El feminismo no es patrimonio de nadie
No se trata de esgrimir lanzas que provoquen rechazo en el bando opuesto, sino de levantar banderas de libertad y justicia.
Pienso que no es bueno para la causa que ciertos sectores se apropien, en exclusividad, de lo que fue la ancestral lucha de las mujeres por sus derechos. El feminismo de izquierda lucha por los derechos de las mujeres, lo que no quiere decir que todas las mujeres que persiguen ese objetivo sean necesariamente feministas de izquierda.
A lo largo de los tiempos, incontables mujeres han dado la cara y la vida por sus derechos sin que se plantearan en nombre de qué ideología se comprometían ellas o sus compañeras. Así lo hicieron centenares de mujeres parisinas el 5 de octubre de 1789, marchando sobre Versalles para protestar por el precio del pan y por su falta de derechos. En este sentido, resulta impensable que la pensadora y literata francesa Olympe de Gouges (1748-1793), pionera del feminismo y autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, fuera ejecutada en la guillotina por el ala más radical de la Revolución.
Solo en nombre de la libertad y la democracia, un puñado de mujeres lucharon en favor del voto femenino a mediados del siglo XIX.
Emilia Pardo Bazán (18511921) fue una intelectual de talla y una de las mejores plumas del XIX. Su gran caballo de batalla fue la educación de las mujeres. «La educación actual de la mujer no puede llamarse tal educación, pues se propone como fin la obediencia, la pasividad y la sumisión», afirmaba. Pero, en su empeño por defender firmemente los derechos de la mujer, fue combatida y reprimida en numerosas ocasiones, llegando a decir, en su desesperación▶ «Los rojos y jacobinos me consideran una beatona reaccionaria y feroz».
Concluyo como empecé. Los movimientos de izquierda deben ejercer su compromiso por la mujer de forma abierta y constructiva, sin excluir a nadie que persiga los mismos objetivos, aunque desde sectores ideológicos distintos.