Isabel II aprende del caso Lady Di para sortear la crisis de los Sussex
∑La Reina británica responde a las revelaciones de Meghan Markle con mayor cercanía que tras el escándalo en torno a la ‘Princesa del pueblo’
Un cuarto de siglo ha pasado desde que la Princesa Diana concediera al periodista Martin Bashir la entrevista en la que habló sin filtros del drama de su vida dentro de la Familia Real británica. Aquel 20 de noviembre de 1995, casi 23 millones de personas fueron testigos, en la BBC, de una trágica historia en la que no faltó detalle▶ habló de sus trastornos alimenticios, de su soledad, de la depresión posparto que arrastró tras el nacimiento del Príncipe Guillermo y de una crisis matrimonial que empezó incluso antes de la boda y que, por supuesto, no estuvo exenta de infidelidades. No solo la de Carlos con Camila, con quien está casado actualmente, sino de la propia princesa. «Éramos tres en nuestro matrimonio», dijo, y sus palabras desencadenaron no solo el divorcio, sino una importante crisis con los Windsor como protagonistas. Solo dos años después, Lady Di moría junto a su chófer y su pareja, Dodi al Fayed, en un accidente de tráfico en un túnel de París mientras el coche en el que viajaban era perseguido por los paparazzi.
La Reina Isabel II sorteó casi dos años de tensión entre la entrevista y la fatídica muerte de la que fuera su nuera, a sabiendas de que todas las miradas estaban pendientes de cada movimiento que realizara. Todo tenía que calcularse al milímetro, pero fue necesaria la injerencia del primer ministro Tony Blair, que acabó tomando las riendas de un asunto cuya gestión inicial dejó mucho que desear. Fue en esos tumultuosos años cuando probablemente la Reina y sus asesores tendrían que haber entendido que la población esperaba de ellos una comunicación más rápida y fluida, así como la certeza de que no todo se resuelve de forma privada.
Los trapos sucios
Richard Eyre, exdirector del National Theatre, declaró hace tiempo que la monarca calificó de espeluznante la decisión de Lady Di de lavar los trapos sucios de ‘La Firma’, como se llama a sí misma la familia, en televisión. Cabe esperar que lo mismo haya pensado de las declaraciones de su nieto Harry y su pareja. Su decisión fue radical▶ un mes después de la entrevista de Diana, la Reina le escribió una carta en la que le indicaba que la solución era el divorcio, aunque la propia Princesa defendiera que no era lo que ella quería. Un año después, estaba consumado y Diana ya no formaba parte de la Familia Real.
Y es que ‘La Firma’ no es solo una familia, es una corporación, una institución que, como dice la profesora Laura Clancy, de la Universidad de Lancaster,
«se basa en un cuidadoso equilibrio de visibilidad e invisibilidad para mantenerse en el poder». Tras el accidente que acabó con la vida de Diana, la soberana fue duramente criticada por su fría reacción y su intención de tratar el suceso en un modo íntimo. Pero se olvidaba de que la madre de Guillermo y Harry era un ídolo para los británicos, y no le perdonarían que no mostrara su lado más humano.
Fue así como definió a su ex nuera como «un ser humano excepcional» cinco días después de la tragedia en el primer discurso suyo transmitido en vivo y llevó a cabo otros gestos con los que buscó el favor del público, entre ellos ordenar que la bandera ondeara a media asta el día del funeral, que el féretro fuera cubierto con el estandarte real pese a que solo es utilizado para los ‘Royals’ y que hiciera una pequeña reverencia ante el ataúd. Esto no evitó las críticas por poner a caminar a Guillermo y Harry, entonces de 15 y 12 años respectivamente, tras el féretro por las calles de Londres, un acto que Charles Spencer, hermano de Diana, calificó como «grotesco y cruel». El propio Harry reconoció hace poco que «ningún niño debería ser obligado a hacer eso».
Distancia emocional
La desconexión emocional demostrada por la Reina le pasó factura, y fue Tony Blair quien intentó sacar las castañas del fuego, pidiéndole gestos públicos de duelo y llamando a Diana en
Paralelismos La entrevista de Harry y su esposa recuerdan a la de Diana de Gales en la que habló de su drama personal
el Parlamento «la Princesa del pueblo». «Mientras la Reina estaba en Balmoral y Londres se convertía en la capital del duelo para el mundo entero, el abismo entre la monarquía y el pueblo aumentaba», escribió el ‘premier’ en sus memorias. Tras el funeral, pasó el fin de semana en la residencia real en Escocia, donde «Le hablé (a Isabel II), tal vez sin la sensibilidad que debía haber demostrado, de la necesidad de aprender lecciones», escribió. Y quizá así fue.
Esta vez, la respuesta oficial tardó poco en llegar, en forma de un escueto comunicado▶ «Toda la familia está entristecida al conocer el alcance real de cuán difíciles han sido los últimos años para Harry y Meghan. Las cuestiones planteadas, especialmente la racial, son preocupantes. Si bien algunos recuerdos pueden variar, se están tomando muy en serio y serán resueltos por la familia de forma privada. Harry, Meghan y Archie serán siempre miembros muy queridos de la familia», reza el texto.
El paralelismo entre la entrevista de los Sussex y de Diana es innegable, y de hecho su nombre apareció varias veces. Harry tiene presente el dolor de su madre y considera que Meghan pasó por una experiencia similar, pero al menos lo vivieron juntos. «Cuando Diana murió en un accidente automovilístico que un jurado dictaminó que fue en parte culpa de los paparazzi, con solo 36 años, el público británico juró que esto nunca volvería a suceder. Sin embargo, parece que no hemos aprendido nada de su muerte. Si hacer ese trabajo es tan miserable, y si la cobertura de la prensa es tan incesante e injusta que una joven confiada, vibrante y exitosa se ve reducida a las lágrimas, ¿no es necesario que cambie de trabajo?», se preguntaba en ‘The Guardian’ la profesora Kate Williams, de la Universidad de Reading.
La prensa conservadora, por su parte, alabó la pronta y directa respuesta de la monarca y diarios como ‘The Telegraph’ incluso consideran que esta será «la última palabra de la Reina con respecto a este asunto». La soberana también contó con el apoyo del primer ministro, Boris Johnson, que dijo sentir «la más alta admiración por la Reina» y su papel unificador, y que se negó a opinar sobre la polémica en cuestión. A juzgar por los sondeos, que indican que un 36% de los británicos apoyan a la Reina y a la Familia Real en esta crisis, parece que algo aprendieron los Windsor de las lecciones del pasado, aunque las verdaderas consecuencias de esta crisis, quizá más grave que la anterior, aún están por verse.