«Hay fallecidos sin velar en las cámaras porque todos los familiares están contagiados»
∑El sector se ha reforzado y está lejos del colapso de primavera, aunque Murcia y Valencia acusan el aumento de decesos de un 30 y un 44%, respectivamente, en enero
Enero fue el peor mes de la pandemia. Más de 900.000 contagios por Covid-19 hicieron de la resaca de los contactos en Navidad la peor cuesta imaginable. De acuerdo con el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), que elabora el Instituto de Salud Carlos III a partir de los 3.929 registros civiles españoles, se contabilizaron 8.733 muertes más de las esperadas o, lo que es lo mismo, un 22% de exceso de mortalidad. El sector funerario describe que, pese a que en ciudades como Madrid y Barcelona esta tercera batida del virus no ha provocado el volumen de cadáveres que asumieron la pasada primavera, sí está haciendo mella el agotamiento de los trabajadores. Consideran que esta vez el repunte de fallecidos ha colocado a lugares como Valencia y Murcia al borde del colapso.
«Estamos desbordados», dice a ABC Fernando Alcón, desde su empresa radicada en Sagunto. «Solo en esta área, donde otros meses de enero teníamos 100 fallecidos, éste tuvimos 200. Se ha duplicado el volumen» de fallecidos en lugares de la Comunidad Valenciana, la zona donde el impacto invernal golpea con más fuerza, con el permiso de la cepa británica, que se expande con celeridad.
Si el pasado marzo crematorios como el principal de Córdoba recibieron tráilers llenos de cuerpos desplazados desde Madrid por el impacto letal de la primera ola en la capital, esta situación no se ha repetido ahora, pero el repunte de muertos pone ahora en apuros la estabilidad del sector de las últimas despedidas en el Levante o Galicia. ritmo de cien decesos al día en la última semana. Las funerarias de la región han afrontado este incremento «con mucho esfuerzo» tras recibir la orden de la Generalitat de agilizar la recogida de los cuerpos de los hospitales. Los tanatorios mantienen las cámaras frigoríficas llenas aunque la ocupación de sus salas no se ha desbordado porque muchas familias prefieren no hacer velatorio, restringido a diez personas en las tres provincias.
«Estamos mejor preparados, sin tanto estrés y mucho más protegidos», explica Cayetana Fermín, tanatopractora de la funeraria La Esperanza de Valencia. Fermín cuenta que han llegado a tener picos de 24 servicios en una jornada y se dobla el número de sepelios habituales, motivo por el que han tenido que reforzar su plantilla con dos personas más. Situación similar a la que relata Juan Ramón Planelles, coordinador del Grupo AVS en la zona, que no recuerda nada parecido, con hasta cien funerales realizados en un día en el conjunto de la región.
Las familias esperan de media dos o tres días para incinerar a sus seres queridos ante el aumento de la demanda. Los servicios funerarios municipales han ampliado los horarios de incineraciones de 11 a 14 horas diarias. Solo el mes pasado realizaron una media de diez cremaciones cada jornada. Informa Toni Jiménez.
La situación de los tanatorios de Córdoba no se asemeja, ni por asomo, a la vivida el pasado mes de abril, cuando estas instalaciones tuvieron que asumir las incineraciones de fallecidos por Covid procedentes de Madrid. En la última semana de febrero, «sí hemos tenido que atender más servicios», explica la gerente de Tanatorios de Córdoba (TDCO), María Dolores Jiménez, pero «contamos con capacidad para muchos más». La responsable de la empresa indica que atiende una media de tres servicios funerarios al día. Entre enero y febrero la actividad ha crecido entre un 19,4% y un 25,3%. No obstante, la elevada incidencia del virus, que en la provincia supera los 828 casos por cada 100.000 habitantes, está afectando a la forma de operar en los tanatorios. Según Jiménez, «hemos tenido casos de fallecidos por Covid que tienen que esperar en las cámaras frigoríficas al no poderse velar porque todos sus familiares están contagiados». Esta relativa normalidad en el funcionamiento de los tanatorios la corroboran también desde Cecosam (Cementerios y Servicios Funerarios Municipales de Córdoba). Su gerente, Pedro Ruiz, apunta a que es cierto que han aumentado los servicios, «pero en torno a un 10% con respecto a la media de los últimos seis años». El pasado enero acabó con 108 fallecidos por coronavirus y en lo que va de febrero, 46. Informa Davinia Delgado.
En la capital de la Región de Murcia, la asociación de funerarios también habla de agotamiento. Desde esta entidad, Antonio Martínez comenta cómo se han incrementado las plantillas para hacer frente a un incremento de decesos de un 30%. En enero murieron en esta comunidad 357 personas, un tercio de todos los fallecidos durante toda la pandemia. A las funerarias les pilló con «cierta sorpresa» la contundencia del golpe, admiten.
La tercera ola está poniendo contra las cuerdas a las funerarias gallegas, aunque el portavoz de la Asociación de empresas funerarias de Galicia (Agesef), Eduardo Martínez, asegura que por el momento «no están especialmente preocupados, algo que sí ocurre en provincias como Valencia». Reconoce que están tensionados, sobre todo por el aumento de la presión hospitalaria en el área de La Coruña, algo que ya ocurrió en la primera ola. «Hay un pequeño repunte en esa área coruñesa –la zona más castigada por el virus de Galicia en este tercer envite–, pero la situación es más homogénea en toda la región este último mes», añade el representante de la asociación gallega. Confiesa que desde las funerarias se están viviendo ciertos momentos de tirantez con las familias▶ «Nosotros somos los principales defensores de que los allegados despidan a sus seres queridos, pero necesitamos que se cumplan las medidas de seguridad», tanto por el bien de los parientes, como por la protección de los trabajadores. Una situación que se agrava en el rural, puesto que allí «bien por tradición, bien porque las personas son más mayores, nos cuesta mantener los aforos». Informa Estefanía Domingo.
Frente a los picos acumulados en primavera de hasta 165 servicios por jornada, cuando la empresa municipal Servicios Funerarios de Madrid (SFM) tuvo que frenar la contratación de nuevas in