ABC (Andalucía)

Heridos 3 guardias civiles en un nuevo asalto a la valla de Melilla

- S.E.

prohibició­n de seguir hablando de ella «en los términos difamatori­os e injuriosos en que lo hace».

Pero más que el nombre de la ex secretaria general del partido sonó ayer en el juicio el de Mariano Rajoy, hasta el punto de que el presidente del tribunal, José Antonio Mora Alarcón, tuvo un lapsus y se refirió así al propio Bárcenas «¿Quiere el señor Rajoy ir al baño?», le dijo antes de un receso.

Rajoy, omnipresen­te

El extesorero había pedido un cara a cara con él, anticipand­o ya que contradirá como testigo cuanto afirme, pero el tribunal lo ha rechazado «por tratarse de una diligencia excepciona­l que se practica en la fase de instrucció­n y que cobra sentido cuando no hay otros medios de prueba», tal y como explicó el presidente del tribunal, José Antonio Mora Alarcón.

Hoy segurirá escuchando el testimonio de Bárcenas, a preguntas de la Abogacía del Estado y su defensa, y después será el turno del exgerente del PP Cristóbal Páez y los responsabl­es de la constructo­ra Unifica.

Sobre este asunto, el extesorero ya ha dejado dicho que cuanto señala la Fiscalía Anticorrup­ción es cierto▶ hubo una reunión y se les trasladó que si querían hacer la reforma «tenía que aceptar una cantidad extraconta­ble». Fue el 10% de la reforma, unos 900.000 euros, según Anticorrup­ción, que no se tributaron. Luis Bárcenas no supo decir si en la Ejecutiva eran consciente­s.

Tres guardias civiles y dos inmigrante­s resultaron heridos leves en un nuevo asalto a la valla de Melilla registrado la madrugada del lunes, en el que 59 subsaharia­nos de un grupo de unos 150 logró superar la frontera. La incursión es la segunda de estas caracterís­ticas que se registra en esta ciudad autónoma este año, después de que a mediados de enero consiguier­an entrar irregularm­ente a España otros 87.

La detección del grupo provocó la activación del protocolo anti-intrusión, también en el lado de las fuerzas de seguridad marroquíes, que colaboraro­n «activament­e», según la Delegación del Gobierno, que precisó que desde Melilla intervinie­ron patrullas territoria­les, los Grupos de Reserva y Seguridad del Instituto Armado (GRS) y el helicópter­o de control y vigilancia.

Tras la incursión, los inmigrante­s no fueron llevados directamen­te al Centro de Estancia Temporal (CETI), sino al servicio donde fueron sometidos a las pruebas del Covid y donde pasarán la cuarentena.

Tanto la última intentona de acceso masivo como la anterior han tenido lugar por uno de los tramos del vallado que se encuentra en obras, el llamado río Nano, donde se retiró la triple sirga que durante años ha contenido la inmigració­n en Melilla para instalar el nuevo sistema no lesivo elegido por el Ministerio del Interior. La estructura final será similar a un muro a priori imposible de trepar, entre otras razones porque estará coronado por un peine invertido. Es la ingeniería que ha sustituido a las concertina­s ya eliminadas de suelo español pero que, no obstante, Marruecos ha instalado en el suyo en forma de doble alambrada a solo unos metros de la valla.

A esas cuchillas tuvieron que enfrentars­e los inmigrante­s que participar­on en el asalto del lunes, al igual que tantos grupos lo hicieron en el pasado con las ahora retiradas en la parte melillense.

Por su parte, la portavoz de Interior del PP en el Congreso, Ana Belén Vázquez Blanco, mostró su perplejida­d por la informació­n de ABC y calificó de nauseabund­os y terrorífic­os los hechos que se desvelan. «Es una muestra más del comportami­ento inmoral de ETA, capaz de todo». «Estos personajes son gentuza que carece de toda moralidad», aseguró. «Estamos ante los sinvergüen­zas más grandes. Después de matar y secuestrar, les buscaban beneficios sexuales, humillando a mujeres para satisfacer los deseos de los asesinos. Es lo más nauseabund­o que he escuchado», insistió.

La portavoz del PP instó a la ministra de Igualdad, Irene Montero, a que se pronuncie cuanto antes sobre estos hechos y sobre los pactos del Gobierno con Bildu. «¿Esto no es una humillació­n a las mujeres? Que conteste. Es la degradació­n más grande hacia la mujer».

«Lastra negoció con ellos»

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EFE
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