Cuando perder es la mejor opción
Los peores equipos de la NBA hacen ‘tanking’, dejarse llevar para elegir luego a los mejores universitarios
¿Qué es y cómo funciona el ‘draft’ de la NBA?
Llega el ecuador de la temporada NBA, un punto de inflexión en el que la realidad se revela ante las 30 franquicias que componen la liga de baloncesto. Es el momento de medir aspiraciones, en el que los grandes equipos perfilan sus plantillas y ánimos para encarar una serie de partidos que definirán, en buena medida, su devenir en la competición. Pero como con todo en esta vida, siempre hay dos versiones. Los Houston Rockets consiguieron cortar en la madrugada de ayer una racha de 20 partidos consecutivos con derrota, una de las diez peores de la historia. John Wall, su base, lo festejaba y casi le faltaba descorchar en champán. El equipo había perdido en verano a sus dos principales estrellas, James Harden y Russell Westbrook, a su entrenador y a su jefe de operaciones. En definitiva, tocaba una reestructuración. Pese a que nadie duda de la profesionalidad del conjunto tejano, en la NBA es habitual que, ante la falta de expectativas deportivas, los equipos se dejen llevar por lo que resta de calendario a base de derrotas, con sus estrellas de baja indefinida, o traspasar incluso a algunos jugadores a mitad de campaña para, al final de ella, obtener beneficios en forma de talento joven en el ‘draft’ (que además tienen un salario marcado por la liga y muy asequible). Esta práctica tiene un nombre▶ el ‘tanking’.
Sanciones
Este fenómeno, pese a todo, sigue siendo un tema tabú. Ningún equipo ha reconocido ni reconocerá el uso de esta práctica pero sin embargo, los dirigentes de la NBA, con sus medidas para cortocircuitar este fenómeno, le han dado validez a esta realidad. Adam Silver, comisionado y máxima autoridad de la liga, ha luchado en los últimos tiempos con multas (pueden ascender hasta los 84.000 euros a los equipos que reserven a sus titulares y con una reformulación de la lotería del ‘draft’. Desde 2019, la probabilidad de ser el peor equipo y obtener su número uno ha bajado desde el 25% al 14%.
Esta cualidad inherente de la NBA, pues las otras grandes ligas estadounidenses cuentan con un calendario más reducido que no deja espacio a la triquiñuelas, se originó en la década de los 80. Hasta esta fecha, el número uno del ‘draft’ se decidía lanzando una moneda al aire, literalmente. Y participaban el peor equipo de cada conferencia, que elegían la cara o la cruz. Los Houston Rockets de la temporada 83/84 pueden presumir de ser el primer equipo en la historia en ‘tanquear’. El colofón a su desastrosa temporada estuvo formado por 14 derrotas en los últimos 17 partidos, unos en los que incluso sacaron a pista a jugadores muy pasados en años, hasta ese momento con papeles más secundarios, para propiciar los malos resultados. Fueron últimos y entraron en la lotería. En la universidad ya despuntaban dos jóvenes, Michael
Jordan y Hakeem Olajuwon, y estaba a una moneda de hacerse con uno de ellos. Una década después y con el segundo ya en su plantilla, consiguieron el primer anillo de su historia.
Seguramente el caso más sonado de ‘tanking’ en los tiempos recientes de la NBA sea el de los Philadelphia 76ers. El equipo, entre 2013 y 2016, sumó solo 47 victorias en 246 partidos mientras acumulaban talento joven como Joel Embiid, Ben Simmons o Markelle Fultz. Mientras sus derrotas sonrojaban a la liga y a sus propios aficionados, sus jugadores asumían el eslogan ‘Trust the process’ (confía en el proceso, en inglés), un populismo con la promesa de un futuro menos bochornoso. Lo cierto es que hoy son uno de los equipos punteros de su conferencia y candidatos a llegar hasta la finales de la NBA.
Otro caso de éxito ha sido el de Los Ángeles Lakers. La organización se enfrentó en 2016 a la retirada de Kobe Bryant, su jugador más emblemático en el siglo XXI. La respuesta fue el ‘tanking’. Los Lakers comenzaron a acumular derrotas y posadolescentes bajo su uniforme pero, en este caso, y porque el equipo de oro y púrpura tiene un aura diferente en lo que a contratación de jugadores se refiere, la ecuación resultó exitosa. En 2018, convencieron a LeBron James, el mejor del momento, para unirse a un proyecto en ruinas y un año después, traspasaron a sus mirlos para hacerse con uno de los interiores más dominantes de la NBA, Anthony Davis. Actualmente son los campeones.
El ‘tanking’, sin embargo, es un ente caprichoso. La liga está llena de esqueletos, de equipos que han hipotecado su integridad y que nunca han sacado rédito por ello. Sacramento Kings, Minnesota Timberwolves, New York Knicks o Detroit Pistons son esos conjuntos que, en la jerga coloquial interna de la liga, se les conoce como ‘bandas’, porque se han hartado a perder para conseguir talento universitario y siempre han cantado un poco. Elegir al número uno del ‘draft’ u otros jóvenes prometedores (120 son seleccionados cada año) no asegura el éxito, es una lotería como bien indica su nombre. Por ejemplo, los Timberwolves fueron los primeros en escoger el pasado verano. Anthony Edwards apunta a jugador generacional y ha dejado grandes actuaciones en sus primeros meses como profesional, pero su franquicia es la peor de la NBA, con solo 10 victorias en 43 partidos. La historia está llena de ilusionantes proyectos que acabaron en el anonimato. Porque si perder es la mejor opción, el éxito nunca es una certeza.