Las ayudas directas llegan a las pymes tras un año de pandemia
El Gobierno aprobará hoy 7.000 millones en transferencias y 4.000 en apoyo financiero y recapitalizaciones
Un año de pandemia después, con 100.000 empresas menos en el haber y una nueva crisis en el seno de la coalición, el Gobierno seguirá hoy al fin la estela de nuestros socios europeos y aprobará un paquete de ayudas directas para aliviar el problema de solvencia que padecen las empresas, especialmente pymes y autónomos. De los 11.000 millones que anunció Sánchez hace dieciséis días en el Congreso, el Ejecutivo destinará 7.000 a ayudas directas, que se gestionarán desde las comunidades autónomas, mientras que los 4.000 millones restantes se dividirán entre otros dos fondos, el de reestructuración de deudas con aval público del ICO (3.000 millones) y el de recapitalización de empresas medianas (1.000 millones), gestionados desde la Administración central.
Otras fuentes apuntan además que se establecerá «un marco territorial común» para todo el fondo de ayudas directas, lo que habría terminado de limar uno de los puntos que más debate ha suscitado en el Gobierno. En cualquier caso, el reparto de cantidades fue ayer bien acogido en el entorno de Unidas Podemos, aunque en las filas socialistas se insistía en que las cifras estaban ya cerradas a principios de semana «a pesar del ruido». Desde Unidas Podemos se reclamó el fin de semana que, de los 11.000 millones del fondo, un total de 8.000 fueran en ayudas directas. En principio, las ayudas directas se destinarán a las empresas con caídas en su facturación superiores al 30% y para hacer frente a gastos fijos. La Agencia Tributaria será la encargada de controlar que no se llevan a cabo fraudes con estos recursos públicos.
Lo cierto es que pese a que la economía está sumida en la mayor crisis de la historia, el Ejecutivo ha tardado en atender la llamada del tejido empresarial, que viene advirtiendo de una cascada de ERE que aumentaría aún más las cifras de desempleo, que suman ya más de cuatro millones de parados, casi seis millones si se cuentan afectados por ERTE, cese de actividad y colectivos excluidos.
Más allá del pulso entre la coalición, el diseño del paquete de estímulos ha evidenciado un debate mucho más profundo entre los ministros del PSOE sobre hasta dónde se quiere apoyar a la economía a base de engordar la deuda y el déficit. Un pulso para el que la ministra de Economía, Nadia Calviño, se ha apoyado en su homóloga de Hacienda, María Jesús Montero, más tendente a la austeridad, frente a la titular de Industria, Reyes Maroto, o el de Transportes, José Luis Ábalos, que presionaron por poner en marcha los nuevos impulsos con una mayor celeridad. Las tensiones vividas estos últimos días también ha dejado cicatrices en las relaciones entre Calviño y Montero, y Nacho Álvarez, secretario de Estado de Asuntos Sociales, a la cabeza. En el entorno de la vicepresidenta económica se reconoce un fuerte malestar por el intento de un secretario de Estado sin atribuciones económicas de marcar líneas de la política económicas mientras los morados la acusan de «ir por libre».