El Atlético cuadra las cuentas
El líder remonta al Athletic en un partido sin brillo y afianza su posición en la Liga
El Atlético cuadra las cuentas en su camino hacia el objetivo del título. Recupera el partido perdido por Filomena, remonta al Athletic en el Wanda y extrae tres puntos que lo afianzan en el liderato de la Liga. Seis puntos al Barça y ocho al Madrid.
El viento ha cambiado de signo para el Atlético, imponente y casi intratable en el otoño y los albores del invierno pandémico. La máquina perfecta que se articulaba tan garbosa durante ese tramo es ahora un grupo terrenal que necesita evidencias y a nadie avasalla. Lo que antes era el muro de Juego de Tronos, una mole temible que engullía desafiantes, una defensa de granito, es ahora una tabla flotante que ondea imprecisa en un mar bravío. Simeone entregó su mejor nota en la alineación, todos los titulares que pondría cualquier aficionado, con Joao Félix, Llorente, Carrasco, Trippier y demás. Pero el resultado no se parece a la estética escena del otoño.
El Athletic, por ser de Bilbao, acude sobrado de confianza a cualquier cita. Eso dice la leyenda de sus moradores, que nacen donde quieren. Es un
m.20▶ Muniain. m.50▶ Luis Suárez.
(C. Extremeño). Amonestó a De Marcos, Vesga, Felipe y Lodi. equipo admirable, único en su especie, con el que cualquier aficionado puede sintonizar porque te reconcilia con el fútbol. Solo jugadores vascos. Y así siempre.
Sucede que el Athletic con Marcelino ha adquirido un plus de autoestima, y eso se traduce en una tropa más aguerrida, ardorosa y resolutiva que de costumbre. Con un título en la mochila (la Supercopa) y pasajero de dos finales por disputar, al conjunto vizcaíno le desborda la determinación y el ánimo.
El Atlético comparece en el Wanda con una propuesta firme, pero a los pocos minutos su contrincante advierte que no va de farol. Cualquier problema de elaboración se soluciona con una pelotazo intencionado a Iñaki Williams, quien más maduro, procede con propiedad y criterio. El Athletic presiona al Atlético con siete u ocho jugadores en campo rival, cree en lo que hace, se mueve como un acordeón y anula la salida del balón de los rojiblancos. Ni por el lado de Trippier en conexión con Llorente, ni por el sector de Carrasco ni por el medio con Joao, encuentra el Atlético una manera de avanzar con la pelota.
Un
Athletic profundo
El Athletic maneja el balón con solvencia, pero quiere sobre todo profundidad, pisar terreno comprometido. Lo consigue varias veces y en una de ellas hace diana con un pase magnífico de Óscar de Marcos, maravilla de futbolista, a Williams, que rompe por el flanco de Felipe, y habilita a Muniain, cuyo semifallo dobla a Oblak.
El Atlético acusa el golpe porque sigue sin salir de la cueva, sin pegar pelotazos, sin un horizonte más allá de los eslalons de Carrasco y sus tiros intencionados. A Joao Félix lo intercepta cualquier vizcaíno con una falta de alivio y el portugués tampoco arregla el entuerto. Es Lemar quien sujeta un buen pase de Carrasco, llega a la línea de fondo, extrae un gran pase que conecta a gol Llorente, siempre activo en las llegadas al área. Al borde del descanso, es un paracaídas para el Atlético.
Simeone quiere que el partido concluya en el minuto 49, cuando Luis Suárez se inventa un gol de la nada. El pase profundo de Llorente parecía un callejón sin salida para el uruguayo, más lento que su defensor, pero más experto. Suárez recorta y hace correr el balón y en el quiebro choca, impacta o se encuentra con el tobillo de Unai. El pichichi transforma el penalti con oficio y decide una vez más.
El Athletic pierde fuelle, presencia y tacto. Ya no corre Williams, no asoma Muniain, no avanza De Marcos, el equipo se difumina en un ataque sin fruto contra el Atlético. Simeone no esconde sus intenciones, se marcha Luis Suárez e ingresa Torreira. Toca defender. Pese a que el vigor y la contundencia no es la de siempre, la de Gabi, Raúl García o Godín, el Atlético se hace fuerte para consumir minutos y ganar otro partido.