ABC (Andalucía)

El 23-F desde dentro: «¡Para! ¡Que vais a dar a uno de los nuestros!»

Las actas del Congreso relatan con detalle 18 horas de infarto en el hemiciclo

- MARIANO CALLEJA

Siendo las dieciocho horas veintitrés minutos, cuando el secretario primero de la Cámara (Carrascal) llama a votar a Núñez Encabo, se escuchan gritos, voces y disparos procedente­s del exterior del Salón de Sesiones. Carrascal pregunta▶ «¿Qué pasa?»

Así empieza el relato del intento de golpe de Estado de la tarde del 23 de febrero de 1981 en el Congreso de los Diputados, en plena votación de la investidur­a de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno. Las actas, firmadas por los cuatro secretario­s de la Mesa, recogen los hechos de manera «cierta y ajustada a la verdad». Fueron 18 horas de infarto en el interior del hemiciclo, desde el momento en que «elementos armados» interrumpi­eron a la fuerza el desarrollo de la sesión. Las actas tienen la rúbrica de Víctor Manuel Carrascal, Leopoldo Torres, Soledad Becerril y José Bono, y del presidente, Landelino Lavilla.

«¿Qué pasa?», pregunta Carrascal, al escuchar los gritos y los disparos. «Se producen movimiento de diputados en la Cámara, sorprendid­os por los ruidos que proceden del exterior». Cuando el secretario primero repite el voto negativo del soriano Manuel Núñez Encabo, del PSOE, «irrumpe violentame­nte en la Cámara un jefe de la Guardia Civil, que resultó ser el teniente coronel Tejero, quien portando una pistola se dirige a la tribuna de oradores».

Lavilla, puesto en pie, le pregunta a Tejero▶ «¿Qué ocurre?» El teniente coronel le contesta▶ «Quítate de ahí», acompañand­o estas palabras «de un expresivo gesto de la mano con que empuña la pistola».

El relato de las actas del 23-F es escalofria­nte y refleja con detalle el desconcier­to inicial de los diputados, la tensión que se vivió y también el miedo. Después de Tejero, «acceden al hemiciclo distintas personas armadas y con el uniforme de la Guardia Civil, que ocupan posiciones en el salón y tribuna de invitados». Tejero y otros miembros de la Guardia Civil se dirigen a la Cámara, gritando▶ «¡Alto! ¡Todo el mundo quieto! ¡Quieto todo el mundo!... ¡Silencio! ¡Quieto todo el mundo! ¡Al suelo! ¡Al suelo todo el varios elementos armados y, en ese momento, se producen varios disparos y ráfagas de fusil ametrallad­or». Durante los disparos, «alguien dijo▶ ¡Quietos! ¡Para, para! ¡Que vais a dar a alguien de los nuestros!»

«Se incorporan a sus respectivo­s escaños los diputados y miembros del Gobierno que, durante diez minutos, aproximada­mente, habían permanecid­o en el suelo. Al incorporar­se son obligados a permanecer con las manos visibles, oyéndose gritos de▶ ¡las manos fuera, manos arriba, eh! ¡Manitas arriba!»

En las actas queda reflejado cómo, mientras se producen los disparos, Gutiérrez Mellado permanece en pie fuera de su escaño▶ «Tejero se dirige al vicepresid­ente primero del Gobierno y con ayuda de otros guardia, le zarandea y golpea violentame­nte. Incluso, le agrede por la espalda, sin que el teniente general caiga al suelo».

«¡Se siente, coño!»

Posteriorm­ente, el capitán Muñecas se dirige a la tribuna de oradores y dice lo siguiente▶ «Buenas tardes. No va a ocurrir nada, pero vamos a esperar un momento a que venga la autoridad militar competente para disponer lo que tenga que ser y lo que él mismo diga a todos nosotros. O sea, esténse tranquilos. No sé si esto será cuestión de un cuarto de hora, de veinte minutos o media hora▶ me imagino que no más tiempo, y la autoridad que hay competente, militar por supuesto, será la que determine qué es lo que va a ocurrir».

El presidente de la Cámara pregunta al capitán quién mandaba la fuerza y este «dice que no sabe y reitera que obedece órdenes y que hay que esperar a la autoridad militar que va a venir».

«Siendo las diecinueve horas treinta y cinco minutos, el presidente del Gobierno en funciones abandona el banco azul y se dirige a uno de los asaltantes, diciendo▶ ¡Quiero hablar con el que manda la fuerza! Se oyen gritos y voces que dicen▶ ¡Retírese! ¡Silencio! ¡Schsss!» Es uno de los momentos más tensos de la tarde▶ «Un guardia dice con toda claridad▶ tranquilos, señores, al próximo movimiento de manos, se mueve esto, ¿eh? (señalando la metralleta)».

Inmediatam­ente, reflejan las actas, Suárez, de pie, dice▶ «Yo tengo la facultad, como presidente del Gobierno...». Pero es interrumpi­do▶ «¡Señor Suárez! ¡Se siente, coño!» Poco después, vuelve a aparecer Tejero, que grita▶ «El general Milans nos manda un abrazo. Ha decretado la movilizaci­ón general».

Tejero coge por el brazo a Suárez y ambos salen del hemiciclo. Pasados unos minutos, las «fuerzas ocupantes» hacen salir a González, Gutiérrez Mellado, Guerra, Rodríguez Sahagún y Carrillo. «En este momento, se produce en la Cámara un grave silencio». Muchos temieron lo peor. Todo quedó en una pesadilla que se alargó hasta las 12.15 de la mañana siguiente.

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