Millones de refugiados
Cuando en marzo de 2011 unos jóvenes de Daraa, al sur de Siria, escribieron en una pared «Tu turno ha llegado, doctor», Muhamed Subat acudía a sus clases de psicología en la Universidad de Damasco. Tenía 21 años y ninguna inquietud política, pero no perdía de vista lo sucedido en Túnez, Egipto y Libia en el marco de la llamada ‘Primavera árabe’ y, sobre todo, no tardó en recibir noticias de las protestas en su Daraa natal. En Siria se considera a Homs la ‘capital de la revolución’, pero la chispa prendió en Daraa con esa pintada contra Bashar al Assad y allí regresó Muhamed pasadas unas semanas tras ser expulsado de su facultad por asistir a manifestaciones en el campus.
«Solo queríamos algunos cambios y por eso salimos, pero la respuesta fue brutal. Golpes, detenciones, torturas… los ocho años siguientes los pasé en Daraa hasta que el Ejército sirio, con ayuda de Rusia e Irán, se hizo con el control del sur del país y tuve que abandonarlo», cuenta Mohamed desde Madrid, donde se ha convertido en uno de los 5,6 millones de refugiados que dejan estos diez años de conflicto en Siria. A ellos hay que sumar los 6,5 millones de desplazados internos, lo que convierte a este conflicto en la mayor crisis de desplazamiento desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Los muertos y desaparecidos? Imposible tener un recuento, pero desde el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) hablan de 380.000.
Favorito para la reelección
Los bombardeos masivos han cesado, 2020 fue el año con menos bajas desde el estallido de la guerra y ya no hay choques abiertos en las ciudades sirias, pero esto no significa que haya paz. Al Assad se mantiene en su trono gracias al apoyo de Moscú, Teherán y Hizbolá, y se presenta como el máximo favorito a repetir victoria de manera aplastante en los comicios presidenciales de este verano. El presidente gobierna sobre una Siria en ruinas y dividida, con críticas al régimen incluso en los bastiones más leales, donde la dura crisis económica y la corrupción generalizada han hecho tambalear los cimientos de un sistema que hace aguas.
La nueva guerra a la que se enfrentan los sirios que siguen en el país es