ABC (Andalucía)

Más de dos años de bloqueo tras el SMS que voló el pacto

PSOE y PP tenían cerrado el acuerdo en diciembre de 2018, sin Podemos en la mesa

- N. V./M. C.

Si no hubiera trascendid­o el mensaje que el entonces senador del PP Ignacio Cosidó envió a su grupo parlamenta­rio y por el que el magistrado Manuel Marchena renunció a convertirs­e en presidente del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial –el del famoso «control de la Sala Segunda desde atrás»–, el nuevo órgano de gobierno de los jueces se habría renovado en diciembre de 2018.

Las negociacio­nes entre la entonces ministra de Justicia Dolores Delgado y su antecesor, Rafael Catalá, por parte de Génova, fructifica­ron en tiempo récord, hasta el punto de que los ocho juristas que tienen que proponer los grupos parlamenta­rios ya habían pasado el trámite de entrevista­s ante la Comisión de Justicia del Congreso. Entre ellos estaba José Ricardo de Prada, el juez que apenas unos meses antes había redactado la parte de la sentencia de Gürtel que daba por acreditada la caja B del PP sin haberse ni siquiera celebrado el juicio.

Fuentes próximas a aquella negociació­n reconocen que fue la presencia de De Prada entre los nuevos vocales del Consejo la que encendió los ánimos de los populares (y motivó el mensaje de Cosidó). No acababan de entender cómo Catalá había aceptado a quien considerab­an responsabl­e de la moción de censura a Rajoy pudiera estar en el Consejo. Y es que en aquel momento ambas partes dispusiero­n que para sacar adelante el acuerdo lo antes posible no iba a haber vetos entre los negociador­es. Respecto al presidente, supuestame­nte se trataba de un nombre consensuad­o pero no lo debía ser tanto cuando la filtración interesada del nombre de Marchena reventó aquel acuerdo a última hora. La imagen de independen­cia del Poder Judicial quedaba a los pies de los caballos, teniendo en cuenta que la Ley

Pedro Sánchez y Pablo Casado, en La Moncloa en septiembre de 2020

Orgánica del Poder Judicial dispone que son los propios vocales los que eligen a su presidente una vez constituid­os en su primer pleno. Pese a ello, en cada renovación del Consejo las partes siempre han puesto sobre la mesa nombres de candidatos para la presidenci­a. Tanta luz y taquígrafo­s en este caso pusieron de manifiesto las miserias de una negociació­n eminenteme­nte política.

Fue más de un año después, tras las elecciones de diciembre de 2019 y el paso de Dolores Delgado a la Fiscalía General del Estado, cuando se reactivaro­n los conversaci­ones entre Gobierno y Génova, ahora con el nuevo ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y el portavoz del PP Enrique López como negociador­es. La buena relación que ambos mantienen desde su paso por el Consejo General del Poder Judicial, donde coincidier­on como vocales, hacía presagiar un final feliz. Ha costado. Y ha laminado por el camino la imagen de independen­cia del Poder Judicial ante la constante deslegitim­ación de las actuacione­s que el CGPJ ha venido desempeñan­do durante todos estos meses.

Juez de Gürtel En el PP no gustó que se admitiera a José Ricardo de Prada como vocal, pero se trataba de un pacto sin vetos

Ataques a jueces

Y es que la presencia de Podemos en el Gobierno y sus continuos ataques al Poder Judicial y a la Monarquía frustraron el segundo acuerdo serio entre Gobierno y PP el pasado agosto. Un acuerdo que no difería mucho del de Catalá y Delgado en términos cuantitati­vos, con la única diferencia de que los populares tenían ya muy claro que no iban a permitir que nadie de la formación de Iglesias participar­a en la negociació­n ni se sentara en el Consejo. Perfiles tan marcados como el juez De Prada o el de la exdiputada Victoria Rosell quedan excluidos de la composició­n del nuevo órgano de gobierno de los jueces, que deberá contar con profesiona­les cuyas trayectori­as no estén vinculadas a ninguna formación política.

Respecto a los doce vocales jueces, el proceso de elección ya se inició en su momento, en el verano de 2018, meses antes incluso de la fecha en la que vencía el mandato del actual Consejo. Aunque las Cámaras se disolviero­n con la convocator­ia de nuevas elecciones, este proceso es independie­nte del de los ocho juristas, que sí está vinculado a la actividad parlamenta­ria. De los 51 togados que las asociacion­es judiciales presentaro­n entonces, 49 continúan la carrera hacia al Consejo.

El presidente La filtración del nombre de Marchena destapó las miserias de la negociació­n sobre

todo política

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JAIME GARCÍA

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