UNA INICIATIVA LEGISLATIVA POPULAR
Pablo Hasel «se solidariza con los heridos y detenidos, y su mensaje es que se tiene que apretar más». Fin de la cita. La abogada del delincuente en serie, encarcelado el pasado martes, fue ayer la encargada de dar el pregón del día grande de las fiestas de la libertad de expresión, celebradas en toda España bajo el reclamo del amplio programa de actividades lúdicas –quema de contenedores, asalto y saqueo de locales comerciales, pruebas de resistencia de escaparates, disparo a la Policía, lanzamiento de adoquines y pintura al fresco– que caracterizan estos liberadores certámenes de progreso. Horas antes de que los antisistema volvieran a las calles –vigilados muy de cerca por la Policía Nacional en Madrid, y de lejos y sin tanta presión en Barcelona, como exige la camaradería decretada por la Generalitat–, la presidenta del Partido Socialista insistió en el equívoco, tóxico y precocinado, que legitima estas razias al asegurar que el Gobierno tiene previsto realizar modificaciones en la legislación «que fortalezcan los derechos de expresión, de libertad, de manifestación». El presunto déficit democrático que los vándalos utilizan como excusa para imponer su ley y amedrentar a la sociedad llega a la sede del PSOE, altavoz y franquicia de la Moncloa. Si todo lo que hubo en la Cataluña del ‘procés’ fue un problema de convivencia, lo que tenemos delante y en llamas no es más que una iniciativa legislativa popular (ILP). Cambiar una ley después de todo esto y como consecuencia de todo esto es lo que definitivamente nos va a hacer más fuertes, y no el Covid. Otro apretón y ya estamos.
Un manifestante destroza el escaparate de una tienda, ayer en Barcelona