ABC (Andalucía)

Andrea Pirlo, un ídolo caído en Turín

Tras ganar nueve ligas, la Juve decepciona en la temporada del debut de su exjugador como entrenador

- PABLO LODEIRO

El domingo supuso la confirmaci­ón del delicado momento que atraviesa la Juventus. Derrotado en su casa por el Benevento (0-1), decimosext­o clasificad­o, el vigente campeón dijo adiós a las aspiracion­es que le quedaban para conseguir su décima liga italiana consecutiv­a, un campeonato encabezado ahora por los dos equipos de Milán, aunque el Inter aventaja a su eterno rival en esa carrera fratricida por el título. A diez puntos del líder y a falta de diez jornadas, la temporada del conjunto turinés se queda sin pilares para equilibrar la irregulari­dad que le lastra este curso. Eliminado sorprenden­temente en octavos de la Champions por el Oporto, solo las copas sirven de digestivo (ya es campeón de la Supercopa y en mayo disputará la final de la de Italia contra el Atalanta) para una masa social que apunta con el dedo a su entrenador, Andrea Pirlo, como uno de los máximos responsabl­es de la situación.

La contrataci­ón el pasado verano del legendario futbolista, que triunfó en el club como jugador pero ocupó el banquillo sin ninguna experienci­a como técnico en el fútbol profesiona­l, respondió a la misma tendencia que llevó a equipos como el Barcelona o el Real Madrid a entregar sus mastodónti­cos proyectos a hombres de la casa. Una política con un único objetivo en el caso de la Juve▶ una cara reconocibl­e para favorecer en el vestuario la gestión de egos como el de Cristiano en lugar de la apuesta firme por un libro de estilo ya consolidad­o. Guardiola y Zidane crearon escuela con sus triunfos y, a rebufo, muchos otros han intentado replicar esa fórmula. Pirlo, pese a que en el imaginario futbolísti­co aparezca aún sin barba y con la camiseta del Milán, finiquitó a un alto nivel su carrera como jugador en la Juventus. Curiosamen­te, desde que se hizo con el timón de su centro del campo (2011), el equipo comenzó a disfrutar de

Pirlo, durante el partido del pasado fin de semana

contra el Benevento ese goteo casi permanente de títulos en la Serie A. Pero la costumbre de ser campeón en la liga italiana parece llegar a su fin también con él.

La derrota contra el Benevento no es el último eslabón de una mala racha de resultados, más bien una consecuenc­ia de los bandazos que la Juventus acumuló en los primeros meses de temporada. De hecho, los de Turín han ganado en 16 de los 21 partidos que han disputado en 2021. Pero no solo aparecen motivos identitari­os en la llegada de Pirlo al banquillo juventino más codiciado de la última década. También la ansiedad por conseguir la deseada Champions.

La Juventus tuvo que sufrir una dolorosa reinvenció­n en 2005, cuando fue condenada al descenso administra­tivo tras un escándalo de apuestas deportivas. Bajo la dirección de la familia Agnelli, el club comenzó el camino de la reconquist­a y, año a año, fue asegurando su reinado en la liga italiana. Sin embargo, solo la Champions da acceso a la inmortalid­ad. Tras perder dos finales en los últimos años, los italianos buscaron un revulsivo para alcanzarla, primero con la llegada de Cristiano Ronaldo y, hace unos meses, con la de Andrea Pirlo, cada vez más cuestionad­o por la afición. Dos fichajes de renombre que no han funcionado en ese anhelo europeo de la afición y la directiva. turinesa.

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EFE

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