Fotógrafo de arquitectura
Su ingente fondo documental quedará incorporado al Archivo Histórico del COAC
Tardíamente, nos llega la noticia del fallecimiento, en Barcelona, el pasado 16 de febrero, y a los sesenta y siete años, de Lluís Casals, el fotógrafo de arquitectura más conocido y solicitado de nuestra escena. Tarea casi anónima, por tradición, la de los fotógrafos de arquitectura. Los ha habido espléndidos; pensemos en Emil Leitner en la Alemania de Weimar, en Julius Shulman en el Nuevo Mundo, y hoy mismo en Leonardo Finotti o Nelson
Kon en Brasil. En nuestro país no hemos tenido tantos, aunque hay que recordar buenísimos trabajos al respecto de generalistas como Catalá Roca, que documentó el Grupo R; el Paco Gómez colaborador de la revista ‘Arquitectura’; Gomis o Pomés en sus memorables aproximaciones al ‘modernisme’; o, hoy mismo, parte del trabajo de José Manuel Ballester o Aitor Ortiz.
De la trayectoria inicial de un Casals adicto al blanco y negro sabemos poco, más allá de una serie irónica sobre los festejos navideños, de 1974, y de interés muy relativo, y de una instánea de sombras por los pasillos del metro, mucho mejor, a la vez cotidiana y esencial. Con razón escribe José Juan Barba que la visión de Casals del rayo de sol en el Museo Romano de Mérida, de Moneo, es una imagen inmortal. Lo son muchas de este autor lleno de seny, siempre exacto. Inmejorable registrando el catálogo de Puig y Cadafalch, del raro Josep Maria Jujol o del noucentista Pericas i Morros, documentó la construcción del MACBA, obra de Richard Meier, y un sinfín de edificios importantes de Coderch, Moragas, Bohigas, Clotet y Tusquets, Correa y Milá, Garcés y Soria, Bach y Mora, Navarro Baldeweg, Carles Ferrater, López Cotelo, Sanahuja... Su ingente fondo documental quedará al parecer incorporado al Archivo Histórico del COAC.
Entre los libros de Casals, el más iluminador, porque el periodo está poco tocado, probablemente sea el que en 2019 dedicó al Gatcpac, en colaboración con Mercè Vidal; un tema sobre el cual el año anterior ya había incidido como fotógrafo de la guía de la Barcelona racionalista de Tate Cabré. Casals capta maravillosamente los interiores, su luz, su atmósfera, por ejemplo las de la Clínica Barraquer, de Joaquim Lloret, o el Dispensario Antituberculoso ‘gatepaco’. Recordemos además su monografía de 2002 sobre el pabellón de Mies para la Exposición de 1929; su suma de 2007 sobre el ‘modernisme’ en la provincia de Barcelona; su díptico sobre las casas unifamiliares de la Costa Brava (1986) y del archipiélago balear (1990); su fotovisión de Montserrat, prologada por el padre Laplana (1998); y su ‘bestseller’, traducido a muchos idiomas, sobre la Alhambra. Su último encargo, una visión intimista de la casa-museo de Sorolla, se expone en estos momentos in situ.