Esperaban todo menos eso, lo que significa que subestimaron a Ayuso
LO anunciado como ‘terremoto político’ va quedándose en simple temblor de tierra y hasta puede terminar en flatulencia, aunque su mal olor va a envilecer durante días o semanas la atmósfera española y acabar con un partido que equivocó su papel, sus fuerzas y las de los demás. El error de Rivera fue pretender liderar la oposición siendo sólo centro, que dejó a su partido en los huesos; y el de su sucesora, Arrimadas, aliarse a Sánchez para desalojar a los populares de las plazas que aún les quedan. El plan tenía la simplicidad de los juegos infantiles▶ aprovechando el mal momento de Casado, atacarle allí donde tiene más problemas, Murcia y, junto con el PSOE, desalojarle del poder con mociones de censura, que se repetirían en Madrid, Castilla y León, Andalucía y puede que en algún lugar más, pues ya se sabe que nada tiene más éxito que el éxito. Con un valor añadido, puede que más importante▶ haciendo olvidar los fracasos del Gobierno soci-comu en todos los terrenos▶ el de la pandemia, que no acaba; el económico, con más parados y cierres que nunca; el de Cataluña, cada vez más enconado; el del propio Gobierno bifronte, que choca en cada terreno que aborda. Añádasele que la atmósfera general se tranquilizaría si el PP se convirtiera en un partido marginal e incluso puede que desapareciese.
Lo impidió la presidenta madrileña aceptando el reto y anunciando elecciones. Esperaban todo menos eso, lo que significa que la subestimaron, un error garrafal en política, que ha hecho saltar en pedazos a Ciudadanos, con buena parte no dispuesta a cumplimentar las mociones de censura que se les ordenan y el resto haciendo las maletas. Pues quedarse no es opción▶ ¿quién puede confiar en un partido que aunque se declarara de centro, no tiene inconveniente en cambiar de pareja de un día para otro, y, encima, se ofrece como blanqueador de un Gobierno al que se ha cansado de acusar de traicionar al país y tiene como socio preferente a quien niega las instituciones del Estado?
El encanto de Ciudadanos era precisamente su blancura, su independencia, sus principios, mientras el resto sólo iba a la suyo. Y ha terminado de subalterno de alguien que con tal que le permitan seguir durmiendo en La Moncloa está dispuesto a pactar con quien sea lo que sea. Arrimadas alega que frenará a Podemos, a la CUP y a cuantos quieren acabar con el Régimen de 1978. A estas horas sabemos que ni siquiera Sánchez puede hacerlo, pues depende de ellos. O sea, que será el subalterno del que hoy aguanta estólido que se dude de la democracia española, que ataque a la Monarquía y se intente controlar a la Justicia. No es, desde luego, el mejor programa electoral. Por eso están tan nerviosos. O muertos de miedo.