La fidelidad empieza por uno mismo
‘La isla de las tentaciones’ termina su edición con otro éxito de audiencia. El programa sustituye a la seducción ‘tronista’ de ‘MYHYV’ con un nuevo discurso de la autenticidad y desarrolla referencias y lenguaje propio
final de ‘Mujeres y Hombres y Viceversa’. El universo ‘tronista’ ya es pasado, ahora triunfa la isla, con sus tentadores y su particular mundo de referencias. La ‘hoguera de confrontación’ es un lugar televisivo comparable al confesionario de ‘GH’. Allí se llega al clímax del programa, el «tengo imágenes para ti», deleite sádico del espectador▶ cuando el engañado (cornúpeta, nos atreveríamos a decir en tiempos más fáciles) observa en una ‘tablet’ lo que su novia o novio hace con otro en la piscina, mientras los compañeros le animan dándole toquecitos como si fuera a tirar un tiro libre.
Con tremendo musicón de fondo, ‘Trakatrá’, los participantes, divididos en tentadores y tentados, hablan y hablan sobre la experiencia misma de estar allí, roneantes, de ponerse en la picota del deseo. ¡Se hace metaseducción! Seducción sobre el hecho mismo de seducir, y para ello cuentan ya con una terminología propia.
En la isla no se va a ‘vivir la experiencia’ sino a ponerse a prueba. Salvo que lleven ‘coraza’, se ‘dejan llevar’ y la cosa ‘fluye’ o no fluye, para lo cual será condición necesaria que haya ‘conexión’. Esa conexión dará lugar a ‘tensión sexual’ o se quedará en bonita amistad, en alguien ‘superimportante para mí en esta villa’.
Se refina la autojustificación y no importa tanto la infidelidad hacia la pareja como hacia uno mismo. Marina, que cayó rendida ante los encantos de El lobo, recriminó sin embargo al novio su falta de autenticidad▶ quizás se equivocó, no lo niega, pero ella al menos había sido fiel a sus sentimientos, ¿podía él decir lo mismo?
Parejas
A Lola, estrella de la temporada, le reprocharon no ser ‘lineal’. Ya no se reprocha ser un
poquito pendón
La frase justificativa pasa de derrota a triunfo▶ «He sido yo en todo momento». Y esto se recalca mucho. No solo se trata de ser fiel a uno mismo (y luego ya, si eso, a la pareja), se ha de serlo constantemente, minuto a minuto, en la resaca y en la ‘poolparty’. A Lola, estrella de la edición, le reprocharon no ser ‘lineal’. Ya no se reprocha ser un poquito pendón, o tener más vicio que una garrota. ¿Fue fiel a sí misma? Sí, indudablemente. Pero de un modo cambiante.
La fidelidad a uno mismo ha acabado siendo el gran argumento en ‘La Isla’. Sandra Barneda sale de su hieratismo para apoyarlo con gestos de comprensión, y el programa se interpreta como un viaje, una experiencia de autoconocimiento. Al final todo se iguala, no hay ganadores o perdedores morales▶ el engañado o el que engaña, el que hace que se muevan las sábanas o el que se queda en ‘cucharita’, el que vuelve solo o el acompañado… todo se reduce a una misma cosa▶ ¿sentiste? ¿Y fuiste fiel a eso en todo momento? Pues entonces,
ole.