Catarata de críticas a Sánchez por vetar el turismo nacional
Toda la oposición del Congreso se puso ayer de acuerdo en una cuestión▶ la decisión del Gobierno de prohibir la movilidad interna de los españoles, pero permitir los viajes de turistas a nuestro país es una absoluta incoherencia –como también señaló la Comisión Europea–. Socios y rivales del Ejecutivo profesaron una catarata de críticas al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante una medida que –advierten– no solo no es comprendida por la población, sino que puede elevar la desafección ciudadana hacia la clase política.
La reclamación fue clara▶ si una PCR negativa es suficiente para que un extranjero se mueva dentro de nuestro país, también debe serlo para que lo haga un español. Cordura y responsabilidad fueron las exigencias más repetidas al Gobierno para que todos los ciudadanos tengan los
mismos derechos. Las críticas al Ejecutivo de Sánchez se lanzaron desde todos los grupos del arco parlamentario, incluidos los socios del Gobierno de coalición. El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, acusó a los socialistas de cometer una «terrible irresponsabilidad» al permitir la llegada de extranjeros, denunciando el «agravio comparativo» que supone para los nacionales.
Por su parte, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, reprochó al Ejecutivo haber provocado «perplejidad» en los ciudadanos e incurrir en contradicciones «enormes». En una línea similar se pronunciaron los portavoces de Más País, Íñigo Errejón, y Compromís, Joan Baldoví, al denunciar que España
se ha convertido en «la tasca de Europa» y una «ciudad de borrachera». Unos argumentos repetidos después por la portavoz de la CUP, Mireia Vehí, que criticó el «sinsentido» de la medida y la conversión de España en «el patio de atrás de los alemanes, de los suizos y franceses».
El mismo portavoz de Unidas Podemos (UP), Pablo Echenique, admitió en la jornada de ayer la incoherencia, pero se afanó en echar balones fuera y culpó a Madrid de las críticas lanzadas por la Comisión Europea. Según el dirigente morado, lo que Bruselas critica al pedir «coherencia» a los estados miembros son «las macrofiestas de turistas franceses que vienen a una ciudad muy específica».