El 8-M alerta de que la crisis se ceba con las que más luchan contra el virus
∑La mujer, con un papel protagonista en el sector sociosanitario, sufre de forma más directa las consecuencias económicas de la pandemia
Mucho más que las manifestaciones en las que estaban puestas todas las miradas. El 8-M en Andalucía tuvo actos lúdicos, políticos, universitarios, literarios, sindicales, empresariales... para reivindicar la igualdad en un tiempo de crisis y pandemia que ofrece múltiples lecturas. Una de ellas es el mayor protagonismo de la mujer en los servicios que más directamente luchan contra el coronavirus. Más del 70% del personal sanitario –solo en el Servicio Andaluz de salud trabajan 78.825–, el 84% de quienes trabajan en residencias de mayores o el 92% del trabajo del hogar tiene nombre de mujer. A pesar de esta contundente estadística, el alcalde de Cádiz, José María González «Kichi», pedía «más feminismo para salir de esta crisis sanitaria, social, económica y de cuidados» y reivindicaba «más que nunca una igualdad real que combata una brecha social que siempre recae en la espalda de las mujeres».
Pocos dudan de que la crisis económica que generará la sanitaria se cebará aún más con la mujer en el ámbito social y laboral. Lo constatan las cifras de Cruz Roja en Andalucía▶ más del 65 por ciento de las personas atendidas por la organización humanitaria son mujeres y sus circunstancias tienen mucho que ver con la discriminación ya que se manifiesta en forma de pobreza y exclusión, precariedad laboral, brecha salarial y de pensiones o vulneraciones de derechos, como las agresiones sexuales o la violencia de género. La presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet, alertó de que van a aflorar más las desigualdades entre hombres y mujeres, especialmente en el plano laboral, ya que el Covid está «haciendo estragos en la tasa de empleo femenino».
Los sindicatos coinciden en el diagnóstico. La secretaria de Igualdad de UGT-A, Cristina García, aseguraba en Málaga que «cuando hay una crisis económica se ceba con el trabajo de las mujeres, somos expulsadas del mercado laboral, nos llevamos la peor parte. Muchas mujeres han tenido que renunciar a su empleo y a reducir su jornada para poder conciliar y dedicarse al cuidado de ascendentes o descendentes», explicó.
En lo político no pasó desapercibido que mientras en Madrid, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, impedía la celebración de un acto de la ministra Irene Montero por el 8-M en un instituto, al considerarlo «adoctrinamiento», la consejera andaluza de Igualdad, Rocío Ruiz, de Ciudadanos, en un Gobierno también de coalición PP-Cs como el de Madrid, afirmaba en otro acto que presidía Juanma Moreno que «educar en igualdad y en diversidad no es adoctrinar, porque se trata de derechos humanos inquebrantables e incuestionables».
Manifestaciones
Hasta ayer, la única cuestión trascendente en la relación Covid y 8-M era la preocupación por el riesgo sanitario que podrían entrañar los 48 actos públicos
convocados en toda Andalucía, pero por lo general en todas se respetaron las medidas de protección Covid. Las más numerosas se celebraron por la tarde en Sevilla y Málaga con 300 y 150 personas. Por la mañana, asociaciones feministas rodearon simbólicamente el Parlamento andaluz.
En Huelva, donde todas las instituciones se unieron en un ejemplar acto institucional, su alcalde, Gabriel Cruz, recordó a los alumnos del IES La Rábida «el papel pionero y el ejemplo de valentía de Antonia Arrobas», joven que hace 150 años se convirtió en la primera mujer en España en acceder a estudios superiores. Lo hizo en ese emblemático instituto de la ciudad. «Una expresión de audacia, de una joven que en pleno siglo XIX decidió que quería ser la dueña de su futuro, que quería pelear y conseguir aquello que soñaba», explicó Cruz