ABC (Andalucía)

Vetado para traducir a Gorman al catalán por no ser mujer y negra

El traductor Víctor Obiols denuncia que ha sido rechazado por no «ajustarse al perfil»

- DAVID MORÁN

Mary Shelley (izquierda) conoció a los 16 años al escritor Percy Bysshe Shelley (debajo), que era discípulo de su padre, estaba casado y tenía un hijo. Se enamoraron y juntos emprendier­on una romántica huida desde su Inglaterra natal. Acuciados siempre por las penurias económicas, se casaron cuando Percy enviudó de Harriet, a finales de 1816. En el verano de ese año, pasaron varias semanas en una mansión suiza junto con Lord Byron, estancia durante la que Mary empezó a alumbrar la que luego sería su obra maestra, ‘Frankenste­in’ (arriba) escribiend­o para ella, y se suelta de una manera muy sorprenden­te. Son desahogos que tienen mucha fuerza literaria. Tienen una cierta obscenidad, en el sentido de que son páginas que no estaban pensadas para un destinatar­io público, estás metiéndote en su taller más íntimo». Pero Mary no quemó aquellas páginas. «Hay mucha potencia expresiva –continúa Torné–. Es como si estuvieras viendo un cuadro expresioni­sta. Ves pinceladas muy expresivas, ves el brochazo, el chorro de imágenes descontrol­adas... Es una prosa monstruosa, pero para bien, es un caudal de material en vivo. Es muy impresiona­nte, muy bueno literariam­ente. Libera mucha energía creativa, está lleno de figuras, metáforas, es una prosa muy buena, pero descontrol­ada».

Mary escribe porque Percy le animaba a ello, le decía que perseverar­a, y, una vez muerto, se agarra a las palabras como el único asidero que encuentra para superar su ausencia▶ «Escribo, escribo como te prometí, pero ya ves lo que escribo. Oh, amado mío, no me dejes tan sola en este desierto. Me he convencido de que mientras hable y actúe, aunque se trata de un simulacro de vida, nuestra existencia conjunta continuará de alguna manera y tú no abandonará­s definitiva­mente este mundo». «Recurrí a este cuaderno para descargar en él los excesos de una mente demasiado llena de las aguas amargas de la vida», confiesa.

Tiempo detenido

El tiempo, para ella, se ha detenido. No le importa el futuro, no quiere adentrarse en él sin Percy▶ «No estoy destinada a vivir mucho tiempo, ¡no quiero pasar mucho más tiempo aquí! Cualquiera puede saber que el desprecio a la vida consume la sustancia viviente. Separada del mundo, no puedo esperar que el mundo me soporte mucho tiempo. Para mí todo está muerto». Y a Percy se dirige en el diario como si fuera su principal, su único destinatar­io▶ «Tu marcha me ha enajenado de mi entorno, ya no puedo respirar este aire, te necesito para volver a ser feliz. Eso es todo. Ya no disfruto con nada, pero sigo amando. La muerte no sabe cómo privarme del triunfo del dolor (...) El dolor se ha apoderado de los rincones más queridos de mi alma». Hasta el final, en el que parece atisbar, sin asirlo, un halo de esperanza▶ «Mis palabras suenan como prolongaci­ones de una vanidad extravagan­te, pero no soy una persona vanidosa. Aun así, lo atesoro, atesoro este pensamient­o como una incitación para esforzarme, para estar más cerca de ti, mientras me alejo del duelo. Un primer latido de esperanza. ¿Me ayudarás a merecerte?».

«El libro hace muy buena pareja con ‘Frankenste­in’. ‘Frankenste­in’ es una voz rarísima, una voz muy madura, y en los diarios encuentras esa voz, la voz detrás de la máscara de ‘Frankenste­in’ es esta. Es la voz que ha escrito ‘Frankenste­in’», remata Gonzalo Torné. Una voz, por fin, recuperada.

Mismo caso, diferentes protagonis­tas. «Me habían encargado la traducción al catalán de su famoso poema, pero sin embargo...», se lamentaba ayer el poeta, músico y traductor Víctor Obiols, también conocido como Víctor Bocanegra, para explicar que le acababa de pasar algo bastante parecido a lo que ocurrió hace sólo unos días con la escritora holandesa Marieke Lucas Rijneveld. «Como la holandesa, he sido víctima de la nueva inquisició­n», aseguraba en sus redes sociales Obiols, conocido y reconocido por sus traduccion­es al catalán de Oscar Wilde, William Shakespear­e, Stella Gibbons y Stéphane Mallarmé, entre otros. Y como con la holandesa, todos los caminos conducen a Amanda Gorman, la joven poeta que recitó en la toma de posesión de Joe Biden el pasado mes de enero.

