La UE busca el equilibrio imposible con el régimen turco
Borrell admite que la situación «es muy frágil» tras las últimas decisiones de Erdogan
Los líderes europeos analizarán este jueves en una cumbre telemática las relaciones con Turquía, un vecino, socio y teóricamente todavía candidato a la adhesión a la UE, que ha estado a punto de provocar un conflicto abierto con Grecia y Chipre a propósito de la delimitación de las aguas territoriales y la exploración de yacimientos de hidrocarburos, y ha suscitado graves tensiones con Francia debido a su intervención militar en Libia. Pero es también el agente esencial para gestionar el gravísimo problema de los refugiados de la guerra siria y el consenso general en la UE es que sigue siendo mejor llevarse bien con Ankara, a pesar de las tentaciones totalitarias del máximo dirigente, Recep Tayyip Erdogan.
La discusión estratégica lleva sobre la mesa desde el verano pasado, y el resto de los países y el Alto Representante, Josep Borrell, habían optado por aplazar la discusión apostando porque Erdogán suavizase su actitud en esos asuntos sensibles, como así ha sucedido en parte. Pero al mismo tiempo, esta espera le ha dado margen para que Erdogan tomase otras decisiones que son para la UE como una ofensa directa▶ la amenaza de ilegalizar al principal partido de representación de los kurdos (en realidad no ha sido iniciativa suya, pero no se opone) y el anuncio el pasado sábado de la retirada del país de la
Convención de Estambul en la que se acordaron medidas prácticas para tratar de limitar la violencia doméstica contra las mujeres.
A la salida del Consejo de Exteriores de ayer, Borrell dijo que habían debatido sobre los «gestos positivos y otros que son preocupantes» en la acción de las autoridades turcas y que si desde diciembre «ha habido señales alentadoras, ahora la situación es muy frágil».
Los ministros de Exteriores debatieron en torno al documento que ha preparado Borrell muy favorable a la normalización de los contactos, para que sean los jefes de Estado o de Gobierno los que tomen una decisión clara sobre las relaciones con Turquía en la reunión del jueves en la que tienen que tener en cuenta «los intereses de los países miembros, pero también los valores de la UE». Algunos ministros hicieron aportaciones al documento, pero en realidad Borrell dijo que había visto «bastante consenso».
Intereses frente a valores
España es en este campo uno de los países más favorables a pensar en los intereses y dejar de lado los valores, para tener a Turquía lo más cerca posible.
Borrell tampoco ignoró que de todos modos, la situación interna en el país es en estos momentos «muy delicada». En efecto, después de las últimas medidas tomadas por Erdogan, como la destitución abrupta del gobernador del Banco Central, Naci Agbal, y su sustitución por una personalidad afecta a su partido, la lira turca sufrió ayer una fuerte caída de hasta el 15%. Turquía es un país que también depende mucho del turismo y las restricciones provocadas por la pandemia le han creado un problema colosal para su economía.