Aunque la estabilidad del Gobierno andaluz se haya demostrado inmune a tantas adversidades, este meneo la amenaza
l movimiento de las placas tectónicas de los grandes partidos en la falla de Ciudadanos ha roto los sismógrafos de la política. El terremoto murciano les ha dejado sin escala ni capacidad para registrar sus réplicas. Dicen que los efectos de esta primera sacudida han sido leves en Andalucía, pero ha dejado temblando a casi todos, y tanto movimiento puede agrietar cualquier estructura por fuerte que parezca.
Hasta el impacto del último cascote generado por el seísmo, el de Hervías, reconocido adversario
Eintimo de Juan Marín, atraído por la dirección del PP de Casado, resulta inquietante para este oasis sur de la política patria que podría volverse espejismo en un abrir y cerrar de ojos.
Queda tiempo para hacer análisis de daños, o no, que diría Mariano. A poco más de un año de las elecciones andaluzas, en la incertidumbre de la evolución de la pandemia y con los congresos de los partidos en fase de codazos, todo puede ocurrir. Y aunque la estabilidad del Gobierno andaluz se haya demostrado inmune a tantas adversidades, este meneo la amenaza.
Mientras el mundo se derrumba… Moreno y Marín se prometen lealtad a sabiendas de que en política nada es eterno. A ambos se les está agrandando el rabillo del ojo para ver por dónde viene el peligro. Moreno vigila el flanco derecho del fuego amigo y el amigo fogoso; Marín, el izquierdo, en plena crisis de identidad de su partido con el tahúr repartiendo juego en la Moncloa. El epicentro del seísmo está instalado en la Casablanca que propició el cambio andaluz, resistir ya es un triunfo.
La inquietud de los perros, capaces de predecir los terremotos, no cesa. La ambición de Sánchez, la desesperación de Arrimadas; el mayo madrileño y su repercusión en el PP nacional y hasta lo que pase en dos semanas en el congreso del PP de Sevilla seguirán moviendo la tierra.
Esa tierra que ya ni siquiera le queda bajo los pies a Susana Díaz después de la operación «Murcia y más allá». Su desesperación por demostrar que controla el partido en Andalucía ha entrado en fase sinfonía numero 6 de Tchaikovsky, mientras Sánchez cierra el ‘casting’ de su relevo, con Espadas destacado, y los críticos piden adelantar el congreso y nombrar un candidato que tenga lo que Díaz perdió hace tiempo▶ la capacidad de pactar, bien una moción o un gobierno, en el que, tantas veces repiten, será el año de la recuperación.