La pandemia acrecienta las grietas del patrimonio histórico y artístico galo
∑Las recientes ocupaciones de los teatros por parte de sus trabajadores son la punta del iceberg de una situación agravada por el Covid
La pandemia ha agravado de manera dramática la crisis de fondo de la cultura francesa▶ patrimonio histórico amenazado, cultura artística con monumentos degradados, cultura teatral hipotecada a las subvenciones, cultura literaria víctima de un crecimiento nadie sabe si canceroso o genial, cultura ensayística denunciando el ocaso / eclipse nacional, una lengua víctima de agresiones en la escuela, la nueva ‘cultureta’ musical y los lenguajes inclusivos.
En su día, el histórico incendio de la catedral de Notre Dame, la noche del 15 al 16 de abril de 2019, fue percibido como un síntoma inquietante. Monseñor Michel Aupetit, arzobispo de París, reaccionó con grave inquietud▶ «¿Qué nos está diciendo Dios?» Jean Clair, historiador del arte, reaccionó con este otro tipo de alarma▶ «No olvidemos en qué estado se encuentra nuestro patrimonio artístico».
Patrimonio histórico
Dos años después, y tras doce meses de pandemia, el patrimonio histórico cultural se encuentra en un estado patético▶ más de 4.000 iglesias necesitan de trabajos de entretenimiento y restauración, encontrándose en muy mal estado de conservación. Monumentos históricos –como la antigua residencia principesca de Chantilly▶ castillo aristocrático, museo, caballerizas célebres–, se han visto forzados a recurrir a la ‘beneficencia’ y filantropía internacional para poder pagar sus gastos corrientes.
La crisis de entretenimiento y conservación del patrimonio histórico coincide con la crisis de grandes instituciones museísticas, entre el monumento urbanístico y la exposición del arte contemporáneo.
En su día, el 7 de enero de 1977, el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges-Pompidou (CNAC), canonizado como Centro Pompidou, fue inaugurado con ultra pompa, presentado como una catedral de nuevo cuño, «catedral del arte contemporáneo». Apenas treinta y cuatro años más tarde, el Ministerio de Cultura anunció el mes de enero pasado que el Centro Pompidou debe cerrar cuatro años, completamente, para poder ‘reformarse’, víctima de su envejecimiento prematuro. Acontecimiento histórico catastrófico▶ la «catedral del arte contemporáneo», forzada a cerrar▶ el aire acondicionado funciona mal, las gigantescas tuberías son víctimas del hollín, las goteras se multiplican... Semanas más tarde, el mismo Ministerio de Cultura anunció el cierre del Gran Palais. El más antiguo de los templos de la cultura artística francesa contemporánea, víctima de los mismos problemas, se ve forzado a cerrar durante tres años para realizar reformas de fondo.
Indisociable del patrimonio cultural, a través de los grandes teatros nacionales, la cultura teatral vive una tragedia agravada por la pandemia. En París, el histórico Teatro del Odeón fue ocupado la semana pasada por varios centenares de trabajadores del espectáculo, lanzando estas críticas de fondo, contra el Gobierno y contra la degradación de la cultura teatral▶ «Cultura sacrificada». «Gobierno descalificado»... Desde la terraza del Odeón, varias veces por día, actores y técnicos del espectáculo recitan poemas, textos, haciendo una crítica brutal del estado de la cultura teatral francesa. La mañana del viernes, un actor leyó una ‘variante’ de un soneto de Shakespeare, ‘traducido’ muy libremente de este modo▶ «Un arte amordazado, que pretenden controlar monos disfrazados de doctores, intentando convertirnos en esclavos».
Tras la ocupación del Odeón, en París, se han sucedido ocupaciones de teatros nacionales y regionales▶ el Teatro de la Colina, en París; o el Teatro Nacional de Estrasburgo, entre otras capitales de provincias.
Año trágico para el cine
El cine francés, por su parte, ya atravesaba una crisis relativa a finales del 2019. 2020 ha sido un año trágico▶ el cierre de cines y teatros está resultando desde hace meses catastrófico para la industria▶ para los distribuidores, directores, guionistas, técnicos y actores. «El cine francés vive un tsunami que amenaza con prolongarse», comenta Karim Ghiyati, director de la productora Occitanie Films. Pascal Rogard, director general de la Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos, y Jérôme Seydoux, presidente de la productora Pathé, han publicado un manifiesto pidiendo socorro nacional, con esta advertencia▶ «Tras la pandemia, Francia deberá transformar profundamente su industria para poder sobrevivir».
En esa melancólica estela, JeanLuc Godard, patriarca del cine fran
cés, anuncia su ‘jubilación’ en estos términos▶ «He terminado dos guiones. Quizá ha llegado el momento de poner fin a mi vida de realizador. El virus es una forma de ‘diálogo’▶ necesita víctimas para poder ‘comunicarse?... En mi caso, siento nostalgia de la Nouvelle Vague. Veremos que será del cine francés».
Entre todas las facetas de la cultura francesa, la cultura literaria, novelesca, esencialmente, vive días de gloria, que nadie sabe si es gloriosa o dramática. Los libreros confirman que los franceses han vuelto a la lectura con pasión contenida y los editores dicen recibir millares de manuscritos contando las mil y una aventuras de lucha y resistencia contra el coronavirus.
Cinco millones de escritores
Según un estudio sociológico publicado a primeros de año, en una Francia de 67 millones de habitantes, más de 5 millones de hombres y mujeres comenzaron a escribir libros durante la pandemia. El mismo año en que murieron 89.000 / 90.000 franceses, víctimas del Covid-19, otros 5 millones decidieron contar por escrito su experiencia íntima de la pandemia.
Antoine Compagnon, catedrático emérito y uno de los grandes críticos literarios de nuestro tiempo en lengua francesa, comenta la crisis de