Movilizaciones
asegurarse de que algo así nunca vuelva a suceder», dice este activista, hijo de jamaicanos nacido en Birmingham, que no se corta al afirmar que en la posguerra «cuando Gran Bretaña estaba de rodillas, vino la gente de la Commonwealth, la generación Windrush, a reconstruir este país y devolverle su grandeza», trabajando en la construcción, la limpieza o la enfermería.
«Ellos no se veían a sí mismos como inmigrantes. Se veían a sí mismos yendo a su madre patria, porque cuando vinieron aquí, vieron ondear la misma bandera que ondeaba en su país; así que lo que Gran Bretaña llama mano de obra migrante era en realidad mano de obra británica». «Y no olvidemos», dice con cierta ironía, «que este es un país construido gracias a que fue un imperio, gracias a las tierras al otro del mar donde plantaba su bandera».
Wendy Williams, que hace un año entregó un informe a los parlamentarios sobre las lecciones aprendidas del escándalo después de que le pidieran una investigación independiente, denuncia que Interior no ha conseguido un progreso adecuado en relación con las treinta recomendaciones con las que concluye el informe, y considera que el departamento que dirige Patel «corre el riesgo de perder una oportunidad de cambio única en una generación».
Su pasaporte ya no valía
Nathaniel viajó a Jamaica de vacaciones en 2001 tras estar 40 años en el Reino Unido y ya no pudo volver. Murió en la isla caribeña
Además, Williams acusó al ministerio de ser un ente que «no comprende la historia de la migración al Reino Unido, la historia colonial británica y el impacto de sus propias políticas». Williams dice estar consternada por casos como el de Nathaniel, que se fue de vacaciones a Jamaica con su hija en el 2001 sin saber que, tras pasar más de 40 años en Reino Unido, no iba a regresar a su hogar. «Le dijeron que el pasaporte que tenía desde hacía 45 años, que lo declaraba ciudadano del Reino Unido y las Colonias, ya no era lo suficientemente válido. Nueve años después de sus vacaciones, Nathaniel murió solo en Jamaica».
El gobierno, por su parte, asegura que introducirá en breve cambios en las leyes de inmigración para que las víctimas puedan acceder a la nacionalidad pero, en palabras de Patrick C.S. «eso está por verse… yo después de lo que he pasado, no me creo nada».
Patrick rememora el momento en el que le intentaron separar de su mujer y sus hijas: «Sigo con el miedo en el cuerpo»