ABC (Andalucía)

Moncloa no censura la comparació­n de Puigdemont con el exilio republican­o

Excusa a Iglesias y sitúa sus comentario­s fuera del ámbito del Gobierno de coalición

- JUAN CASILLAS

El Gobierno por fin ha respondido a la batería de preguntas que registró Ciudadanos (Cs) hace casi dos meses, después de que el vicepresid­ente segundo del Ejecutivo, Pablo Iglesias, equiparase la situación del ‘expresiden­t’ Carles Puigdemont, fugado de la Justicia, con la de los republican­os exiliados que huyeron de la represión del franquismo.

En una entrevista en La Sexta el pasado 17 de enero, Iglesias se refirió a Puigdemont como «exiliado» y, preguntado concretame­nte sobre si era comparable con los exiliados durante la Guerra Civil y el franquismo, respondió▶ «Pues lo digo claramente, creo que sí».

«Estas palabras de Pablo Iglesias son un insulto para todos los españoles que se vieron obligados a abandonar su país por defender la libertad. Comparar a un prófugo de la Justicia de una democracia con exiliados de la dictadura es una indignidad», escribió ya aquella noche en Twitter la líder de Cs, Inés Arrimadas.

El Grupo Parlamenta­rio Cs inició esa semana un cerco al vicepresid­ente por su «insulto» al exilio republican­o y registró tanto una batería de preguntas como una proposició­n no de ley, aún por debatir, con la que pretende reprobar al vicepresid­ente segundo del Ejecutivo por su desafortun­ada comparació­n.

En la respuesta a Cs, a la que ha tenido acceso este periódico, el Gobierno evita censurar al vicepresid­ente segundo, a pesar de que sus palabras causaron un profundo malestar en la rama socialista del Ejecutivo y en asociacion­es memorialis­tas. «El Gobierno no valora declaracio­nes de sus miembros realizadas al margen de su ámbito de competenci­a», ataja en la respuesta a Cs.

El escrito, de apenas dos párrafos, sí subraya que España es «un Estado de derecho pleno» –tras semanas en las que Iglesias ha denunciado la supuesta ausencia de «normalidad democrátic­a»–. Moncloa también reitera «el compromiso de este Gobierno progresist­a» con el exilio español durante la Guerra Civil y la dictadura franquista, «consecuenc­ia de su defensa de la legalidad de entonces».

Respuestas en el aire

Cs preguntaba concretame­nte si el Gobierno veía «aceptables» las comparacio­nes de Iglesias, si considera compatible la defensa de España con una analogía con la dictadura, si el silencio del Ejecutivo estaba vinculado con los posibles indultos a los presos del ‘procés’ o si de verdad son equiparabl­es Puigdemont y Clara Campoamor o María Zambrano.

La parquedad del Gobierno deja muchas respuestas en el aire, pero no ha servido, como temía entonces Cs, para torpedear la retirada de la inmunidad a Puigdemont en el Parlamento Europeo.

Sánchez y Casado no han vuelto a hablar desde entonces, pero sí ha habido contactos a distintos niveles entre ambas partes, según fuentes populares. Sin embargo, no han servido para sacar del atolladero la negociació­n. Hasta ahora habían mantenido contactos Enrique López y Juan Carlos Campo, por un lado, y Teodoro García Egea y Félix Bolaños, por otro.

Fuentes próximas a Casado insisten en que la clave de todo está en la aceptación de la independen­cia judicial y la despolitiz­ación de la Justicia, y de momento el líder del PP no ve a Sánchez dispuesto a asumir esos principios. De ahí deriva el veto de los populares al juez De Prada, cuya propuesta además consideran un «fraude de ley», al incluirse dentro del cupo de los «juristas», ya que no entró en la lista de jueces al encontrars­e en situación de comisión de servicios. Desde el PP insisten en que no habrá acuerdo posible, si no hay un compromiso explícito para separar la Justicia de la política.

La propuesta de Rosell

blea hace menos de un año. Vamos a seguir el camino marcado por la militancia▶ cumpliendo con esos estatutos y con esa estrategia apoyada por más del noventa por ciento de la militancia», respondió a la prensa.

Arrimadas enfatizó que ha sido un año «durísimo» y que todo su mandato ha coincidido con el estallido de una pandemia que ha dejado «casi 100.000 fallecidos y más de cuatro millones de parados». Por ello, reclamó paciencia y «más tiempo», y recordó que el respaldo a su candidatur­a fue abrumador.

«En el año más difícil en décadas –señaló–, hemos demostrado que había un partido que sigue pensando en el interés general». Así, Arrimadas defendió los votos favorables de Cs a las siete prórrogas de los estados de alarma que se debatieron en la Cámara Baja en 2020, la negociació­n de los Presupuest­os o que Cs se haya negado a participar en «el reparto de RTVE o del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)».

En un mensaje al PP, advirtió de que por muchos «globos sonda» que lance, Cs seguirá siendo «el único partido de centro liberal de España». Frente a los rumores de absorción o de fusión, Arrimadas mantiene su apuesta por ejercer el rol de bisagra.

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IGNACIO GIL El vicepresid­ente segundo, sentado en su escaño del Congreso

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