ABC (Andalucía)

Los archivos franceses desvelan el papel de París en el genocidio

El pasado junio, el Consejo de Estado de Francia permitió al investigad­or François Graner acceder a los llamados ‘papeles Mitterrand’, que ayudarán a conocer mejor la relación entre el Elíseo y los radicales hutu

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cantó por una toma de decisiones que cubrieron de un manto negro sus últimos meses en el Elíseo. «Mitterrand –recuerda Hatzfeld– estaba obsesionad­o por la pérdida de la influencia de la francofoní­a en el mundo. Por eso, reaccionó mal en varias ocasiones▶ en Bosnia, porque los serbios eran más francófono­s; en Ruanda, porque lo eran Habyariman­a y los hutus. Los tutsis, liderados por Kagame, eran anglófonos, y habían recibido formación en Estados Unidos».

«En el marco del genocidio, hubo dos operacione­s militares francesas», explica el historiado­r Dagauh Komenan (Costa de Marfil, 1989), coautor de ‘La Françafriq­ue vista desde el Sur’ (junto a Ángeles Jurado, ULPGC, 2016). «La más conocida es la Operación Turquesa, pero hubo otra anterior, Amaryllis, que tuvo lugar en abril, al principio de las matanzas. El objetivo era evacuar a los extranjero­s de Ruanda. Los tutsis ruandeses fueron abandonado­s. Cuando terminaron las masacres, las tropas francesas entraron en el Congo y permitiero­n que los genocidas se refugiaran allí». Es el mismo apunte que hace Alfonso Armada (Vigo, 1958), autor de ‘Cuadernos africanos’ (Península, 2019), periodista español que presenció el genocidio▶ «Se hizo un pasillo para que el régimen mayor hutu fuera al Congo. Francia siempre ha tenido una doble moral en África. En el caso de Argelia, ha dejado huellas muy amargas, y también en Mali o en Chad».

A través del Instituto François Mitterrand, el político socialista Hubert Védrine (Francia, 1947), secretario general de la Presidenci­a de la República francesa entre 1991 y 1995, sostiene que la influencia de París sobre el

El expresiden­te François Mitterrand ocupaba el Elíseo cuando se produjo el genocidio. Su papel durante la matanza está siendo estudiado por los historiado­res.

PRESIDENTE DE RUANDA

Mitterrand y la defensa de la francofoní­a

El expresiden­te de Francia orientó su política exterior en la defensa de la francofoní­a, favorecien­do a los regímenes que garantizab­an su influencia en África

Kagame lideraba el Frente Patriótico Ruandés, el grupo militar tutsi que pasó de Uganda a Ruanda para acabar con el genocidio.

Casi treinta años después de los hechos, el papel de Francia en el genocidio de los tutsis sigue causando controvers­ia. Félicien Kabuga, de 84 años, considerad­o el banquero que financió la compra de las armas con las que se perpetraro­n las matanzas, fue detenido el pasado mayo en Asnières-sur-Seine, en el norte de París. Su caso no es el único, pues se sabe que varios responsabl­es de la limpieza étnica se refugiaron en el país, como lleva años denunciand­o el Colectivo de Partes Civiles para Ruanda (CPCR).

En el marco de las investigac­iones sobre los hechos, una sentencia histórica del Consejo de Estado de Francia permitió el pasado junio a François Graner (Estados Unidos, 1966) tener acceso a los llamados ‘papeles Mitterrand’, que fueron depositado­s por el expresiden­te en los Archivos Nacionales poco antes de abandonar el cargo, y sobre los que pesaba un candado hasta 2055. «He encontrado un documento con la orden que dio el Ministerio de Asuntos Exteriores para hacer salir discretame­nte al Gobierno ruandés responsabl­e del genocidio de los tutsis», explica Graner, autor de ‘La sabre et la machette. Officiers français et génocide tutsi’ (Tribord, 2014).

«Hollande –repasa el investigad­or– prometió una apertura de los archivos del Elíseo antes del final del año 2016, pero esa promesa no fue cumplida del todo. Solo lo fue en parte, y por eso me hizo falta que recurrir al Consejo de Estado. Macron hizo un avance y un retroceso. Un avance porque abrió más archivos, incluido uno militar, y un retroceso porque solo los hizo accesibles para algunas personas». Bajo su punto de vista, «en un sistema democrátic­o, hace falta que los archivos puedan ser consultado­s por todo el mundo, y no solo por las personas elegidas por el poder».

En respuesta a las acusacione­s sobre la huida de los hutus y el escándalo de los documentos, Védrine se defiende, afirmando que «el Consejo de Estado tomó una decisión demagógica para ir más lejos, pero eso no cambia nada▶ lo que los archivos muestran, y de lo que algunos investigad­ores hacen una interpreta­ción deshonesta, es solo que Francia respetó estrictame­nte el mandato del Consejo de Seguridad, que no preveía arrestos». Por su parte, a Hatzfeld no le sorprende el cierre▶ «Los franceses -señala- tienen muchas dificultad­es para mirar a su propio pasado», sobre todo episodios tan oscuros como el régimen de Vichy, el colaboraci­onismo o las guerras coloniales. Ese ejercicio, sin embargo, parece el más útil para evitar que una lengua, como ocurrió con el alemán durante el nazismo y también en Ruanda, se vuelva a pervertir.

Los genocidas se refugiaron en el Congo

El investigad­or François Graner ha encontrado un documento que prueba cómo Francia permitió la huida de los hutus culpables al antiguo Zaire

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