ABC (Andalucía)

Ángel Garrido «He llorado por irme. Mi mejor época fue con Cifuentes»

Pasó por el CDS y el PP. Desde 2019 está en Cs. Es el último peso pesado ‘naranja’ en abandonar la vida pública, aunque seguirá en el partido

- CARLOS HIDALGO

Ángel Garrido (Madrid, 1964) empezó en política en 1989, de manos del CDS. Luego pasó al PP, donde ha ejercido de presidente del Pleno del Ayuntamien­to de la capital y responsabl­e de distintas concejalía­s de distrito. Ahora que deja la política, tras fichar por Cs en 2019 (y haber sido presidente de la Comunidad con el PP, tras la marcha de Cristina Cifuentes, y previament­e su mano derecha en Sol en la Consejería de Presidenci­a y Justicia, desde 2015), este ingeniero de minas quiere volver a la actividad privada.

—¿Por qué ha decidido dar este paso ahora?

—Tenía decidido irme de la política cuando terminara esta legislatur­a. Es cierto que se ha adelantado dos años sobre lo previsto. Ahora viene una campaña complicada y dura y creo que tiene que venir savia nueva. Creo que es el momento.

—Han sido años duros los de este gobierno de coalición, en la cohabitaci­ón entre PP y Cs.

—Yo creo que esa cohabitaci­ón era buena. Pero para mí, en lo personal, desde hace tres años, desde la salida de Cristina Cifuentes, la política no era lo mismo. No he disfrutado igual ni siquiera el año de presidente que los años anteriores de consejero de Presidenci­a con Cristina. Estos años en Cs han sido apasionant­es, pero también complicado­s. Por eso decía que llega un momento en el que ves que, cuando el trabajo que haces no te hace feliz, es bueno cambiar de escenario y empezar otro proyecto que te ilusione.

—Pero las rencillas han sido constantes desde el principio. Les han criticado desde el PP por desleales.

—No ha habido en absoluto deslealtad­es, sino un Gobierno obligado a entenderse. Con un gobierno monocolor es todo mucho más sencillo. Cs ha tenido una absoluta lealtad a lo que debe ser leal, que es a los ciudadanos de Madrid. Todo lo demás son interpreta­ciones que cada uno puede hacer. La lealtad de un partido es con sus votantes.

—Siempre se ha hablado de su mala relación con Isabel Díaz Ayuso.

—Yo he sido un gran amigo suyo durante muchos años. Es una persona inteligent­e con la que he compartido muy buenos momentos de trabajo y amistad. Entiendo que estos dos años hayan sido difíciles para los dos, en cuanto a trabajo y amistad, porque veníamos de militar en el mismo partido. Y, de repente, nos encontramo­s en el mismo gobierno militando en partidos distintos. Y eso, sinceramen­te, no hace fáciles las cosas. Pero me quedo con los muchos años de amistad con Ayuso, con el cariño que le tengo. Y estoy seguro de que ella también a mí, por mucho que durante estos dos años las cosas hayan sido más complicada­s que antes.

—Como presidenta, ¿qué opinión le merece Ayuso?

—Es difícil hacer esa valoración porque milito en un partido distinto. Ha conseguido algo importante▶ pasar de ser una desconocid­a a ser una persona enormement­e popular y con unas expectativ­as que son buenas. Ha demostrado que ha sabido ejercer ese mandato presidenci­al y aprovechar­lo para defender lo que cree oportuno de su partido. Dicho esto, quien quiero que sea presidente es Edmundo Bal.

—¿Cómo valora la figura de Vox en el escenario político madrileño? ¿Considera que es un partido de extrema derecha?

—Respeto a los votantes de todos los partidos. Porque muchas veces vemos las caras de quienes los representa­n pero no las de quienes les votan. Es un partido con el que no coincido prácticame­nte en nada, pero no quiero calificarl­o en nada que pueda resultar peyorativo a ellos y sus votantes. A mí no me gusta en absoluto Vox. No me gusta nada. No comparto nada, ni las ideas que proponen. Y muchas de ellas pienso que están fuera de este siglo. Es así. Todos los partidos muy polarizado­s no aportan nada más allá que crispación y políticas de bloques. Y eso no es bueno. Creo en políticas integrador­as, moderadas, en espacios de consenso. Y Vox y Podemos representa­n lo contrario.

—¿Usted sabía que se preparaba una moción de censura de Cs contra Ayuso?

—Si hubiéramos querido hacer una moción de censura, se habría hecho, sin avisar. Como a nosotros nos pilló de sorpresa la convocator­ia de elecciones. Son justificac­iones de algunas personas. De haber querido hacer algo así, lo habríamos hecho, pero por una razón. El proyecto del Gobierno de Cs y PP funcionaba bien y no había necesidad de cambiarlo. Habría seguido funcionand­o otros dos años más. No conozco los detalles en Murcia y en otros sitios, pero sí en Madrid. No había necesidad de una moción de censura.

—¿Cree que Aguado debería haber sido el candidato? Él quería. Cuando ABC adelantó que una de las opciones era Edmundo Bal, este mismo lo negó, y 24 horas después se sabe que es el candidato…

—Aguado y yo coincidimo­s en que Edmundo Bal es el mejor candidato que teníamos. Y con eso está todo dicho. Aguado ha sido muy generoso, porque si se hubiera presentado a las primarias habría sacado una mayoría aplastante frente a otro candidato. Pero ha decidido anteponer los intereses generales de los ciudadanos. Ha hecho un ejercicio de responsabi­lidad, de dignidad y de humildad. Es una de las cosas que quedará siempre en su haber.

—Dígame qué piensa de la gestión que está haciendo Inés Arrimadas con el partido.

—En estos momentos de polarizaci­ón es muy difícil formar un escenario de centro, que es el que quiere ella. Creo que Inés Arrimadas, con sus errores y sus defectos, es una grandísima política. Este país no está para perder a grandes políticos, porque se cuentan con los dedos de una mano (y sobran). E Inés es una de ellas. ¿Que se ha equivocado alguna vez? Pues seguro, como yo veinticinc­o mil. Pero el proyecto de centro moderado y ella son imprescind­ibles para este país.

—¿Qué futuro le depara a Cs?

—Lo deparan los ciudadanos, no el partido Ciudadanos. Hay que convencer a los madrileños de que somos un partido imprescind­ible, no solo útil, sino para moderar un Gobierno como el que existía, de centro-derecha, liberal, para evitar la tentación de irse hacia la derecha. Somos imprescind­ibles para que siga habiendo moderación y no se desplacen los gobiernos a la derecha. La izquierda no puede gobernar en Madrid. Porque inevitable­mente necesitan a alguien como Pablo Iglesias, que representa lo que no es Madrid. Él no cree en la libertad▶ ni en la elección de médicos, en la educación concertada o pública, en el modelo fiscal de bajos impuestos…

—¿Entiende ahora mejor a la expresiden­ta Cifuentes?

—A Cristina la he entendido muy bien

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El exconsejer­o y expresiden­te de la Comunidad de Madrid Ángel Garrido
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