«Nunca he tenido miedo ni he pensado en la muerte»
Australia ya vibra con el primer Grand Slam del año, desplazado de su fecha habitual en enero por el coronavirus y superado el susto del positivo registrado en un hotel donde se alojan tenistas. Volvió la programación, los partidos suspendidos y también el sorteo de los cuadros del Abierto de Australia, para abrir boca de lo que espera desde el lunes hasta el próximo domingo 21 de febrero.
Rafael Nadal, que prefirió recuperarse un poco más de sus molestias de espalda y no jugó ante Grecia ni Italia de la Copa ATP, estrenará el torneo contra el serbio Laslo Djere, en el primer enfrentamiento entre ambos. A partir de ahí, el balear tendrá en Fabio Fognini, Stefanos Tsitsipas o Daniil Medvedev algunos de sus rivales más duros en el camino hacia su segundo título en Melbourne, pues Zverev, Thiem y, Djokovic, claro, circulan por el otro lado del cuadro.
Para Garbiñe Muguruza, que alcanzó la final en Australia el curso pasado y viene con muy buenas sensaciones, el cuadro tiene una primera semana de grandes retos, pues debutará contra la rusa Margarita Gasparyan, 125 del ranking, podría enfrentarse a Paula Badosa en segunda ronda y, después Angelique Kerber, Naomi Osaka o Petra Kvitova asoman por su camino en el que también está Simona Halep.
Mascarillas
La organización del torneo todavía está controlando los posibles brotes que puedan surgir en los próximos días del positivo en el hotel, pero se muestra confiada en que la respuesta que se ofreció y con la que todos los posibles afectados dieron negativo en las pruebas inmediatas sirva para cualquier eventualidad que surja durante el Grand Slam.
Eso sí, las normas del torneo contra el coronavirus quedarán supeditadas a las que dicte las autoridades gubernamentales. Hecho que se desprende de la decisión que se ha tomado en las últimas horas con el uso de las mascarillas▶ «Cuando el techo esté cerrado en cualquiera de las tres pistas habilitadas, será obligatorio el uso de las mascarillas para aficionados y trabajadores», comunicó un portavoz del gobierno. Una obligatoriedad que el torneo no contemplaba.