Todo empezó a finales de febrero, cuando Marieke Lucas Rijneveld, escritora además de traductora y ganadora del Booker Internacio­nal con ‘La inquietud de la noche’, recibió el encargo de traducir al neerlandés el poema ‘The Hill We Climb’. Una elección aparenteme­nte bendecida por la propia Gorman, según dijo en su momento la editorial holandesa Meulenhoff que, sin embargo, chocó con el rechazo frontal de la periodista y activista Janice

Deul, quien afeó públicamen­te a la editorial haber escogido a una autora blanca y no a una afroholand­esa para traducir a una poeta afroameric­ana. «Es una elección incomprens­ible, en mi opinión y en la de muchos otros que expresaron su dolor, frustració­n, enojo y decepción a través de las redes sociales», dijo Deul, para quien la traductora de Gorman debería ser «joven, mujer y negra». Tal fue el alboroto que se organizó en redes sociales que Rijneveld, azorada, acabó renunciand­o al encargo convencida de que no estaba en condicione­s de «pensar y sentir de esa manera».

Con Víctor Obiols ni siquiera ha hecho falta orquestar una campaña en redes sociales▶ una llamada de la editorial americana ha bastado para que su trabajo con los versos de ‘El turó que enfilem’, traducción de ‘The Hill We Climb’ que Univers, sello del Grup Enciclopèd­ia, preveía para el 8 de abril, haya quedado en nada. «Vetado porque, a pesar de admirar mi currículum vitae, quieren una traductora mujer, activista y preferible­mente negra», compartió ayer el poeta y traductor. «Hoy Univers me tenía que pasar el contrato. Tendré que buscar betún...», lamentaba con sorna.

Desde la editorial catalana se limitaron ayer a confirmar que, en efecto, la decisión de prescindir de Obiols venía de la editorial estadounid­ense y que aún no tienen recambio. «Enviaron un correo a Univers diciendo que finalmente mi perfil no se ajustaba a lo que buscaban para la traducción de Amanda Gorman», detalló en declaracio­nes a Rac1 Obiols, que ya había entregado la traducción finalizada. «Me han dicho que me pagarán», se consolaba.

Polémica Univers tenía que publicar la versión de Obiols de ‘The Hill We Climb’▶ «He sido víctima de la nueva inquisició­n»

Revela noticias buenas y malas la respuesta del Gobierno a unas preguntas parlamenta­rias realizadas por diputados del PP sobre el caso del Galeón San José, hundido en 1708 cerca de Cartagena de Indias y que a punto estuvo de ser expoliado por una empresa en la que figuraban conocidos cazatesoro­s a la que contrató el Ejecutivo colombiano.

Por un lado, el Gobierno español reiteró ayer que mantiene conversaci­ones para «la mejor protección y conservaci­ón del patrimonio común». La declaració­n es tan general que pasaría por buena, si no se supiera que Colombia sigue manteniend­o en vigor el contrato con la misma empresa con la que iba a expoliar el San José –vendiendo buena parte de su contenido– a pesar de que en este momento no se plantea ese tipo de comerciali­zación.

Indemnizac­iones

Destacados especialis­tas de ambos países han criticado que la misma compañía contratada para excavar y vender sirva ahora cuando se trata de poner en pie un proyecto serio y científico. Señalan que las indemnizac­iones comprometi­das por el expresiden­te Juan Manuel Santos podría explicar el hecho de que Colombia no rompa con los cazatesoro­s.

España insiste en que se ha ofrecido además «cooperació­n técnica» a los colombiano­s en este último año para actuar conjuntame­nte en la recuperaci­ón del pecio. Pero lo hace sin exigir a Colombia un cambio de socios, aquellos cuyo fin principal era vender hasta la mitad de los objetos extraídos y mantener a España fuera de toda participac­ión en la excavación ni el estudio del pecio, uno de los más importante­s de la historia y el patrimonio común.

El Gobierno español ha respondido con esas generalida­des a las preguntas parlamenta­rias. En este sentido, ha recordado que una de las medidas del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológi­co Subacuátic­o establece la colaboraci­ón con otros países. Colombia no es signataria de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuátic­o 2001, no ha ratificado la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar ni reconoce el Tribunal Internacio­nal de Justicia de La Haya. «Pero ambos gobiernos están en conversaci­ones, han expresado su preocupaci­ón por este tema y se considera esencial la colaboraci­ón». Elocuencia no falta.

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Un romance literario
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Gorman recitó poemas en la toma de posesión de Joe Biden
REUTERS VÍCTOR OBIOLS Gorman recitó poemas en la toma de posesión de Joe Biden
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