El refugio hippie de los tres niños finlandeses en la Alpujarra de Granada
Este oasis, en una zona de difícil acceso, atrae a una avalancha nómada de Europa
Órgiva, municipio de la Alpujarra de Granada de unos 6.000 habitantes, tiene un problema con la proliferación de asentamientos hippies. Ocupan espacios del Parque Natural de Sierra Nevada para formar comunidades que degradan el espacio y donde nadie sabe quién viene ni va. Algunas veces viendo cómo las autoridades intervienen para llevarse a personas con órdenes internacionales de detención por delitos tan graves como el asesinato. Viven al margen de la ley. «Sí, pero una cosa son los asentamientos y otra es Beneficio», dice Ana, una de las camareras de la cafetería de la panadería junto a la Iglesia. Beneficio es el asentamiento donde la Policía encontró la semana pasada a tres niños finlandeses reclamados por un juzgado de su país. Llevaban allí diez días refugiados con su madre. Finlandia pedía retirarlos por una denuncia de desamparo y posible riesgo formulada por su abuela materna.
Esta comuna no es otro asentamiento más de caravanas. «Los hippies de Beneficio son bienvenidos, pero los otros no. Los de los asentamientos crean problemas y vienen pidiendo. No aportan nada», remarca la compañera de Ana en la cafetería. De hecho, Beneficio ha denunciado estos grupos de caravanas al Ayuntamiento de Órgiva, al de Cañar y a la Junta de Andalucía por el daño medioambiental que generan en el entorno y los problemas que crean. Denuncias con registro de entrada entre mayo y junio de 2020 que no han tenido efecto hasta el momento.
Beneficio es un oasis natural, que sus habitantes quieren preservar de esta avalancha nómada. Está ubicado entre Órgiva y Cañar, situada en un pequeño cañón de la Alpujarra en pleno Parque Natural. Primero hay que conducir, desde la carretera, unos minutos por un camino de tierra lleno de socavones, luego cruzar un parking lleno de caravanas (uno de los cuatro asentamientos problemáticos y denunciados), para después subir a pie, hacia la montaña unos 200 metros. Se hace por un camino cruzado por arroyos, en cuyo final se encuentran la «biblioteca de la frontera», para seguir hasta el Tipi donde una señora prepara un ritual para el viernes. Ese es el centro de la comunidad, donde se toman todas las decisiones en consenso y sin líderes. La última gran consulta fue entregar a los niños finlandeses de entre trece y cuatro años a las autoridades.
En uno de los huertos está Edgar Thompson, que es uno de los arrendatarios de este terreno desde hace 30 años para fundar esta comuna en la que viven 150 personas de 37 nacionalidades. Allí se guarda la memoria de dos habitantes difuntos (un japonés y un inglés). «Aquí no puede vivir más gente. Los recursos que hay son para esa población. No puede haber más personas porque habría problemas», dice este peruano, que en otro tiempo fue miembro del Consejo de Medioambiente de Perú y profesor de universidad.
Desde el Consistorio no se les da ningún tipo de servicio. «No tienen conexión de agua, luz o saneamiento», confirma José Miguel Herrera, teniente de alcalde de Órgiva. Sin embargo, en la comuna el agua emana de siete
Sin agua ni luz Viven en casas prefabricadas o yurtas con sistemas sostenibles y huertos ecológicos
Devolución
fuentes naturales, la electricidad se obtiene por sistemas eólicos o placas solares, los servicios son secos, divididos en dos partes para hacer compós, sin usar agua para retirar las heces. Las casas son prefabricadas, pequeñas construcciones, tiendas de campaña o yurtas como las de los antiguos mongoles por ser más resistentes a los seísmos. Siempre hay un huerto y el centro de la vivienda está ubicado en el exterior en contacto con la naturaleza.
En otro tiempo hubo una escuela «libre», fundada por dos profesores de la Universidad de Oxford. «Dos tercios de los alumnos eran de fuera de Beneficio. Se tuvieron que ir y fundar un centro en una aldea abandonada. Ahora los niños van al colegio de Cañar. Más de 100 alumnos de aquí se han escolarizado desde entonces», remarca Thompson. Sus comadronas también fueron demandadas en una zona de Granada donde los partos se hacían en las casas. «Una hermana es la que está en la Escuela de Comadronas de Los Cigarrones», señala orgulloso Edgar Thompson, mientras explica el proyecto de lo que va a ser la nueva casa de la comunidad con zona de juegos, talleres y hasta sauna.
Desamparo de menores
Allí, acogieron a una madre finlandesa cuando pidió refugio a primeros de febrero con sus tres hijos. «Ella no quería vivir aquí, ni se escondió. Sólo pedía ayuda para regularizar su situación en España y poder llevar a sus hijos al colegio», asegura Ina, que rehúsa dar su apellido, pero que explica la historia trágica de esta madre después de ser una de las que la ayudó. La mujer tuvo problemas para sacar a sus tres hijos adelante en Finlandia, además con la complicación de los problemas de asma de su hija de 10 años. Así, decidió prostituirse de forma legal seis meses para ganar dinero suficiente para venir a Andalucía. Buscaba una zona donde el clima fuera más favorable para el asma.
En la comuna explican que la abue
los pequeños, que con su madre se habían ocultado por miedo en el monte. Sobre la madre no pesa ninguna orden ni tiene nada pendiente con la justicia, según fuentes de la Policía Adscrita. El peruano hizo sonar la concha ocho veces en señal de parlamento en la comunidad. Los policías y este vecino de Beneficio explicaron lo que ocurría en el Tipi. Así, el grupo votó a favor de entregar a los niños. La progenitora solo solicitó poder acompañar a sus hijos al lugar donde iban a ser entregados.
De vuelta a Finlandia
Fueron cinco horas de intervención, en la que la madre salió de su escondite y llamó a sus hijos, como narra la Policía Local de Órgiva que participó en esta intervención. «El pequeño tenía tanto miedo, que se ocultó debajo de un puente de madera. Estuvo tres horas allí. No salió hasta que no lo llamó su madre», afirman fuentes de la intervención, que dicen que finalmente la madre y sus hijos fueron conducidos a un lugar de mediación.
Los niños quedaron bajo el servicio de protección de menores, a la espera de su extradición a Finlandia, donde desde Beneficio se teme que acaben en un orfanato. El pasado miércoles se firmó la orden de vuelta a su país. La madre está en Granada capital en un piso de acogida, luchando por volver a ver a sus hijos y rehacer su vida.