Los médicos tendrán acceso al registro del
ERC y Bildu piden en el Senado que el personal de enfermería también preste la ayuda a morir
La ley de eutanasia volverá al Congreso de los Diputados antes de su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Su autora intelectual, la diputada socialista María Luisa Carcedo, considera que la redacción de la actual proposición de ley es «lo bastante redonda» como para no tener que introducir ningún cambio durante su tramitación en el Senado. Sin embargo, su grupo parlamentario en la Cámara Alta ha planteado ocho de las 264 enmiendas que deberá analizar la Comisión de Justicia en su próxima reunión.
Todavía no hay fecha para ese encuentro, pero entre las modificaciones que propone el Grupo Socialista destaca la número 245 que incorpora una nueva atribución al médico durante el proceso de la llamada «prestación de ayuda a morir». Según la propuesta del PSOE, el facultativo que trata al paciente «estará legitimado para solicitar y obtener el acceso al documento de instrucciones previas, voluntades anticipadas o documentos equivalentes a través de las personas designadas por la autoridad sanitaria de la comunidad autónoma correspondiente o por el Ministerio de Sanidad, de conformidad con el Real Decreto 124/2007 por el que se regula el Registro nacional de instrucciones previas y el correspondiente fichero automatizado de datos de carácter personal».
El texto aprobado por el Congreso de los Diputados el pasado mes de diciembre ya habilitaba al médico a presentar en nombre del paciente la solicitud de eutanasia a través «del testamento vital o de un documento equivalente legalmente». Estas voluntades anticipadas suscritas con anterioridad permiten garantizar el acceso a la eutanasia a aquellos pacientes que «no se encuentran en pleno uso de sus facultades». Sin embargo, la enmienda del PSOE confiere ahora una nueva atribución al médico al permitirle también tomar la iniciativa sobre el proceso y poder consultar por iniciativa propia esos ficheros.
Para estos casos la proposición de ley no establece ningún control específico para garantizar que realmente se está cumpliendo con la voluntad del paciente, más allá de lo suscrito en el documento de últimas voluntades. Tampoco establece, ni exige una consulta previa a los familiares.
El espíritu de la normativa es consagrar la autonomía absoluta del pa
Socios del Gobierno Presionarán para que los menores a
partir de los 16 años accedan a la nueva prestación
sociedad y a los poderes públicos.
Soñaba con una cura o un tratamiento que lograra reducir la progresión de la enfermedad. Pero la Fundación también nació con el propósito de favorecer un tratamiento equitativo con independencia del lugar de residencia y de dar una vida digna a todos los enfermos de ELA. Por eso, luchó para que hubiera unidades especializadas en todo el territorio y por que el Estado pusiera los medios necesarios para garantizar su supervivencia, con independencia del poder adquisitivo de los pacientes.
Francisco Luzón no se pronunció nunca abiertamente a favor o en contra de la eutanasia. Entendía que cada enfermo tenía derecho a tomar su propia decisión. Lo que sí defendía con uñas y dientes es que para tomar esa decidir en completa libertad un enfermo debía tener cubiertas todas sus necesidades. Para que la muerte no fuera la única salida posible.
Él eligió hasta su último aliento seguir con vida. «Hace cuatro días me estaba enviando whatsapps muy largos dándome directrices muy concretas sobre cómo hacer esto o aquello en la fundación», recordaba ayer a ABC Mónica Povedano, neuróloga del Hospital de Bellvitge y patrona de la Fundación Luzón. Siempre ha estado detrás de cada decisión.
Fortaleza mental
Una de las decisiones más difíciles a las que se enfrenta un enfermo de ELA es la de recibir respiración asistida cuando los músculos del diafragma se paralizan. La diferencia entre vivir atado a un respirador o dejarse ir. «A él le tocó tomar esa decisión hace dos años y no dudó. Tenía claro que quería vivir, hacerse una traqueostomía y conectarse al respirador. Necesitas una gran fortaleza mental para vivir así, y él siguió casi tan activo como antes, marcándose objetivos continuamente», cuenta Povedano.
Luzón deja un huella medible en la lucha contra la esclerosis lateral amiotrófica. «Hay un antes y un después desde la puesta en marcha de la fundación», dice sin dudar esta neuróloga. Aún no hay una cura, pero la atención médica de los enfermos ha mejorado en el país, se ha equilibrado. La investigación también está en marcha. Pese al Covid, que lo tapa casi todo, la investigación está en un momento ‘on fire’, dice. «Solo en mi hospital de Bellvitge hay cinco ensayos clínicos en marcha para probar nuevos tratamientos y muchos laboratorios tienen en su cartera moléculas para intentar buscar un fármaco eficaz».
María José Arregui, viuda de Francisco Luzón y vpta. de la fundación