Matthew McConaughey, su próximo papel como gobernador de Texas
El actor, de 51 años, aún no se ha decantado por ninguno de los dos partidos, aunque defiende ideas progresistas. Volcado en las causas sociales, tiene una oenegé dedicada a ayudar a adolescentes necesitados
atthew McConaughey es un poco como los de Bilbao. «Vivo en Austin porque vivo donde quiero», ha dicho el actor sobre la coqueta capital de Texas. McConaughey es más texano que las botas de ‘cowboy’ (por lo tanto, un poco español▶ los vaqueros son legado de los que arrean yeguadas en las marismas de Doñana y sus botas, de las que todavía se hacen a mano en Valverde del Camino). El actor ama el estado en el que nació, su carácter singular, el espíritu rebelde de El Álamo, la hospitalidad sureña. Se envuelve cada vez que puede en la bandera de la ‘estrella solitaria’ –un recordatorio y amenaza de que ellos fueron su propia república– y es un fanático de los equipos del estado▶ de los Astros de Houston, de reciente éxito en la liga de béisbol, y, sobre todo, del equipo de fútbol americano de la Universidad de Texas en Austin, su alma mater. Acude (acudía, antes del virus) a los partidos de los Longhorn, se emborracha con el resto de la hinchada, da charlas al equipo y pone el símbolo de los cuernos con su mano (aquí no se entiende como alusión a la posible episodios de infidelidad sufridos por el contrario).
McConaughey tiene una oenegé dedicada a ayudar a adolescentes necesitados en Texas (Just Keep Living Foundation) y acude a cada llamamiento que se le hace para recaudar fondos en desastres naturales. Pero el compromiso con su Texas podría ir más allá. El actor, acostumbrado a cambiar de piel –un día se le ve hinchado de músculos haciendo surf en Malibú, al otro está esquelético para rodar ‘Dallas Buyer’s Club’, que le dio el Oscar–, se plantea el papel más complicado de su vida▶ convertirse en gobernador de Texas.
No es la primera vez que lo dice, pero lo ha repetido dos veces en la última semana. Hace unos días, en un podcast grabado en Houston –la principal ciudad de Texas–, aseguró que «consideraba seriamente» presentarse a las elecciones, que se celebran el año que viene. «¿Cuál debe ser ahora mi papel de liderazgo?», se preguntó sobre la posibilidad de dar ese paso. «Creo que tengo cosas sobre las que enseñar y compartir». Y el miércoles por la noche, en la CBS, dijo que sería «estúpido» no considerarlo
My que está en el proceso de encontrar el papel en el que puede ser más «útil» para los demás.
La candidatura de McConaughey no es una ocurrencia. EE.UU. es un país en el que el presidente más querido del último medio siglo era un actor –Ronald Reagan–, en el que el último presidente era, en esencia, una estrella de la telerrealidad antes de saltar a la política –Donald Trump– y en el que Terminator fue gobernador del estado más poblado y poderoso (Arnold Schwarzenegger en California). Incluso se dice que la actriz Meghan Markle podría dejar de lado su dedicación full time a hacer añicos la Casa Real británica y prepara una candidatura a la presidencia en 2024 (eso sí es una ocurrencia).
McConaughey no se ha decantado hasta ahora por ninguno de los dos partidos y, aunque defiende ideas progresistas, ha criticado que buena parte de Hollywood se ha ido «demasiado a la izquierda» y que es «condescendiente» con quien no piensa como ellos (al menos, la mitad del país). También ha criticado los llamamientos a la ‘abolición de la Policía’ y, como buen texano, las propuestas más radicales para acabar con el derecho a usar armas. En un momento en el que las fuerzas entre republicanos y demócratas están más parejas que nunca, quizá McConaughey utilice una tercera vía y plante su trasero en el sillón del gobernador y las botas de vaquero sobre la mesa.