El Gobierno considera legitimada su estrategia para negociar con ERC
∑Los socialistas creen que las urnas han avalado la mesa de diálogo y la rebaja de la sedición, pero quieren esperar a ver cómo se asienta ERC en el Govern
La relación entre el PSC y el PSOE, y por extensión con La Moncloa están más engrasadas que nunca. En su discurso tras la victoria electoral Salvador Illa quiso agradecer el trabajo de Iván Redondo, jefe de gabinete del presidente, que ha estado en la trastienda de la campaña. Él junto a su adjunto, Francisco Salazar, estuvieron en Barcelona la noche electoral. Su relación es muy cercana con el coordinador de la campaña del PSC, Víctor Francos.
El Gobierno interpreta que su gestión y su discurso respecto a Cataluña ha sido avalado por las urnas. Y se prepara para avanzar en esa hoja de ruta. Espoleado además por la falta de alternativas a sus planteamientos una vez que consideran que PP y Ciudadanos quedan muy tocados tras sus resultados en las elecciones del 14 de febrero. «La oferta de diálogo y convivencia sale fortalecida, a diferencia de los que han apostado por la confrontación», señalaban ayer desde el puente de mando de la dirección socialista.
En ese triunfo de la apuesta por el «diálogo» los socialistas incluyen el resultado de ERC y el hecho de haber superado a Junts per Catalunya. «Está muy claro que si Junts hubiera ganado estaríamos peor», dice un importante miembro de la dirección federal.
La Ejecutiva federal del PSOE se reunió ayer con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al frente. Y al término de la misma emitió un comunicado en el que señalaba a «las derechas» como las grandes derrotadas, pidiendo a PP y Ciudadanos que revisen sus acuerdos con Vox. Pero no se refería simplemente a sus competidores nacionales, sino que en ese grueso de los derrotados incluía a Junts como «una derecha independentista que sigue ofreciendo solo división, enfrentamiento y frustración a la sociedad catalana». Mientras que celebraban tanto su victoria como el resultado de ERC▶ «Han sido dos partidos con raíces y de los de mayor solera en el sistema político catalán y español, PSC y ERC, los que han ganado estas elecciones, tanto en escaños como en votos». Lo hacía destacando que ambos «abogan por el diálogo».
En La Moncloa consideran que «todavía es pronto» para poder hablar de la mesa de diálogo, la reforma del Código Penal para rebajar las penas de la sedición y los indultos. El Gobierno entiende que su estrategia es avalada y eso incluye avanzar en los dos primeros puntos sin mayor problema. Cuestión diferente es la de los indultos. Los socialistas nunca los han defendido abiertamente, pero tampoco los han descartado. Los socialistas han preparado el terreno para un escenario favorable al asegurar que «tenemos la obligación moral de aliviar tensiones», en boca de José Luis Ábalos, y cuando recordó, aquí por boca de la vicepresidenta Carmen Calvo, que la decisión del Gobierno no tiene porqué respetar el criterio de la Fiscalía, que ya ha informado en contra de la medida de gracia.
Pero en cualquier caso se traslada la idea de que para que existan puntos de entendimiento lo más determinante es que ERC quiera retomar los espacios de negociación. Y aunque se expresan ciertas cautelas al respecto, lo cierto es que a partir de ahora el interlocutor principal del independentismo será un partido con el que el PSOE tiene una relación ya muy consolidada y con diferentes líneas de interlocución abiertas. Algo que no sucedía en 2017 con Junts.
Cuestiones tangibles
Los socialistas quieren enfocar la negociación a cuestiones tangibles como la financiación y otros asuntos presentes en la «Agenda para el reencuentro» que Pedro Sánchez le presentó a Quim Torra en la reunión que mantuvieron hace un año en Barcelona. En el Gobierno y en la dirección socialista trasladan tranquilidad. El análisis que hacen es que la legislatura está encarrilada con los Presupuestos y que la única incógnita es si ERC finalmete va a tener capacidad para desarrollar una estrategia de menos con