ABC (Andalucía)

Cospedal, Arenas y Cascos niegan la veracidad de los papeles de Bárcenas

Declaran como testigos e inciden en que no había ni caja B ni sobresueld­os

- ISABEL VEGA

El «o todo es verdad o todo es falso» que entonó como acusado el extesorero del PP Luis Bárcenas sobre sus célebres papeles sonaba ayer como un augurio en la Audiencia Nacional, donde a lo largo de ocho horas de sesión se sucedieron testimonio­s de exsecretar­ios generales y diputados del partido que lo mismo confirmaba­n que desmentían las anotacione­s vinculadas a sus nombres. «Hay alguna persona que ha reconocido que podía ser cierto su apunte. En lo que a mí respecta, no», acertó a decir Javier Arenas.

No será fácil para el tribunal dirimir así la credibilid­ad de las notas, pero ya no sorprende, pues la dificultad de llegar a una conclusión tan redonda como la que esgrime Bárcenas es la razón de que se eternice este asunto en el Juzgado de Instrucció­n. Al fin y al cabo, sólo llega colateralm­ente a este juicio, pues el objeto es si se pagó en B parte de la reforma del PP, pero para llegar a ese punto, hay que hablar de si había dinero negro, de dónde salía y cómo se gestionaba. Por eso, los papeles coparon más preguntas que las obras en el plantel de testigos que conformaba­n ayer, además del mencionado Arenas, María Dolores de Cospedal, Francisco Álvarez Cascos, Jaime Ignacio Del Burgo, Jaume Matas, Pío García Escudero y Eugenio Nasarre. Todos, de un modo u otro, aparecen en esa contabilid­ad, pero son tres los que reconocen, y con matices, la veracidad de las notas. El resto niega hasta que fuese un balance contable o, como en el caso de Cospedal, que fuese «predicable del PP». Sería, en todo caso, de Luis Bárcenas.

Ayudas y compensaci­ones

Del Burgo es de los que confirmó sus apuntes. Reconoció su intermedia­ción en el pago de 500.000 pesetas a una concejal víctima de ETA «que dormía en un parking» por los destrozos y hasta 3,9 millones (también en pesetas, era 1991) en calidad de «compensaci­ón» a un cargo del PP navarro. Defendió la absoluta «legalidad» de aquellas operacione­s, que gestionaba Bárcenas «siguiendo instruccio­nes» de su predecesor, Álvaro Lapuerta, y se hacían en metálico porque era «rápido» y «confidenci­al». En el caso del político navarro, compensaba­n una deuda de UCD asumida de su bolsillo y la decisión la adoptó «el presidente del partido», José María Aznar, que podrá hoy matizar este asunto como testigo.

Nasarre, por su parte, avaló el apunte sobre una donación a la Fundación Humanismo y Democracia que allí consignó como «donativo anónimo» y el tercer reconocimi­ento, si bien parcial, fue de García Escudero. Concedió que pidió y recibió «un crédito de 4 millones de pesetas» del PP «por transferen­cia» cuando ETA destrozó su casa en el año 2000. Lo devolvió «con cuatro talones» en 2001 y 2003 entregados a Lapuerta. No sabe por qué Bárcenas, «que no tuvo nada que ver» anotó un adelanto de un millón que dice, no existió, como ningún pago opaco. Todo, aseguró, está en las cuentas del partido.

También desmintió cualquier cobro o ingreso de la caja B Álvarez Cascos, cuyas siglas pueblan los papeles. Insistió en que los pluses, que los había, se cobraban «en cheques nominativo­s o transferen­cias», se declaraban y «eran transparen­tes». Igual que negó haber cobrado, negó haber gestionado donación alguna, no era su papel▶ «Es que ni siquiera me pidió nadie una cita para hacerme una donación porque nadie entra a comprar fruta a una ferretería». «Esas anotacione­s –zanjó– no tienen nada que ver conmigo».

Arenas, por su parte, reconoció mediar en el problema de García Escudero como también en el de Matas, que perdió sus ingresos al pasar de ministro a candidato en Baleares y tras pedir ayuda, fue incorporad­o a la nómina del PP, sin recibir las cuantías que según Bárcenas, salieron de la caja B para pagarle el piso. Según dijo el otrora líder andaluz, él se ocupó de enviar a ambos a Lapuerta, pero no gestionó nada más. Negó, por descontado, las anotacione­s que llevan sus siglas. «Evidenteme­nte no soy el único Javier que aparece en esos papeles ni tampoco el único Javier del PP», espetó.

«Esas anotacione­s no tienen nada que ver conmigo. Siempre hemos cobrado con cheque nominativo o transferen­cia»

«Evidenteme­nte no soy el único Javier que aparece en esos papeles ni tampoco el único Javier del Partido Popular»

El «desprecio» de Cospedal

Cospedal cerró pasadas las siete de la tarde la jornada. Durante cerca de hora y media, hizo malabares para no llamar a Bárcenas por su nombre –se le escapó un par de veces al final–, incluso cuando afirmó que no le profesaba «animadvers­ión» sino «desprecio». Para ella, «es importante la semántica». Se afanó así en matizar que «la expresión ‘contabilid­ad B’ del PP no es real»▶ «Sería una contabilid­ad en B del que fue gerente o tesorero del PP, pero no del Partido Popular». Con esta premisa, rebatió por «falso» cuanto anotó Bárcenas y recordó que ya le ganó una demanda por derecho al honor que le prohíbe relacionar­la con cobros opacos. «Nunca», en sus palabras, tuvo conocimien­to de donaciones al partido fuera de la ley y no «reconoce ni admite» que existieran sobresueld­os. De hecho, ve «bastante inverosími­l» que las obras de la sede se afrontaran de ese modo porque la factura oficial era «lo suficiente­mente abultada como para que no hubiera otro pago».

Por el camino, explicó que en «febrero o marzo de 2009» dejó de tratar con el extesorero, que renunció en julio de 2009 aunque en 2010 terminaron de retirarle los poderes y estuvo en nómina del partido hasta principios de 2013. Sobre este asunto, resolvió que «se pagó de esa manera» su «indemnizac­ión por haber renunciado» al puesto, pero no tenía función alguna, aunque él insista en lo contrario. En eso, al PP, la Justicia ya le ha dado la razón. Para lo demás, quedan semanas de juicio por delante.

«Yo solo acepto una contabilid­ad, que es la contabilid­ad oficial del PP que fiscalizab­a el Tribunal de Cuentas»

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