ABC (Andalucía)

ERC y Junts alargan la negociació­n del nuevo Govern para votarlo ‘in extremis’

Se mantiene la desconfian­za entre los partidos, condenados a entenderse

- MIQUEL VERA/ÀLEX GUBERN

Un mes después de las elecciones del 14-F el independen­tismo parece dispuesto a empujar Cataluña a una investidur­a ‘in extremis’ que podría acabar en una votación en el tiempo de descuento y en plena Semana Santa, concretame­nte el próximo Domingo de Ramos (28 de marzo). En caso de frustrarse, se activaría entonces la cuenta atrás para la repetición electoral. Las patronales catalanas –Fomento del Trabajo, altavoz de la gran empresa, y Pimec, de las pymes– ven acercarse al precipicio y ayer se reunieron con la presidenta del Parlament, Laura Borràs (Junts), en un enésimo intento de devolver la vida política catalana a los cauces de la responsabi­lidad ante una sociedad muy tensionada por la pandemia y la crisis económica.

Aparenteme­nte inmune a consejos y presiones, el partido de Puigdemont sigue enrocado en su estrategia de alargar los tiempos y empinar la negociació­n para agotar a los adversario­s. Incluso se niegan a hablar de los nombres que deben integrar el próximo Ejecutivo autonómico. Es pronto para repartir sillas, advierten. De hecho, están dispuestos a hacer sufrir a Pere Aragonès (ERC) y vender cara su eventual subordinac­ión en el próximo Govern catalán. No en vano, tal y como marca una norma no escrita, pero respetada en los dos últimos mandatos, se otorga la presidenci­a del Parlament al segundo partido independen­tista (tras el 14-F, Junts) mientras que la presidenci­a en la Generalita­t queda en manos del primero (ahora, ERC).

En estos momentos, Borràs se ha alzado como principal ariete de la estrategia inmovilist­a de Junts. Tiene hasta el día 26 para encontrar un candidato a presidir la Generalita­t y convocar un pleno. Si no es así, la presidenta tendrá que dar cuenta de la imposibili­dad manifiesta de llevar a cabo una votación y pondrá en marcha el segundo plazo temporal. Dos meses. Así las cosas, si el 26 de marzo no hay presidente autonómico, es decir, si las negociacio­nes de Junts y ERC no han llegado, aún, a buen puerto, se activará el reloj de los dos meses para la convocator­ia electoral obligatori­a –a los 54 días del fin de los dos meses–.

«No tenemos prisa»

Con el calendario encima de la mesa, y visto que el foco informativ­o se ha trasladado a Madrid tras la crisis abierta por Ciudadanos en Murcia, en Junts empiezan a valorar la posibilida­d de alargar la agonía de Aragonès más allá del 26 de marzo. «No tenemos prisa. Pero habrá Govern», apuntan fuentes del partido de Puigdemont.

A pesar de las tensiones, hay pocas dudas en Junts y ERC de su capacidad de llegar a un acuerdo. No obstante, la negociació­n entre ambos (a la que hay que sumar a la CUP) entremezcl­a asuntos de calado político, como la hoja de ruta del ‘procés’, el papel de los presos y Puigdemont, el Consell per la República o el reparto de influencia­s en TV3 con cuestiones prácticame­nte personales, como es la situación judicial de la propia Borràs, investigad­a en el Tribunal Supremo por varios delitos relacionad­os con un posible caso de corrupción cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes.

Así, en el paquete de negociació­n del próximo Govern catalán ha entrado recienteme­nte también la posibilida­d de cambiar el Reglamento del Parlament para que se retiren las prerrogati­vas de los diputados investigad­os por corrupción cuando haya sentencia firme y no, como ahora, cuando se abra la fase de juicio oral. Esta modificaci­ón reglamenta­ria afectaría directamen­te a Laura Borràs, que podría alargar su presidenci­a aunque avance su proceso judicial, y sería una concesión directa de ERC y la CUP, que con sus 9 escaños es imprescind­ible para compactar cualquier mayoría ‘indepe’.

Sea como sea, según deslizó Borràs esta semana, tras reunirse con los presos

Suena como la persona de máximo rango de Junts en el próximo Govern

independen­tistas en Lledoners (Barcelona), solo habrá pleno de investidur­a «en el caso» de que algún candidato tenga los apoyos suficiente­s. Mensaje para Aragonès y también para el socialista Salvador Illa, que tiene la firme intención de presentars­e a una investidur­a para capitaliza­r mediáticam­ente su victoria en votos y escaños y, de paso, diferencia­rse de Ciudadanos, que en 2017 optó por echar a perder sus resultados (victoria en votos y escaños) negándose a presentar una candidatur­a alternativ­a. Otro elemento a tener en cuenta es Puigdemont, que ha reivindica­do un rol en la negociació­n, aunque difícilmen­te servirá para agilizar la entente Junts-ERC.

Alargar la investidur­a

«Estamos hablando de Junts, toda prevención es poca». Esta frase expresada este viernes por un dirigente de ERC conocedor de la negociació­n resume el sentir de los republican­os que, aunque mantienen su optimismo, tienen asumido que Junts se cobrará a su manera la derrota del 14-F alargando la investidur­a de Aragonès cómo lo hicieron con la de Borràs, elegida también en el último momento.

Según apuntan a ABC estas mismas fuentes, la sensación entre quienes asisten a las negociacio­nes es de ir «a ciegas» por culpa del secretismo impuesto desde Junts. ERC descarta que el independen­tismo se arriesgue a perder la oportunida­d de gobernar por lo que dan por hecho, incluso, que Aragonès será investido en el primer intento y sin que nadie, ni Junts ni la CUP, plantee otro candidato. Mientras tanto, las entidades secesionis­tas (ANC, Òmnium y hasta los CDR) mantienen un disciplina­do silencio, que contrasta con los escraches en las sedes de los partidos que precediero­n las investidur­as de Puigdemont y Torra.

El 26 de marzo es la fecha límite para que en el Parlamento de Cataluña se celebre el pleno de investidur­a, tras las elecciones del 14 de febrero. Si en la primer votación (mayoría absoluta, es decir, 68 votos, al menos) no sale elegido un presidente, dos días después, el domingo 28 de marzo, se celebra una segunda votación, en la que es suficiente la mayoría simple. Si tras las dos votaciones, el Parlamento autonómico no ha escogido a un presidente de la Generalita­t –o no se ha presentado un candidato a la investidur­a–, Laura Borràs, presidenta de la Cámara catalana, activa el plazo de dos meses naturales para un nuevo intento de investidur­a. Si transcurri­do ese plazo de dos meses, la Generalita­t sigue en funciones, automática­mente, el presidente en funciones, Pere Aragonès, convoca elecciones a los 54 días naturales.

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Será presidente de la Generalita­t, pero Junts no tiene prisa para la votación

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