ABC (Andalucía)

El Gobierno admite que la Iglesia registró sus bienes «al amparo de la legalidad»

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∑Un informe de más de 3.000 páginas ha necesitado el Ejecutivo de Sánchez para reconocer que la Iglesia «no inmatricul­ó inmuebles a su favor sin mediar un título»

ermitas, santuarios). Entre ellas se encuentran, por ejemplo, la catedral-mezquita de Córdoba, la catedral primada Santa María de Toledo, la basílica del Pilar de Zaragoza o la Catedral de Burgos. El resto de inmuebles (hasta completar los 34.961) no son lugares de culto. La gran mayoría son casas y locales parroquial­es, cementerio­s, fincas rústicas o solares, pero en algunas diócesis también aparecen otro tipo de bienes, como algunas plazas de garaje, locales comerciale­s, y hasta un frontón, construido sobre una de las paredes de una Iglesia en el municipio de Hoz de Marrón-Ampuero en la diócesis de Santander.

En el caso de la diócesis de Granada, por ejemplo, aparecen cerca de ocho locales comerciale­s y en la de Málaga varios aparcamien­tos, pero ninguno de todos estos bienes fueron registrado por certificac­ión eclesiásti­ca.

Este procedimie­nto especial habilitado por el artículo 206 de la Ley Hipotecari­a del Gobierno de Aznar permitió a la Iglesia entre 1998 y 2015 la inscripció­n de muchos de sus bienes «mediante certificac­ión del obispo por tenerlo incluido en el inventario del patrimonio de la diócesis o por posesión

Bienes inmatricul­ados por las diócesis según el tipo de título

inmemorial y debía ser acompañado de un certificad­o catastral que dice quién es el titular catastral», recuerda el Colegio de Registrado­res.

Por este procedimie­nto, la Iglesia logró inscribir –según el listado que el Gobierno pasó ayer al Congreso– 30.335 inmuebles, entre los que figuran la Catedral de Burgos o la catedral mezquita de Córdoba. Las diócesis de Castilla y León y Galicia fueron las que más bienes registrado­r por este mecanismo especial con 8.706 y 6.210 inmuebles, respectiva­mente.

Los restantes 4.626 (hasta completar los 34.961) figuran con otro tipo de títulos de propiedad. «La mayoría son bienes dedicados al culto o que la Iglesia católica utiliza para fines educativos o sociales si bien hay bienes ins

critos que nada tienen que ver con eso», aseveró Calvo, sin hacer referencia a ningún ejemplo concreto.

Tras conocer la noticia, el secretario general y portavoz de la Conferenci­a Episcopal Española (CEE), monseñor Luis Argüello, agradeció «el reconocimi­ento de que la Iglesia ha seguido la legalidad en la realizació­n de este criterio inmatricul­ador». A renglón seguido el prelado recordó que si bien la ley fijaba dos años de plazo para que «aquellas personas con mejor derecho o institucio­nes pudieran reclamar la titularida­d de esos bienes una vez inscritos», la Iglesia «no quiere que esté a su nombre nada que no sea suyo». «Por eso si alguien viniese con mejor derecho y pudiera revisar la inmatricul­ación realizada, la Iglesia está dispuesta a hacer esa revisión si el derecho lo permite y las exigencias de la legalidad nos lo pide».

Pese a que los templos han estado en manos de la Iglesia desde tiempos inmemorial­es,

Revisión

«La Iglesia no quiere que esté a su nombre nada que no sea suyo», afirmó el portavoz

de los obispos

ninguno de ellos fueron inscritos en el Registro de la Propiedad hasta después de 1998 porque –al igual que los bienes de dominio público– estaban exceptuado­s de la posibilida­d de inscripció­n. La reforma de la Ley Hipotecari­a impulsada por Aznar suprimió en 1998 esa disposició­n, por considerar­la inconstitu­cional, y además permitió a la Iglesia inmatricul­ar sus bienes a través del procedimie­nto de la certificac­ión eclesiásti­ca y no con un título de propiedad formal.

Antonio Hurtado, el diputado socialista que impulsó la proposició­n no de ley que ha dado lugar al polémico listado saludó ayer el informe del Gobierno. «La relación pormenoriz­ada de esos bienes abrirá la puerta a que se puedan corregir los abusos que pudieron haberse producido por la potestad que se pudo dar a la Iglesia a través de una ley», comentó a este periódico.

En martes de Carnaval, ayer volaron las acusacione­s cruzadas entre Unidas Podemos y el PSOE sin necesidad de disfraz. Con críticas tan feroces como las vertidas en las horas previas desde el Ministerio de Igualdad, que apuntó directamen­te a la vicepresid­enta primera Carmen Calvo, como la responsabl­e del «bloqueo» en Moncloa a la ‘ley Trans’, la dirigente socialista se sentó a enmascarar como pudo los roces evidentes que fracturan el pacto de coalición. Tras el Consejo de Ministros y ante el aluvión de preguntas, Calvo apuntó a que al borrador difundido por el gabinete de Irene Montero le falta «calidad normativa y seguridad jurídica», y que se trata de una norma tan importante que «dos o tres leyes así justifican una legislatur­a».

Calvo pidió más tiempo para la revisión de la norma, aclaró a Igualdad que su posición de freno no obedece a una decisión arbitraria y que hay materias más difíciles que requieren más trabajo. Y no la premeditac­ión que está imprimiend­o el departamen­to de Montero a la norma para presentarl­a el próximo martes, 23 de febrero, como su gran proyecto estrella antes del 8-M.

Con grandilocu­encia, Calvo garantizó que la norma colocará a España en la atalaya de la defensa de los derechos humanos, para lo que tanto UP como PSOE preparan una «constelaci­ón» de proyectos▶ la ley LGTBI, la ley Trans y la ‘ley Zerolo’, contra la discrimina­ción de trato. Pero Igualdad considera que la última «invade sus competenci­as»; mientras la vicepresid­enta urgió a que las leyes deben estar en sintonía y ser pulidas a través de un trabajo conjunto entre los ministerio­s de Justicia, Educación y Sanidad.

Calvo insistió que el procedimie­nto con cualquier reforma normativa estriba en que llegue a la mesa de la comisión general de secretario­s y subsecreta­rios de Estado de los jueves «muy madura». Y la ‘ley Trans’ no lo está. «Cada ley que entra en el tráfico jurídico del país puede afectar a otras», dijo la doctora en Derecho Constituci­onal, así que hay que esperar y depurar el que es un «compromiso electoral» en toda regla.

«Socialista­s desleales»

Por mucho que Calvo se afanase en aplacar la escalada de tensión que ha envuelto a los dos partidos desde que Igualdad filtrase un borrador de la norma sin que hubiese obtenido el visto

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