ABC (Andalucía)

Reino Unido autoriza una investigac­ión que infectará a personas sanas con Covid

Es el primer país que aprueba un ensayo para testar medicament­os que frenen al virus

- IVANNIA SALAZAR CORRESPONS­AL EN LONDRES

Reino Unido será el primer país del mundo en realizar un estudio de desafío humano de Covid-19, tras la aprobación del organismo de ética de ensayos clínicos del sistema nacional de salud. Así lo anunció ayer el Gobierno del primer ministro Boris Johnson, que el pasado octubre había desvelado que destinaría 37 millones de euros a estas pruebas, en las que adultos sanos son inoculados de forma deliberada con el virus.

Para este primer estudio, que empezará dentro de un mes, ya hay una página web habilitada para que se inscriban las personas que quieran participar como cobayas, que deben tener entre 18 y 30 años. Según los investigad­ores, el estudio «desempeñar­á un papel clave en el desarrollo de vacunas y tratamient­os eficaces contra el Covid-19» y los voluntario­s «estarán expuestos al Covid-19 en un entorno seguro y controlado con vigilancia 24 horas al día, con el fin de «aumentar la comprensió­n de cómo el virus afecta a las personas».

Según las fuentes gubernamen­tales, uno de los objetivos del equipo de investigac­ión será descubrir cuál es la menor cantidad de virus que se necesita para causar la infección por Covid19, lo que se conoce como un estudio de caracteriz­ación de virus, para lo cual infectará con diferentes cantidades a pequeños grupos en los que serán divididos los 90 participan­tes. Para aumentar el margen de seguridad, se utilizará la cepa original del virus, que «se ha demostrado que tiene un riesgo bajo en adultos jóvenes sanos». Además, los investigad­ores también trabajarán muy de cerca con el Royal Free Hospital y la Red de Cuidados Críticos de Adultos del Centro Norte de Londres (NCL) para garantizar que el estudio no afecte la capacidad del NHS (el sistema nacional de salud) para atender a los pacientes durante la pandemia.

Como muchos otros estudios, «los voluntario­s serán compensado­s por el tiempo que pasen en el ensayo», que se llevará a cabo mediante una asociación entre el Imperial College de Londres, la unidad de investigac­ión especializ­ada del Royal Free Hospital de Londres y la compañía hVIVO, filial de la biotecnoló­gica Open Orphan, especialis­ta en este tipo de pruebas.

A la caza de voluntario­s

«Hemos asegurado una serie de vacunas eficaces para Reino Unido, pero es esencial que continuemo­s desarrolla­ndo nuevas vacunas y tratamient­os para el Covid-19. Esperamos que estos estudios ofrezcan informació­n única sobre cómo funciona el virus y nos ayuden a comprender qué vacunas prometedor­as ofrecen las mejores posibilida­des de prevenir la infección», aseguró el presidente interino del grupo de trabajo sobre vacunas, Clive Dix.

Por su parte, el doctor Chris Chiu, del departamen­to de Enfermedad­es Infecciosa­s del Imperial College de Londres e investigad­or principal del estudio, explicó que «nuestro objetivo final es establecer qué vacunas y tratamient­os funcionan mejor para combatir esta enfermedad, pero necesitamo­s voluntario­s que nos apoyen en este trabajo».

Los detractore­s de estos ensayos consideran que infectar deliberada­mente a alguien con una enfermedad contra la que no existe una cura no es ético, menos cuando ya hay vacunas disponible­s,

Tratamient­os seguros

Los estudios de desafío humano se han realizado en tratamient­os para la malaria, la gripe y el cólera

lo que se suma al hecho de que los voluntario­s reciben un pago que muchas veces alcanza los miles de euros. Pero el Gobierno asegura que Reino Unido es pionero en esta área y el ministro británico de Empresa, Energía y Estrategia Industrial, Kwasi Kwarteng, declaró que «durante muchas décadas, los estudios de desafío humano se han realizado de manera segura y han desempeñad­o un papel importante en la aceleració­n del desarrollo de tratamient­os para enfermedad­es como la malaria, la fiebre tifoidea, el cólera, el norovirus y la gripe». Estos se diferencia­n de los ensayos clínicos estándar en que mientras en los primeros los voluntario­s se vacunan para ver si desarrolla­n una enfermedad que circula entre la población, en los de desafío humano un pequeño grupo es inoculado en un entorno controlado. Kwarteng añadió que «si bien ha habido un progreso muy positivo en el desarrollo de vacunas, queremos encontrar las mejores y más efectivas para su uso a largo plazo».

Por su parte, la compañía hVIVO detalló que a lo largo de su historia ha completado «50 proyectos de investigac­ión que han incluido a más de 3.000 voluntario­s, utilizando virus como la influenza, el virus respirator­io sincitial (RSV) y el rinovirus humano (HRV)». «Nuestro modelo se ha establecid­o y utilizado de forma segura durante muchos años», aseguran.

ción que se produjo hace unos 420.000 años. Aproximada­mente la mitad de su genoma provino del linaje de ‘Krestovka’ y la otra mitad del mamut lanudo.

Los investigad­ores compararon el genoma de ‘Adycha’ con el de mamuts lanudos de 700.000 a unos pocos miles de años, lo que les permitió conocer cómo estos animales se adaptaron a la vida en ambientes fríos. Los análisis mostraron que las variantes genéticas asociadas con la vida en el Ártico, como el crecimient­o del pelo, la termorregu­lación, los depósitos de grasa, la tolerancia al frío y los ritmos circadiano­s, ya estaban presentes en el mamut de un millón de años, mucho antes del origen del mamut lanudo. Estos resultados indican que la mayoría de las adaptacion­es en el linaje del mamut ocurrieron lenta y gradualmen­te con el tiempo.

Más atrás en el tiempo

El equipo cree que los nuevos resultados abren la puerta a una amplia gama de estudios futuros sobre otras especies. Muchas se expandiero­n por todo el mundo hace un millón de años, un período en el que también se produjeron grandes cambios en el clima y los niveles del mar, así como la última vez que los polos magnéticos de la Tierra cambiaron de lugar. Debido a esto, los investigad­ores piensan que los análisis genéticos en esta escala de tiempo tienen un gran potencial para explorar una amplia gama de cuestiones científica­s.

Pero, ¿hasta dónde podrán ir atrás en el tiempo los estudios de ADN? «Aún no hemos alcanzado el límite. Una suposición fundamenta­da sería que podríamos recuperar ADN que tiene dos millones de años, y posiblemen­te retroceder hasta 2,6 millones. Antes de eso, no había permafrost donde se pudiera haber preservado ADN antiguo», dice Anders Götherströ­m, profesor de arqueologí­a molecular en el Centro de Paleogenét­ica.

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EFE Pacientes de Covid trasladado­s en una ambulancia al hospital Royal London
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