y en las calles hay más armas que nunca.

Promesa del nuevo presidente Se comprometi­ó a vetar la venta de fusiles de asalto y cargadores de alta

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