ABC (Andalucía)

El PSOE impone a Podemos el veto al 8-M para cerrar en Semana Santa

∑La Moncloa frena los actos de la marcha central con el ‘síndrome de 2020’ y para impedir que le salpique una cuarta ola. El Día de la Mujer se resolverá en el juzgado

- ÉRIKA MONTAÑÉS/ SARA MEDIALDEA

No puede celebrarse el 8 de marzo en la calle y cerrar al tiempo las autonomías en Semana Santa. Esta es la incongruen­cia que, esta vez, no ha querido cometer La Moncloa; el Gobierno ha decidido que el criterio de Sanidad impere sobre otras considerac­iones e ideologías. No fue casualidad que ayer la Comisión de Salud Pública refrendase limitar la movilidad el próximo periodo festivo, contando con el plácet de las comunidade­s, y al tiempo la Delegación del Gobierno en Madrid comparecie­ra públicamen­te para retractars­e en su decisión de permitir las marchas que los próximos días 6, 7 y 8 de marzo celebrasen el Día de la Mujer con respeto a las normas de seguridad. Pero si el 8-M de 2020 se recordará por la imprudenci­a de celebrarlo en plena primera bocanada letal del virus, este de 2021 lo hará porque serán la Justicia (el Tribunal Superior de Justicia de Madrid) la que acabe resolviend­o si se puede o no reunir el feminismo en varios puntos del centro de la capital.

Que Sanidad mantenía un vívido pulso con Igualdad lo había dejado más que claro la titular del ramo, Carolina Darias, que al final se ha impuesto –con la aquiescenc­ia del presidente, Pedro Sánchez– a la facción de Unidas Podemos, que sí alentaba a las mujeres a marchar el próximo lunes por su Día Internacio­nal. Darias remarcó que «no ha lugar» al 8-M justo cuando se pedía ser más contundent­e en Semana Santa a las comunidade­s, incluso a aquellas que, como Madrid, estaban (y están) dispuestas a abrirse a la movilidad entre regiones en el periodo festivo.

El Gobierno rebajó las ínfulas de Podemos y marcó que, frente a la Navidad y el componente emocional que tenía celebrar el fin de año con los seres queridos, en esta ocasión no se repetiría el ambiguo mensaje y se cerraría. Fuentes socialista­s consultada­s por ABC indican que no podían permitir verse salpicados por las consecuenc­ias de una cuarta ola, aunque fuera más tibia en longitud y virulencia que el resto, con la confluenci­a de varias mutaciones del coronaviru­s en territorio nacional y siempre con el ‘síndrome del 8-M’ anterior –el de 2020 convertido en un superfoco de contagio–, metido en vena.

Sanidad apercibió a Igualdad y la ministra del ramo, Irene Montero, pese a los vaivenes en su discurso, acabó accediendo a que el grito de «volver a tomar las calles» –que había dado su secretaria de Estado de Igualdad y mano derecha, Noelia Vera, el pasado 23 de febrero– se quedase en un eslogan descafeina­do. El pasado domingo, en una entrevista, Montero se amilanó y admitió que iba a cumplir las normas sanitarias, lo cual no minaba las reivindica­ciones del feminismo.

El pasado miércoles, en otra entrevista en TVE, la ministra de la formación morada lo corroboró▶ el «no ha lugar» mandaba y aunque se cumpliesen todas las normas de seguridad, ella, como representa­nte de un Gobierno que había tomado una decisión unánime, no participar­ía en las marchas, pero sí invitaba a celebrarlo. Aun así, Pedro Sánchez hará un guiño a Montero el próximo lunes y asistirá por primera vez a los actos institucio­nales del 8-M en el Ministerio de Igualdad.

Igualdad y sus dirigentes han jaleado desde distintos púlpitos (incluido el Congreso) que las mujeres marchen el 8 de marzo. Incluso ayer, en un acto sin

Carolina Darias

MINISTRA DE SANIDAD

«No ha lugar a la celebració­n del 8-M. La situación epidemioló­gica no lo permitiría»

dical dentro del programa de actividade­s organizado para este 2021 (que lleva por lema ‘Por ser mujeres’), Montero criticó que prohibir las concentrac­iones es un «claro señalamien­to al feminismo».

«Estaremos en las calles»

«Es un ataque a la mujer, a su realidad y a sus demandas» es una interpreta­ción que ayer lanzaron diversas organizaci­ones y plataforma­s feministas al ver torpedeado un derecho que se ha permitido en otros colectivos y protestas. Ana García, portavoz del sindicato de Estudiante­s Libres y Combativas, lamentaba la ideología «sectaria» que veta a miles de mujeres a lanzar su grito común el lunes. Las estudiante­s, como el resto de 350 entidades del Movimiento Feminista de Madrid, se concentrar­án de todas formas el lunes y desafiarán la prohibició­n gubernamen­tal. Se enfrentan a multas de 100 a 600 euros en caso de infraccion­es leves; y si perturban la seguridad ciudadana, de 601 a 30.000 euros. El delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, mantiene que se atentaría contra la salud pública. Desde la Delegación aseguran que han rechazado un centenar de actos, entre ellos el acto central de la Comisión Feminista 8-M, que iba a congregar a 10.000 personas por el centro de Madrid, durante más de dos horas, para finalizar en la plaza de Colón.

La respuesta desde los sindicatos como el de las estudiante­s y UGT es recurrir la decisión del Gobierno. Acusaron a Franco de hacer honor a su apellido y «comportars­e de manera dictatoria­l». Y el movimiento convocante de las manifestac­iones, agrupado en la Comisión 8-M, denunció la prohibició­n. «Es un derecho democrátic­o. Salimos durante los meses duros de confinamie­nto a cuidar de nuestras vecinas, a trabajar y consumir, pero quieren prohibirno­s salir a protestar. El movimiento feminista estará el 8 de marzo», anunció.

Fernando Simón

DTOR. CCAES, PVOZ. DE LA PANDEMIA

«No es lo mismo estar bajo un paso de Semana Santa transporta­do por muchas personas, que en una manifestac­ión de 500»

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