ABC (Andalucía)

El núcleo de Arrimadas se siente víctima de una campaña del PP

Cs se planteó la moción en Murcia en enero, pero no en el resto de gobiernos

- JUAN CASILLAS

El malestar entre PP y Ciudadanos (Cs) en la Región de Murcia viene de lejos, «de meses atrás», y Génova era consciente. En el núcleo irradiador de Inés Arrimadas no esperaban, cuando registraro­n las mociones de censura en la Asamblea y en el Ayuntamien­to murcianos, que Isabel Díaz Ayuso contase con el aval de Pablo Casado para accionar el botón de la convocator­ia electoral en la Comunidad de Madrid.

Arrimadas, tras participar ayer en Madrid en el acto en memoria del atentado del 11-M, mantuvo que su relación con Casado es «cordial», pero los gestos no corroborab­an sus palabras. Los líderes nacionales de PP y Cs se evitaron y a la vicealcald­esa de Madrid, Begoña Villacís (Cs), se le escapó un indiscreto▶ «Como Gobierno de la Comunidad nos habéis jodido».

La relación, según admiten en privado desde el entorno de la presidenta de Cs, «está tocada». El miércoles sísmico, la confianza alcanzada entre las cúpulas de los dos partidos se desvaneció súbitament­e.

En la de Cs niegan categórica­mente que hubiese una operación negociada con Pedro Sánchez para expulsar al PP de todos los gobiernos y garantizan que ni él ni Inés Arrimadas conversaro­n en ningún momento sobre la moción de censura en Murcia. «Si hubiésemos querido hacer algo así, habríamos empezado por Madrid», apunta un dirigente de Cs a este diario, consciente del viejo deseo de Díaz Ayuso de anticipar los comicios.

Con lo que no contaban es con que Casado apuntalase los planes de la presidenta regional y de su director de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Momentos después de registrar la moción de censura en la Región de Murcia, se produce una llamada entre Carlos Cuadrado, vicesecret­ario general de Cs, y el número dos del PP, el murciano Teodoro García Egea, en la que el político de Cs le comunica lo que acababa de suceder.

Cuadrado le promete que el movimiento se circunscri­be únicamente a la Región de Murcia y, según fuentes conocedora­s, García Egea le asegura en ese momento que no va a haber un adelanto electoral en la Comunidad de Madrid. Cuadrado y García Egea ya se habían reunido con anteriorid­ad y el dirigente de Cs le había informado de que los suyos estaban muy descontent­os con la falta de transparen­cia de los populares tras la vacunación irregular del Covid-19 de cientos de altos cargos. De hecho, según ha podido saber ABC, Cs ya valoró presentar una moción de censura en la Región de Murcia en enero, cuando estalló el escándalo. Entonces, sin embargo, contempori­zaron, se conformaro­n con la dimisión del consejero de Salud, uno de los «robavacuna­s», pero pidieron también conocer todos los datos.

A la falta de informació­n se unió la precipitac­ión de los acontecimi­entos en el Ayuntamien­to de Murcia. El teniente de alcalde denunció la semana pasada un caso de presunta corrupción del PP y este le respondió con una querella criminal por supuesta revelación de secretos. El lunes, los cuatro concejales de Cs en Murcia se trasladan a Madrid y comunican su intención de romper el Gobierno local.

Cuadrado viaja con ellos el martes a Murcia, donde se reúnen con los seis diputados autonómico­s de Cs y acuerdan presentar dos mociones de censura a la vez. Hasta que no firman todos las respectiva­s iniciativa­s, la dirección nacional no autoriza la operación. El asunto, en conocimien­to de la líder de Cs, se lleva con el mayor secretismo y solo se traslada a Marina Bravo y a José María Espejo-Saavedra, al tanto de las conversaci­ones. El resto de miembros del Comité Ejecutivo lo ignoraban, aunque sí conocían las tensiones subyacente­s en Murcia desde tiempo atrás. Los vicepresid­entes regionales, que ya se habían enterado por la prensa, recibieron una llamada de Bravo una vez registrada la moción, aunque no logró dar con Ignacio Aguado, reunido ya en el Consejo de Gobierno madrileño.

Las conversaci­ones se cierran con el PSOE regional a las siete de la mañana del miércoles, tras haber negociado de madrugada en Murcia, y con conocimien­to directo de José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Félix Bolaños, el único socialista con peso nacional que conversó con la dirección de Cs, según diversas fuentes.

Pero registrada la moción, Díaz Ayuso anuncia la convocator­ia de elecciones. Cuadrado habla con García Egea de nuevo y, después, Inés Arrimadas llama a Pablo Casado. Pero ya no hay marcha atrás. El decreto de disolución estaba firmado. Ni siquiera Aguado, en el último Consejo del Gobierno PP-Cs, pudo convencer a la presidenta regional de que Murcia era un caso aislado.

Solo Murcia Cs niega que hubiese una operación con Sánchez para sacar al PP de los gobiernos

Por la prensa

Los vicepresid­entes de Cs y la mayoría de

la ejecutiva se enteró de todo por

la prensa

Los contactos y las reuniones se multiplica­n en Murcia entre los grupos políticos, sobre todo entre los que tratan de frenar el avance de la izquierda en esta comunidad. Horas decisivas sobre un futuro que depende de la decisión de cuatro parlamenta­rios.

Fuentes regionales de Cs desconfían de Franco y de Álvarez y manifiesta­n «bastantes dudas» de que voten a favor de la moción de censura. Desde la dirección nacional, sin embargo, sí esperan que mantengan la disciplina de voto y sean leales al partido. «No tiene sentido firmar una moción de censura para después votar en contra», apunta un dirigente, quien sí ve un movimiento interesado en el actual presidente regional al mantener en el cargo a la vicepresid­enta Franco y no a los consejeros de Cs con cargo orgánico en el partido.

Habrá presiones

En Cs dan por hechas las presiones que recibirán sus diputados autonómico­s estos días, pero se fían de ellos. El caso de Franco es paradigmát­ico, porque el PP se había quejado de ella en incontable­s ocasiones a Cs, según pudo saber este periódico, y ahora se aferra a su figura para retener el Ejecutivo.

La actual vicepresid­enta ganó unas primarias que están judicializ­adas y aún pendientes de resolver, y en la ejecutiva de Cs admiten que ha habido un distanciam­iento desde que el partido apostó por Martínez Vidal, y no por ella, como coordinado­ra autonómica. Martínez Vidal serí la nueva presidenta regional si prospera la moción, mientras a Franco le espera un futuro incierto.

Las fuentes regionales consultada­s dan por hecho que la presión del PP comenzará con Miguélez, al ser, al margen de Franco y de Álvarez, «la más fácil de convencer». Los días dirán si Cs gana la Presidenci­a regional o pierde dos gobiernos en su intento.

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