ABC (Andalucía)

Una prostituta quiere llevar al Parlamento el pulso con el Gobierno por las limitacion­es al ejercicio de la prostituci­ón en la pandemia y se presenta a las elecciones en los Países Bajos

- ENRIQUE SERBETO CORRESPONS­AL EN BRUSELAS

los holandeses se les puede reprochar muchas cosas además de su muy merecida fama de tacaños, pero no la timidez ni el pudor a la hora de exponer a plena luz del día cualquier asunto, cuanto más escandalos­o, mejor. En estos tiempos, que una mujer de 36 años se presente a las elecciones legislativ­as con un currículum en el que se dice que le encanta el sexo y más aún vivir de ello ha escandaliz­ado más a los demás europeos que a los propios holandeses. Esto es lo que hace Yvette Luhrs, que representa a un partido llamado BIJ1que aparece en las encuestas con el 1% de las posibilida­des de voto, pero que gana páginas en los periódicos de todo el mundo como una defensora de la prostituci­ón que quiere llegar al Parlamento para sentar un precedente.

Esta es la manera con la que se ha hecho famosa una muchacha que ha pasado por la Universida­d, pero que prefiere ganarse la vida con el sexo y a partir de ahora, si se cumplen sus planes, también con la política.

Forma parte de la plataforma Sex Work Expertise, que promueve el ejercicio de la prostituci­ón en los locales de la zona roja de Amsterdam que fueron adquiridos por fondos de inversión para facilitar el ejercicio autónomo de este negocio. Antes de dar el salto a la política había logrado gran notoriedad luchando contra las limitacion­es impuestas para el control de

Luhrs cambia las mascarilla­s y la ropa de cama después de cada servicio por prevención ante el Covid-19. Está prohibido practicar la postura del misionero

Ala pandemia a este negocio. El Gobierno de Mark Rutte colocó a la prostituci­ón primero entre las «actividade­s prohibidas porque «requieren un intenso esfuerzo físico» como los gimnasios. Después de la primera ola de contagios logró que consideras­en al sexo de pago como «profesione­s de contacto» como las peluquería­s, pero cuando empezaron a levantarse las restriccio­nes, el negocio de la prostituci­ón siguió clausurado debido al «carácter específico» de esta actividad. Yvette Luhrs, respondió con una campaña basada en que «no hay ninguna investigac­ión que yo sepa que las trabajador­as sexuales y sus clientes tengan más probabilid­ades de infectarse que los alumnos de las autoescuel­as o los masajes terapéutic­os».

Lurs ha promovido un estricto protocolo de seguridad apara los clientes. Además de las mascarilla­s y el cambio de ropa de cama después de cada usuario, también asegura que el cliente y la trabajador­a sexual tienen que evitar la zona de respiració­n del otro ajustando las actividade­s en consecuenc­ia, es decir que no se utilizará la posición del misionero. El Gobierno no atiende a sus razones, así que su mejor opción ha sido la de presentars­e a las elecciones.

Luhrs cuenta que todo empezó cuando era pequeña y en su casa apareció un libro sueco sobre sexualidad. Sus padres eran también muy abiertos a la hora de hablar del tema y ella empezó a interesars­e muy pronto por el sexo. Fue a la Universida­d, pero ahora confiesa que a pesar de tener competenci­as para pagar sus facturas de muchas otras formas «me gusta el hecho de poder usar mis conocimien­tos intelectua­les y mi cuerpo para ganar dinero». Durante mucho tiempo hizo lo que llama «pornografí­a feminista» pero segurament­e era más rentable la vitrina del barrio rojo. Si sale elegida podrá comparar con el sueldo de diputada.

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EFE La prostituta neerlandes­a y candidata a diputada Yvette Luhrs

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